viernes, 25 de febrero de 2022

¿Como llegamos a esto?




Desde hace siglos, el hombre ha intentado desarrollar su conocimiento para acercarse cada vez más la grandeza. Pareciera que la humanidad esta siempre ansiosa de eso que llaman “grandeza” y que parece no ser mas que “poder sobre otro”.

Un largo trecho hemos recorrido desde que éramos solo pequeños grupos de humanos primitivos en cuevas hasta aquellos que construyeron pirámides… ni hablar de lo que hemos logrado desde entonces.

Aun recuerdo la primera vez que use internet, hace apenas unas décadas atrás. Aquello era la maravilla universal! La capacidad de comunicarnos o compartir cualquier cosa con cualquier persona en cualquier parte del mundo de manera instantánea solo con una computadora era algo revolucionario! Recuerdo como en aquel entonces hablábamos de la “globalización”. Se suponía que aquello nos convertiría en un a suerte de aldea global en la que ahora la idea del libre comercio, la libertad de expresión y la libertad reinarían porque ahora el poder estaba en manos de todos y no solo de unos cuantos. Pensábamos algunos, que los grandes problemas del mundo se debían a la desinformación y a la falta de comunicación. Cuan equivocados estábamos. Cuan ingenuos fuimos.

Desde aquel día que por primera vez envié un email hasta hoy, hemos avanzado tecnológicamente de una manera que difícilmente podríamos haber predicho nunca. En solo cuestión de años, pasamos a tener más teléfonos celulares que personas en el mundo. Pasamos de transportarnos en un vehículo familiar o publico a vehículos con sistemas de navegación GPS eléctricos, controlados por voz e incluso autónomos. Que alguien me corrija si me equivoco, pero estoy seguro de haber leído una noticia sobre la actual implementación de taxis voladores en un país europeo (o Dubai quizá?). Automobiles voladores. Ya existen. Hoy en día, tenemos en nuestro teléfono celular, mas capacidades y aplicaciones que toda la NASA cuando lanzó el alunizaje en 1969. Aun así, preferimos seguir siendo una manada de ignorantes.

Vivimos en un mundo lleno de pantallas táctiles, controles por voz, inteligencias artificiales, conexiones de alta velocidad, video llamadas… y aun así, cuando la gran premisa del avance de las civilizaciones se basó por siglos y siglos en la idea de que lo que nos hace grandes es la “comunicación”, hoy somos quiza una de las ultimas generaciones humanas por existir, justamente, por que no hay comunicación.

Imperios enteros se han perdido, y con ellos sus logros y avances a lo largo de la historia humana por falta de comunicación. Basta con mirar cualquier gran obra del mundo antiguo para darse cuenta. No podemos entender cómo se hicieron las pirámides de Egipto, o las impresionantes obras de las antiquísimas culturas mezo americanas desaparecidas en medio de la nada porque esas culturas y sus conocimientos fueron borradas de la faz de la tierra. No existen libros ni documentos que nos expliquen nada, y entonces preferimos creer que fue todo obra de “extraterrestres”. La verdad es quienes borraron todo fueron los poderosos. Los que ganaron guerras y se apropiaron de lo conquistado para simplemente borrarlo de la historia y así ganar “grandeza” con sus conquistas, tal y como lo hizo el ISIS en Palmira cuando destruyeron los grandes templos y las obras de arte de mas de mil años… eso es la grandeza de los poderosos.

Con la pérdida de la gran biblioteca de Alejandría, el mundo perdió al menos 5 siglos de avances y conocimiento. Es como si todo el conocimiento del mundo de 2022 se perdiera y regresáramos a solo lo que sabíamos en el renacimiento. No mas computadoras, ni medicina, ni ingeniería, ni nada… de nuevo a la época de Colón. Parece imposible verdad? Pero solo hacen falta unas cuantas bombas para hacerlo realidad… no es tan imposible como creemos.

