lunes, 21 de mayo de 2018

EL DIA DESPUÉS...


El “dia después” es eso que temen tanto los políticos, y por qué no, muchísimos de los ciudadanos de cualquier país cuando hay elecciones.

Hay quienes temen que el tiempo en sus cargos se acabó. Hay quienes entienden que sencillamente es hora de cambiar. Hay quienes piensan que habrá cambios, como casi siempre hay, y hay quienes aspiran que las políticas se mantengan.

Ningún país escapa de esa sensación a veces placentera para el que gana, como de despecho moral para el que no. Yo lo he vivido en carne propia en mi país natal, Venezuela, y en mi país adoptivo, EE. UU.

Pero lo que he podido notar, muy personalmente, es que, en la mayoría de los países (democráticos y funcionales al menos) la tensión no pasa de ser sencillamente una cuestión de adrenalina. Me explico: No importa quien gane, el resultado es el que es. Difícilmente veremos a un candidato de Canadá, o de Alemania, o de España, o Francia, insinuando al día siguiente que el ente rector hizo trampa. Ni siquiera en EE. UU. donde, muchos piensan que se impugnó el resultado Trump- Clinton, lo cual es equívoco. En EE. UU. lo que se ha dicho es que Rusia tuvo injerencia en las elecciones al manipular la decisión de los electores, pero NADIE ha hablado de que el colegio electoral hizo trampa o fraude. Eso A NADIE le pasa por la cabeza siquiera. Supongo que eso es lo que se llama comúnmente “confianza en las instituciones”. Esa confianza se construye con sencillamente “legalidad”, es decir, con el CUMPLIMIENTO de las leyes.

Sin embargo, vemos en el caso de países en desgracia, como la cosa funciona al contrario. Recientemente, Cuba pasó el mando de los hermanos Castro a otro personaje. Sencillamente “uno más”. Un personaje que seguirá la tradición de los dictadores cubanos, o quizá, la empeore, lo cual no deja de ser nunca una posibilidad. NADIE puede hablar de que en Cuba hay democracia hoy día. Ni los mismos amigos del régimen castro comunista se refieren a Cuba como un ejemplo de democracia. Ni siquiera Nicolás Maduro se ha atrevido a llamar “democracia” al régimen cubano.

Caso similar sucede con Nicaragua, donde el misógino dictadorzuelo al mando del gobierno ha realizado cualquier cantidad de violaciones a la constitución, y de manera tan reiterada, que cuelga de un hilo su propio poder. Las Fuerzas Armadas han separado su apoyo al mismo. Mientras escribo estas líneas, no ha sido ni derrocado ni ha renunciado, pero se espera que en cualquier momento alguna de las dos cosas suceda.

Hablando de esto, Venezuela, ha realizado las elecciones quizá mas controvertidas en la historia del continente. Sin embargo, no han logrado engañar esta vez con su falso velo de democracia a nadie, y muy al contrario, han ganado no solo el repudio y el señalamiento de la comunidad internacional, sino que se han apretado mas la soga al cuello mientras bailan sobre la silla del cadalso.

Haciendo un recuento sobre las condiciones en las que la democracia de Venezuela se ha deteriorado desde la llegada al poder de Hugo Chávez en 1998, nos damos cuenta de que el modelo que al parecer el gobierno ha seguido va muy mal encaminado para la época globalizada de hoy día.

Si bien es cierto que Venezuela ha sido una suerte de bastión continental y referente mundial en alguna época cuando se hablaba de democracia, no es menos cierto que de esa época ha pasado hace casi una década.

Señalando que las elecciones realizadas desde 2012 en adelante, y obviando las innumerables irregularidades que antes de eso se han denunciado, no existe en el país caribeño NI UN SOLO EVENTO ELECTORAL que no este manchado con la sombra del fraude.

En 2012, cuando el presidente Chávez moría de cáncer en una cama en Cuba, sin contar con la salud necesaria para optar al cargo de presidente, incluso así, fue lanzado como candidato a la presidencia por tercera vez.

Fueron innumerables las denuncias por parte de la oposición, en las que se destacaba el hecho de que el presidente NO PODÍA EJERCER debido a su deplorable estado de salud y su inminente carácter de paciente terminal. Esto no solo fue descartado por el Consejo Nacional Electoral (CNE) y desmentido por el gobierno interino de Nicolás Maduro, sino que se llegó incluso a presentar al candidato Chávez en maratónicos eventos para demostrar su entredicha fortaleza. Meses después nos enteraríamos de que aquello era proeza de cocteles de calmantes y drogas en cantidades casi prohibidas. Aunque la oposición venía denunciando que la salud del presidente estaba en un deterioro que le impedía gobernar por casi un año, no hubo manera de que ente alguno se avocara a tomar cartas en el asunto. Incluso, se juraba que Chávez estaba mas sano que nunca y que todo era solo inventos de la oposición.