Nuestros modernos países han permitido cosas como la quema de libros, la destrucción de obras de arte, de museos, el encarcelamiento de intelectuales, etc… y así, lo brecha que nos separa de los salvajes y los animales cada vez se hace mas angosta. Hemos permitido que nuestra supervivencia como especie y la del resto de las demás especies se ponga en peligro por algo tan absurdo como un numero en una cuenta de banco. Con un infinito de posibilidades de comunicarnos, lo único que hacemos es destruir nuestro propio entorno. Buscando riquezas, permitimos que el Amazonas se destruya irremediablemente a una tasa de cientos de hectáreas por día sin que a nadie le importe en lo mas mínimo mientras se pueda continuar produciendo productos baratos, porque eso es lo que consideramos “bienestar”.

Pensamos que trabajamos 10 o 12 horas al día y por eso “merecemos” cosas. Es casi como si “el mundo” nos debiese algo. Vivimos en un absurdo en el que resolvemos todo con un “hashtag” o publicando una banderita en símbolo de quién sabe que en nuestros perfiles de redes sociales, pero no tomamos la más minima acción para realmente ayudar o resolver nada. Vivimos en una realidad absurda en donde la gente dona millones en causas de todo tipo a organizaciones de lo que sea pero son incapaces de ofrecer un empleo a un indigente para ayudarlo a salir de la indigencia. Miramos a otra parte cuando vemos cosas que nos desagradan.

El mundo se cae frente a nuestros ojos y al parecer preferimos hacernos ciegos y adentrarnos más en burbujas falsas de realidades virtuales en redes sociales. Mientras millones de personas mueren en las calles en manos de dictaduras como la cubana, la rusa, la venezolana, la nicaragüense, la china, y cientos mas, lo único que nos preocupa es cuando podremos comprar el nuevo modelo de teléfono, que dijo la estrella del momento en twitter y como algún famoso le responde a otro.

¿De qué sirvieron los sacrificios de todos aquellos que antes de nosotros ofrecieron sus vidas, su sangre, sus vidas, para alcanzar las causas justas y la libertad, si hoy todo eso es simplemente material de “datos curiosos de la historia” que cualquiera cita como contenido de relleno en twitter?.

¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI, cuando tenemos naves de exploración en Marte, aceleradores de partículas, inteligencias artificiales y la capacidad de comunicación más avanzada jamás en la historia humana, puedan existir dictaduras como la China?.

¿Cómo podemos simplemente sentarnos a ver como millones de ucranianos son masacrados por Rusia mientras piden ayuda al mundo que simplemente se limita a ver y a hacer declaraciones “políticamente correctas”?

¿Cuándo perdimos la perspectiva de que TODOS somos humanos, habitamos el mismo planeta, tenemos los mismos derechos y que ante todo deberíamos ser solidarios?

¿Con qué moral hablamos hoy de las barbaries nazis, o de las invasiones mongolas, o de las masacres de las guerras mundiales? ¿No estamos acaso haciendo exactamente lo mismo, o incluso peor? Basta con ver cómo prácticamente todo el continente americano le ha cerrado la puerta a los migrantes venezolanos que tratan de escapar de la dictadura más asesina del continente en el último siglo y solo nos señalan como una “plaga”. Me pregunto, ¿qué quieren decir con eso? ¿Quizá que los venezolanos deberían quedarse en Venezuela y morir en manos del narco régimen para así no “afear” el panorama de los países de ensueño latinoamericanos y darles entonces la oportunidad de solidarizarse poniendo un hashtag de “Pray for Venezuela”?… por favor…

Cientos de miles de cubanos prefieren morir en medio del mar que seguir sufriendo en Cuba. Cientos de miles de sirios son masacrados por una dictadura asesina desde hace décadas. China es la dictadura más opresiva del mundo desde hace décadas, y el mundo sólo ha reaccionado comprando sus productos baratos y pidiéndoles dinero. Parece que tener dinero te convierte en un gran presidente, o en un intelectual genial, aunque tu moral sea una vergüenza para la humanidad. Si tienes dinero, se te acepta todo, incluso, que invadas y destruyas un país entero.

Hoy Nadie ayuda ni ayudará al pueblo sometido chino. Tampoco al cubano, ni al nicaragüense, ni al venezolano, ni a nadie. Parece que la suerte de los hermanos ucranianos que hoy son masacrados a sangre fría no será muy diferente a la del resto del mundo pobre. Está claro que lo único que importa es el dinero. Y pensar que durante siglos hubo gente que por defender la libertad dio su vida, como Bolivar, Mandela, Miranda, y millones de personas cuyos nombres no están en ningún libro… Que vergüenza con ellos… ¿qué pensarían de nosotros si nos vieran hoy?