El colmo de esta actitud llegó cuando Chávez se hospitalizó en Cuba para una operación y estuvo “oculto” de los medios y de todos por 4 meses sin que nadie lo viera ni se supiese de su condición. Los decretos presidenciales, se empezaron a “firmar digitalmente” desde Cuba. A ese nivel de absurdo se ha llegado en Venezuela. Esta situación se extendió por meses. Finalmente el mismo Chávez anunció que padecía de un cáncer muy agresivo, pero aseguró que ya estaba sano, operado y en recuperación. Volvería a Venezuela por un tiempo.

Ya veníamos de una gran violación al derecho fundamental de los venezolanos a ser gobernados por alguien sano. Pero ante la inminente llegada de un final fúnebre, y para evitar que el candidato muriese ANTES de las elecciones, pues el CNE decidió “adelantar” las elecciones que debían realizarse en Diciembre de ese año, a Octubre. Días después de ganar aquellas elecciones, el presidente Chávez se fue a Cuba nuevamente a continuar un supuesto tratamiento del que no regresaría jamás. Meses después, el encargado, Nicolás Maduro, anunciaba la muerte del golpista que ejercía de presidente de manera INCONSTITUCIONAL, puesto que no estuvo presente el 10 de enero de 2013 para su juramentación, detalle que el CNE y el TSJ obviaron por completo y admitieron que el enfermo se juramentara vía “cuando estuviese bueno y sano”, a pesar de que en campaña se había asegurado que el candidato estaba “perfectamente bien”. Los argumentos para violar cualquier reglamento se basaron en aquel entonces en que Chávez vivía una situación “sobrevenida”.

Tras la declaración de muerte del militar doble golpista, el CNE apuró un proceso de elecciones para definir el nuevo presidente. En abril de 2013, el resultado de las elecciones entre Nicolás Maduro y Henrique Capriles dio como ganador a Nicolás Maduro, del partido oficialista de Chávez y partido predominante en el gobierno. La separación entre ambos candidatos fue de apenas 1%.

Ese proceso eleccionario fue particular, puesto que Nicolás Maduro no era el favorito a ganar dicho proceso, a un punto tal, que a las 5 pm, los puntos ilegales de campaña del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) situados prácticamente en las puertas de los centros electorales, se habían retirado en silencio, puesto que se sabía extraoficialmente que la oposición ganaba al menos por 8 puntos de ventaja. Sorpresivamente, a las 2 am del día 14 de abril, Tibisay Lucena, presidenta del CNE anunciaba a Nicolás Maduro ganador por un estrecho margen de apenas 100 mil votos. Mágicamente, entre las 6 y las 9 pm, hora a la que debían ya estar cerrados los centros de votación, Maduro había logrado remontar mas de 2 millones de votos que lo hacían ganador. El fraude fue obvio y denunciado por toda la oposición. Aún así, el CNE desatendió TODAS LA PRUEBAS DE FRAUDE y los reclamos contra los resultados y proclamó a Nicolás Maduro como ganador.

2014 fue el año en el que la oposición comenzó a unificarse en un bloque monolítico que tuviese la fuerza para enfrentar al gobierno malandro.

En 2014, ante la crisis tan marcada, la escasez y la inflación, la sociedad y los dirigentes de oposición se lanzaron a protestas de calle exigiendo la salida del fraudulento presidente y su gobierno. Dichas protestas duraron mas de 4 meses, dejando un saldo de al menos 43 muertos, 5.285 heridos y unas 3.689 personas detenidas, entre esos, grandes dirigentes de oposición como Leopoldo López. Ni un solo representante o personero del gobierno o del PSUV fue detenido. Ni siquiera aquellos a los que se les comprobó con video en mano haber cometido crímenes de lesa humanidad.

Meses después, la oposición aceptó entonces sentarse en una mesa de diálogo con el gobierno para tratar de encontrar por medio de algún acuerdo político una salida a la situación y así evitar más muertes. Esas reuniones de diálogo no prosperaron en nada. Ciertamente, los políticos venezolanos de oposición son profundamente demócratas, y sus planteamientos y propuestas pasan por ser ante todo, justas, apegadas a la ley y a la institucionalidad. Bajo esos preceptos, sus propuestas no han funcionado, puesto que, a diferencia de otros países, en Venezuela, no hay estado de derecho y las leyes y su ejecución están secuestradas por una banda de narcotraficantes. Las reglas de juego no son las mismas. De ahí que cualquier acuerdo o proceder sea el equivalente a una mujer golpeada y amarrada encerrada en un cuarto que piensa que por medio de un diálogo evitará que 5 malandros drogados la violen. Esa es exactamente la situación en la que Venezuela se encuentra hoy día. El país es la mujer, y los violadores son el gobierno. El cuarto, es la comunidad internacional ciega que no interviene alegando que hay que respetar la privacidad.

Llegado el 2015, se presentó la oportunidad de oro para la oposición venezolana al llegar el momento de las elecciones para Asamblea Nacional (AN), y llegado dicho proceso, el pueblo venezolano habló con voz contundente, levantándose por encima del fraude de una manera tan avasallante que logró arrancarle el poder de la AN al narco régimen, alzándose con la mayoría calificada de 113 diputados, o lo que era igual a las 2/3 partes de los curules. Con dicho poder, la AN tenía el poder de controlar al gobierno y hacer cumplir las leyes. Pero días antes de tener que entregar el poder a la AN recién electa, la AN derrotada, de mayoría oficialista, realizó un nuevo fraude, ratificando poderes como el CNE, y nombrando nuevos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de manera “express”. Un proceso que por ley debía realizarse en al menos tres meses, fue realizado a dedo por la AN oficialista saliente en apenas 3 días, colocando en los cargos a personajes como Maikel Moreno, militante del PSUV y convicto en 2 oportunidades por asesinato como presidente del Tribunal Supremo. Pocas veces se ha visto en la historia un caso como ese, en el que un dos veces asesino convicto presida el máximo órgano judicial de un país.

Cuando la AN electa por mas de 14 millones de venezolanos en elecciones tomó el poder de sus cargos, el 6 de enero de 2016, de manera inmediata, el TSJ ilegal decretó, de manera ilegítima y fuera de sus funciones, que 3 diputados del estado Amazonas, opositores, debían ser desincorporados de la AN por “sospecha de fraude electoral”, utilizando como argumento una supuesta grabación de una secretaria, en la que se decía que el gobernador de Amazonas había pagado a electores para que votaran por los diputados.

Aunque esa competencia era del CNE, el organismo no se pronunció, sino semanas después, ahora blandiendo ordenes AL COPIA Y CALCO de 4 tribunales civiles en los que se ordenaba la destitución inmediata de los diputados por gozar de las mismas denuncias exactamente iguales en 4 estados diferentes. El CNE hizo eso aún a sabiendas de que ningún tribunal civil tiene competencias en lo electoral, por lo que se ordenó a la sala electoral del TSJ pronunciamiento. Apenas horas después de esto, el TSJ se pronunció, nuevamente, a favor de la destitución de los diputados, y declaró, además, inéditamente, a la AN en “desacato” (figura judicial que no existe en la legislación venezolana) hasta que se desincorporarán a los diputados imputados. Esto, fue no solo el desenmascaramiento de la dictadura, sino que además sería la mecha que encendería lo que vendría.

En búsqueda de ser reconocidos como poder legislativo legítimo, la directiva de la AN introdujo una solicitud de amparo ante el TSJ en la que se exigía la inmediata investigación de las imputaciones hacia los diputados y un pronunciamiento sobre las mismas. Dicho pronunciamiento o investigación jamás llegaron. Es así como a mediados de 2016, la AN desincorporó oficialmente a los diputados imputados para entonces eliminar formalmente la figura de “desacato” que el TSJ ilegitimo había puesto sobre el organismo. Aún así, el gobierno sigue, aún hoy, insistiendo en que la AN está en desacato y la desconoce. Varios diputados, como Mazuco o Gilber Caro, están presos a pesar de gozar de inmunidad parlamentaria.

2016 estaría lleno de protestas por meses, y la crisis, la inflación y la escasez se acrecentaron de manera exponencial. Durante ese año, la AN demostró que Nicolás Maduro tiene doble nacionalidad, lo cual lo inhabilita como presidente, por lo cual declaró su retiro del cargo, pero como era de esperarse, el TSJ declaró “incompetente” a la AN en esa materia y lanzó un ultimátum en el que se PROHIBÍA VOLVER A HABLAR DEL TEMA con pena de encarcelamiento a los diputados. Fue entonces cuando la AN decretó la disolución del TSJ por tener ilegitimidad de proceso y origen, aunado a que al menos 7 de los 13 magistrados nombrados por el gobierno, no cumplían con los requisitos mínimos para ejercer tales cargos. Se hizo el proceso como manda la ley y se instauró un TSJ con magistrados legítimamente nombrados por la AN, órgano al que le corresponde realizar dichos nombramientos. Inmediatamente el gobierno comenzó a apresar a los magistrados legítimamente nombrados, obligando al TSJ legitimo a exiliarse en otros países. De ahí que se hable de los dos TSJ. Uno legitimo y constitucional, y otro fraudulento e ilegal en ejercicio de la mano del narco régimen.