He visto al presidente de Ucrania,
Volodimir Zelinskyy, que antes de ser presidente era comediante, demostrar una valentía que me mueve el alma. Mientras el mundo entero y sus flamantes gobiernos de potencias mundiales, como les llaman, aseguraban que Zelenskyy debería abandonar la capital y refugiarse con su familia ante el inminente ataque de las tropas rusas, pues este presidente, vestido con chaleco y casco militar no solo ha permanecido en su gobierno, sino que esta dispuesto a pelear fusil en mano para defender su país, mientras cientos de miles de otros civiles ucranianos se unen al ejército para defender su patria, aun sabiendo que serán aplastados por el enemigo desalmado ruso. ¡Cuánta dignidad y fuerza nos demuestran los ucranianos hoy!… que lamentable que deban hacerlo en la insondable soledad del ruido de explosiones de muerte sin el apoyo de absolutamente nadie, porque el mundo solo mira desde lejos y publica banderitas en sus redes sociales. Serán millones las familias que quedarán devastadas por la tragedia de sus amados miembros asesinados defendiendo su patria. Serán millones los héroes que perderán sus vidas en una batalla en la que no tienen posibilidades de ganar más que la admiración por su coraje y amor a los suyos. “Nos encontrarán dando la cara. Nunca verán nuestras espaldas en esta batalla en la que nos han dejado solos” ha declarado el presidente Zelenskyy en rueda de prensa mientras yo le escuchaba con lágrimas de admiración y de impotencia en los ojos.

Nunca habrá justificación para una guerra. Mucho menos en nuestros tiempos. Pero ver al pueblo ucraniano entregar sus vidas por defender el ideal de la justicia, la dignidad y el honor de su país y su gente no puede menos que conmoverme en lo más profundo. Siento que cada uno de ellos es un héroe y un ejemplo de dignidad a seguir, mientras que el resto del mundo es hoy la representación de la vergüenza y la decadencia humana. Vergüenza.

Me parece increíble ver cómo ante esta nueva masacre humana, los países poderosos que pueden hacer algo simplemente se sienten a discutir sobre intereses económicos, impacto en bolsas de valores, desplome de acciones y demás sin sentidos en lugar de hablar de cómo ayudar a detener una guerra que por minuto significa miles de familias inocentes asesinadas, desplazadas, destruidas…

¿Cuándo dejamos de ser importantes las personas? ¿Cuándo dejamos de ser empáticos y nos convertimos en seres sin conciencia de que lo que sucede en el mundo nos afecta a todos? ¿Para eso han servido los siglos de avance, de ciencia, de tecnología, de descubrimientos y de historia? ¿A esto es lo que hemos llegado? ¿No hemos acaso aprendido nada?

Estas palabras, como casi todo hoy en día, pasaran desapercibidas. Serán olvidadas incluso por usted que me lee y quizá esté de acuerdo conmigo. Tras una hora, o mucho antes después de haber leído esto (si es que lo leyó hasta acá) lo habrá olvidado y seguirá con su día, lleno de posts de instagram o chistes de oficina. Quizá se queje del precio de la gasolina o de lo caro que es el nuevo iPhone… tal vez alguno se tome el tiempo para criticarme y asegurar que soy un idiota y que estoy equivocadísimo… no faltará quien saque algún dato de wikipedia y me escriba incluso con ínfulas de historiador europeo o analista letrado de las realidades rusas y ucranianas para “corregirme” algún dato buscando un segundo de notoriedad si le respondo… y nada más pasará… mientras tanto, cientos de hectáreas del Amazonas seguirán siendo devastadas para siempre, miles de ucranianos morirán irremediablemente en manos del ejército invasor ruso, millones de niños chinos y africanos serán esclavizados, otros cientos de miles serán asesinados en cárceles del las dictaduras en el mundo y varios millones más serán desplazados por simplemente ser quienes son… un día, no muy lejano, llegará esa gran guerra que será la última, y nos preguntaremos cuando veamos la estela de los misiles en el cielo, ya inminente nuestra muerte, “¿cómo llegamos a esto?”, pero ya será demasiado tarde. Llegamos a eso por nuestra indiferencia.







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