Adicionalmente, el CNE obvio las elecciones a gobernadores que debían realizarse en diciembre de ese año. Sin más excusa que “no tenemos presupuesto” se robó la oportunidad de revocatorio y además se le impuso al país que los gobernadores permanecerían en sus cargos “hasta que se pudiesen hacer elecciones”.

Fue entonces cuando la oposición, siempre transitando el camino legal y constitucional, optó por activar el proceso REVOCATORIO contra el dictador.

Se recolectaron las firmas necesarias, se hizo cada paso como lo establece la ley y la constitución, pero el CNE y el TSJ hicieron lo suyo para evitar que dicho proceso se llevara a cabo, hasta lograr finalmente robar el derecho de los venezolanos a ejercer su derecho constitucional de revocar un mandato. Esto, nuevamente llevaría a las calles al pueblo venezolano. Casi un año de luchas por el restablecimiento de la democracia se gastó en 2016. Podemos resumir ese año en toma de la AN, remoción de la presidencia por doble nacionalidad, revocatorio, llamado a elecciones de gobernadores, protestas y giras internacionales denunciando la inconstitucionalidad del régimen y el asalto a los poderes constitucionales.

Llegado 2017, las protestas se hicieron mucho más fuertes que las de 2014.

Nos relata Wikipedia:


“La crisis constitucional de Venezuela de 2017 se produjo por la "ruptura del hilo constitucional" en ese país, a raíz de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) dictara la decisión 156 mediante la cual se atribuyó a sí mismo las funciones de la Asamblea Nacional (AN) y extendiera los poderes del presidente Nicolás Maduro, lo cual originó una nueva oleada de protestas. Al momento de darse las sentencias, la reacción de la Asamblea Nacional, así como de varios organismos de la región, fue mayoritariamente negativa. Algunos calificaron dichas acciones como un "autogolpe de Estado" y que se estaba disolviendo a la AN, lo que suscitó protestas en Caracas y otras ciudades del país. 


En Venezuela, el índice inflacionario correspondiente a este periodo ―según estimaciones privadas― habría sobrepasado el 500 %​, mientras que en los últimos tres años de gobierno de Nicolás Maduro, en el país habían sido asesinadas 81.334 personas,​ sumando así 287.926 muertes violentas en el país durante el gobierno de la revolución bolivariana.” 

Las protestas de 2017 dejarían el lamentable saldo de 157 muertos y mas de 12.000 detenciones.

El ahora reconocido “narco gobierno” contaba con sanciones sobre al menos 14 de sus funcionarios por violaciones de derechos humanos y nexos con el narcotráfico, decidió sentarse en una mesa de diálogo nuevamente luego de que Thomas Shannon, representante de EE.UU y el enviado del Vaticano Monseñor Celis, intercedieran entre gobierno y oposición como mediadores para buscar una solución política dentro de los marcos democráticos.

Los diálogos se extendieron, y al final, ningún acuerdo fue logrado. La oposición exigía la liberación de presos políticos, la apertura de un canal humanitario de alimentos y medicinas, reconocimiento de la AN y elecciones libres y transparentes, con un nuevo CNE.

El narco gobierno, con los sobrinos de la pareja presidencial ahora presos en New York tras haber intentado ingresar casi una tonelada de cocaína de alta pureza a los EEUU, y con el vicepresidente, Tarek El Aissami señalado como uno de los principales narcotraficantes del mundo por parte de la DEA, no accedió a ninguna de las condiciones exigidas por la MUD (Mesa de la Unidad Democrática) por lo que la oposición se retiró de los diálogos. El narco régimen, por su parte, en cambio, decidió llamar a un proceso constituyente.

Llegado este momento de 2017, Venezuela contaba con índices hiperinflacionarios cercanos al 800%, al menos 90% de desabastecimiento de medicinas, 80% de desabastecimiento de alimentos y la tasa de muertes violentas más alta del mundo.

La fiscal general de la república, Luisa Ortega Díaz, miembro del PSUV y parte del régimen, declaró que las fuerzas de seguridad habían violado los derechos humanos de los protestantes durante 2017 y que el llamado a constituyente era inconstitucional, lo cual le valió el cargo un mes después.

El proceso de constituyente se realizaría en tiempo récord. El CNE que no había podido procesar la recolección de 200.000 firmas para activar el referendo revocatorio en un año completo durante 2016, y que había dicho no tenía presupuesto para realizar las elecciones de gobernadores, en solo un mes logró poner en marcha TODO para realizar NO LA CONSULTA de referendo constituyente, sino que se saltó este paso del proceso y fue DIRECTAMENTE a la ELECCIÓN de constituyentistas. La oposición, la comunidad internacional y la AN declararon que dicho proceso era ilegal y fraudulento.

Debido a que el proceso constituyente era ilegal, la oposición realizó, 15 días antes de las elecciones a ANC un referendo consultivo en el que se preguntó al pueblo venezolano si rechazan la asamblea constituyente impulsada por Maduro, si pedían a la Fuerzas Armadas que protegieran la Carta Magna vigente y si aprobaban la remoción de los titulares de los Poderes Públicos, acusados de servir al chavismo; se pidió en ese referendo la celebración de elecciones y la conformación de un gobierno de unidad nacional. 98% de mas de 7 MILLONES de venezolanos, rechazó el llamado a constituyente y aprobaba la propuesta de un nuevo gobierno tras un adelanto de elecciones libres y transparentes. Sin embargo, esta elección y sus resultados fueron obviados por el narcogobierno, que siguió con su afán de elecciones constituyentistas ilegales hasta lograrlo. El CNE anunció que habían votado a favor de la constituyente, más de 8 mm de electores.

Smartmatic, empresa detrás de la plataforma electoral venezolana por más de 15 años, denunció que los resultados arrojados por el CNE respecto a la participación en el proceso de elección de constituyentistas, era manipulado y falso. Debido a esto, el CNE rompió relaciones con la empresa y entregó la concesión y manejo de la plataforma a la empresa GIS XXI, dirigida por el ex ministro de Chávez, Jesse Chacón.

Instalada ahora la constituyente fraudulenta, se decretó que dicha junta ilegal gozaba de “SUPRAPODERES” y que nadie podría contradecir sus decisiones. Fue así, como entre las primeras decisiones tomadas por dicha junta, se destituyó de su cargo a la Fiscal General Luisa Ortega, quien apoyaba que la designación de los magistrados del TSJ era fraudulenta, y fue reemplazada por Tarek William Saab, fanático defensor del régimen que por el contrario, aseguraba que el TSJ express era legítimo.

Apenas unos días después de este trance, el fraudulento CNE llamó a adelantar elecciones de alcaldes y anexó a este proceso el de gobernadores, asegurando que cumplía así el “mandato” de la SUPRAPODEROSA ANC ilegal recién instalada. La situación de estas elecciones fue tan irregular que hubo al menos UN MILLÓN de electores que fueron “migrados” de sus centros electorales 48 ANTES DE LA ELECCIÓN, e incluso, el mismo día. Esta fue una sola de las más de 300 irregularidades denunciadas y completamente obviadas por las autoridades gubernamentales. Andrés Velázquez, gobernador de oposición electo en el estado Bolívar, denunció el fraude cometido contra él para robarle el triunfo. Con las catas en la mano emitidas por las mismas maquinas del CNE demostró que había ganado las elecciones. Sin embargo, el CNE proclamó ganador al candidato del oficialismo y las denuncias de Andrés Velázquez, con prueba en mano, fueron desestimadas tanto por el CNE como por el TSJ hasta hoy día.

Se instaló así, con una estructura inconstitucional y fraudulentamente un sistema de gobierno en el que el narco régimen sencillamente regenta con una ANC fraudulenta, un ilegitimo TSJ y una ilegal Fiscalía General, para establecerse entonces como un gobierno completamente al margen de cualquier institucionalidad.

La OEA, la ONU, e incluso el MERCOSUR, retiraron su apoyo al narco régimen que cada vez se ha ido aislando más. Sanciones por parte de la Oficina del Tesoro de EEUU contra personas del narco gobierno han congelado cuentas personales y propiedades a personeros corruptos, lo cual al parecer ha puesto al régimen contra las cuerdas, haciéndolo chillar, mientras señala que las sanciones perjudican “al país”, lo cual deja en evidencia la corrupción, puesto que los bienes y cuentas congeladas son PERSONALES, y no del estado venezolano ni prohíben negocios de materia humanitaria, como adquisición de medicinas o alimentos.

Ahora, tras estos hechos, la ANC “ordenó” que se adelantaran las elecciones presidenciales bajo las condiciones que el narco gobierno considerara convenientes. La oposición decidió que dicho llamado era para brindar un nuevo velo de democracia a un régimen asesino e ilegitimo. Sin embargo, algunos “opositores” decidieron acudir al llamado, contraviniendo la decisión de la oposición organizada a no legitimar dicho fraude.

Freddy Guevara, diputado de la AN y ex primer vicepresidente de la misma, ha debido pedir asilo en la embajada de Chile en Caracas porque el narcogobierno ha decidido encarcelarlo. Antonio Ledezma, alcalde Mayor de Caracas, electo con casi un millón de votos y siendo el alcalde electo con mas votos en la historia de Venezuela, estuvo preso por el gobierno hasta que a mediados de 2017 logró fugarse con la ayuda de miembros de los mismos organismos de seguridad del estado que disienten con el actuar del mismo.

El pasado 20 de Mayo de 2018, a apenas horas de haber comenzado el proceso de votación en el que solo participó el narco régimen con su narcotraficante candidato a la reelección y dos candidatos más repudiados por la oposición democrática, el fraude estaba ya cantado. A las 10 am, un personero de gobierno aseguraba que al menos 2.5 millones de electores habían ya sufragado, incluso, cuando los medios nacionales e internacionales reportaban la ausencia de electores en centros de votación a nivel nacional.

A diferencia de procesos anteriores, la comunidad europea y EE. UU. monitorearon de primera mano el desarrollo de este proceso, y dieron fe de que hubo al menos 82.4% de abstención. Sin embargo, el CNE aseguró en la noche, a tempranas horas (caso curioso, puesto que siempre tarda más de 8 horas en procesar sus cómputos) que la participación había sido de casi 50% del padrón electoral y que el candidato narcotraficante había obtenido más de 5 millones de votos, resultando ganador de la contienda. El padrón electoral fue de poco mas de 20 millones de electores, según el CNE.

Por su parte, los candidatos vencidos, supuestamente opositores, gritaron fraude y pidieron repetición del evento electoral, que se sabía desde meses antes a su realización, sería solo la puesta en escena de un fraude descarado.

Sin embargo Venezuela demostró con su abstención en esta pantomima de elecciones fraudulentas que buscaban convalidar a los narcotraficantes, que ya la conciencia del pueblo esta desspertando. El mundo entero hoy desconoce no solo el resultado de la farsa, sino que ahora vendrán nuevas sanciones y acciones por parte de la comunidad internacional que por fin comienza a ver hacia Venezuela como un país en problemas, secuestrado por una mafia narcotraficante y terrorista que necesita ser salvada.

Lamentablemente, como en el caso de la mujer desnuda, golpeada y amarrada rodeada de violadores drogados en un cuarto cerrado, Venezuela no puede defenderse por si misma, y necesita encarecidamente la ayuda de alguien que pueda salvarla. No es cuestión ya de dignidades patriotas absurdas. Es cuestión de humanidad. Hoy, Venezuela necesita la ayuda internacional para salvarse de sus secuestradores, y esa ayuda ya empieza a aparecer. Y empieza a aparecer, justamente porque la oposición democrática y organizada ha llevado la voz, el grito de auxilio, las pruebas y las denuncias por el mundo entero haciendo que los ojos de las naciones miren hacia el caribe. Merecen especial reconocimiento los millones de venezolanos que marcharon y protestaron por cientos de días exigiendo la libertad del país e hicieron que muchos voltearan a mirar nuestro tricolor. Merecen reconocimiento igualmente aquellos que han llevado la voz de todos a los escenarios mundiales. Sería muy injusto negar el importantísimo papel que la organización opositora y democrática ha significado en este juego en el que los narcos tienen armas, dinero, cero escrúpulos y van en contra de un pueblo cuya única arma es el voto y unos cuantos escudos de cartón para parar balas y tanquetas. Honor a quien honor merece. Al parecer, y por los vientos que soplan, la oscuridad está a punto de ser quebrada. Fuerza y Fe!

jueves, 17 de mayo de 2018

ABTENCIÓN O VOTACIÓN?


Me parece que opinar es una suerte de exposición de los puntos de vista y consideraciones acerca de un tema que cada uno propone en un momento dado. De ahí, que las opiniones puedan cambiar. Es en el debate donde justamente los contextos se intercambian y nutren de experiencias de otros para darnos cada vez mas una idea mas general y heterogénea sobre las cosas, puesto que la verdad tiene miles de interpretaciones. No es entonces con animo de ofender ni criticar a nadie mi escrito.

Sin mas preámbulo, comienzo a exponer mi posición sobre el dilema actual que representa para el venezolano el hecho de participar o no en las venideras elecciones, en prácticamente horas desde que escribo esto.

Nuestro país, de larguísima tradición democrática, ha establecido, en los últimos 20 años, una suerte de idolatría por el sufragio. Nos jactamos de ser el país con mayor democracia en el mundo, aunque esta afirmación, en la realidad, está bastante lejos de ser verdad.

Partamos desde la idea de “democracia”. Este sistema basa su filosofía en que el poder reside en la mayoría, en el pueblo, que expresa por medio de votaciones su preferencia al momento de tomar decisiones para su propio futuro, ya sean elecciones de gobernantes, como consultas sobre cambios o implementación de leyes y normas, etc. La mayoría decide.

Pero este concepto, es solo una utopía, puesto que, en la práctica, solo unos pocos manejan a las masas. Aunque el pueblo supuestamente “elije”, las opciones a elegir son previamente “filtradas” por una élite, que propone quienes son los que pueden ser candidatos para la elección, y dependiendo del poder económico que tenga este u otro candidato, su imagen colectiva se nutre para obtener la simpatía de muchos o no. La verdad, es que sigue siendo una cúpula la que elije a quien elegiremos.

En el año 1998, el presidente Chávez fue electo con 3.673.685 votos, lo cual representaba para el momento el 56,2% del padrón electoral, aunque la población del país era de 23.57 millones de habitantes. Entonces, el presidente fue electo por poco mas del 15% de la población, lo cual nos dice que al menos 60% de la población, si consideramos que no todos estaban en edad de votar, NO ELIGIÓ. Entonces, el concepto de elección de la mayoría, falló.

Buscando resolver este dilema, algunos países han optado por realizar elecciones de varias vueltas, en las que se aseguran que al menos el 51% de los HABITANTES voten. Hasta que esa mayoría no hable, se siguen repitiendo las vueltas electorales. Aunque eso no resuelve el caso de las elites o de los abstencionistas, al menos parece estar más acorde a la idea de que la mayoría se manifieste.

Pero para que la democracia, que es imperfecta, funcione, se necesitan tener ciertos elementos concretos muy bien definidos y establecidos. Entre esos elementos contamos por ejemplo que el órgano regente que realiza las elecciones debe ser IMPARCIAL (CNE), para evitar la duda sobre favorecimiento a una u otra parte. El proceso debe ser AUDITABLE, para garantizar que los resultados son reflejo de lo que los electores han decidido. Debe existir un organismo tercero que pueda canalizar, gestionar y aplicar los correctivos necesarios en caso de tener que tomar acciones si se demostrase que el regente ha fallado en sus funciones (como la sala electoral del TSJ), y debe haber un órgano responsable de que la ley y el orden se mantengan apegados a la constitución (FANB).

En el caso de Venezuela, y sus venideras elecciones, ninguno de esos requisitos se cumple. De ahí que los sectores de oposición pidan abstención en el venidero proceso, lo cual es perfectamente entendible, y me atrevo a decir, acertado. Explico la situación basándome en varias hipótesis, a las que pido al lector, preste mucha atención y análisis.

En primer lugar, las elecciones presidenciales, por constitución, deben realizarse en diciembre, lo cual perfectamente puede ser adelantado si se llega a un acuerdo político. Sin embargo, el gobierno y la oposición NUNCA llegaron a tal acuerdo.

Si miramos unos meses atrás, los famosos “diálogos de República Dominicana”, no fueron refrendados por la oposición debido a que el gobierno, como es costumbre, no cedió en ninguna de las solicitudes de la disidencia. Pero, ¿de que hablamos cuando nos referimos a “garantías electorales”?.

Bueno. Una garantía electoral se refiere a que las condiciones optimas para realizar una elección se cumplan. Eso implica, por ejemplo, que el candidato de gobierno, no use fondos públicos para financiar su campaña, puesto que es ilegal. Implica que el órgano regente, sea imparcial, es decir, que el CNE no tenga tendencia política. Implica que ningún candidato tenga doble nacionalidad o antecedentes penales. Que el ejército a cargo de resguardar el proceso sea imparcial y se limite a funciones de resguardo electoral y no a proselitismo o favorecimiento a un sector. Que no se encarcele a dirigentes solo por ser de oposición, ni que se criminalice la protesta, que no hayan presos políticos ni inhabilitados, etc.

Ahora bien. Veamos. En diciembre de 2015, la oposición ganó 113 escaños de la Asamblea nacional, logrando la mayoría calificada y absoluta en el órgano legislativo. Horas después de la proclamación del triunfo, el CNE admitió una orden del TSJ, nombrado ILEGITIMAMENTE por la AN saliente, violando todo proceso para dichos nombramientos, en la que se solicitaba el retiro del cargo a los diputados del estado Amazonas por presuntos hechos ilícitos durante la elección. De esta manera, el gobierno logró quitar la mayoría calificada a la AN de manera ILEGAL, por medio de un TSJ ILEGITIMO y un CNE parcializado. No siendo esto suficiente, el TSJ declaró a la AN en DESACATO, término inédito e inexistente en toda legislación venezolana, e instó a los demás poderes a desconocer cualquier decisión que esta AN tomara. En otras palabras, la inhabilitó.

Llegado el 2016, la oposición inició el proceso de recolección de firmas para solicitar un referéndum revocatorio contra el presidente Maduro. Tras cada paso cumplido, el CNE interponía nuevas trabas para iniciar dicho proceso, hasta que al final, tras casi un año, el proceso fue sencillamente desechado debido a que “los tiempos electorales no daban”. Sin embargo, llegado 2017, y libre ya Maduro de un posible revocatorio, las protestas se incrementaron en el país, dejando un saldo lamentable de fallecidos y una demostración de brutalidad oficial sin precedentes. La sorpresa fue cuando Maduro, el dictador, puso en marcha un nuevo proceso fraudulento para saltar la legalidad de la AN electa y que ya cumplía 2 años “en desacato” según el TSJ. Hoy, a mas de 3 años de la elección de diputados de la AN el TSJ, tan raudo para opinar e interpretar cosas, no ha dado respuesta al caso de los 3 diputados de Amazonas desincorporados por presuntos ilícitos. No hay ni una palabra mas allá de la solicitud de desincorporación y la declaratoria de desacato a la AN, incluso después de que dichos diputados fueron desincorporados del hemiciclo formalmente.

En 2017, el régimen inició el proceso para establecer una Asamblea Nacional Constituyente (ANC), con la que el régimen ahora buscaba gobernar con SUPRAPODERES, por encima de cualquier órgano como la Asamblea Nacional o el Ministerio Publico. El CNE, ahora si muy agil, en tiempo record, realizó una convocatoria a elecciones de una asamblea nacional constituyente solicitada por el presidente Maduro, pero no solicitada en referéndum como lo pide la constitución:

Artículo 348: "La iniciativa de convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente podrán tomarla el Presidente o Presidenta de la República en Consejo de Ministros; la Asamblea Nacional, mediante acuerdo de las dos terceras partes de sus integrantes; los Concejos Municipales en cabildo, mediante el voto de las dos terceras partes de los mismos; o el quince por ciento de los electores inscritos y electoras inscritas en el Registro Civil y Electoral". 

Esto se refiere a que el presidente puede INICIAR LA CONVOCATORIA al referéndum, no que puede hacer una asamblea constituyente. Las elecciones a gobernadores, que debían realizarse en 2016, tenían mas de 7 meses vencidas y el CNE no arrojaba atisbo de cronograma electoral, y las elecciones de alcalde debían realizarse pronto.

Llegado el momento, ante meses de protestas nacionales, el gobierno y la oposición intentaron llegar a un acuerdo político en los diálogos de Republica Dominicana. En esos diálogos se pidió que las elecciones a ANC se disolvieran, la libertad de presos políticos, canal humanitario de alimentos y medicinas, elecciones transparentes con nuevos rectores CNE y sin inhabilitaciones políticas. Nada de esto fue aprobado por el gobierno, lo cual resultó en el abandono de las negociaciones por parte de la oposición.

Las elecciones para elegir constituyentistas se hicieron SIN REFERENDUM CONSULTIVO al pueblo, que es lo que el presidente podía legítimamente convocar, para establecer si se quería o no llamar a constituyente.

El CNE, que descaradamente arrebató el derecho a referéndum revocatorio al país entero aludiendo que “los tiempos electorales no daban” si no se convocaba al menos UN AÑO antes del plazo que ellos establecieron, si pudo realizar una elección para proceso constituyente en menos de 30 días, y habiendo sido elegida y constituída la ilegal e ilegitima ANC en medio de ese golpe de ilegalidad, lanzó un cronograma de elecciones para gobernadores y alcaldes simultáneamente. Realizadas dichas elecciones, a petición de la ilegitima e ilegal constituyente, el CNE dio 21 de las 24 gobernaciones del país al oficialismo y el 98% de las alcaldías.

Ahora, el presidente Maduro solicitó a la ahora “plenipotenciaria constituyente” que se adelantaran las elecciones presidenciales, la cual ORDENÓ al CNE dicho proceso, y el cual acató dicha orden de manera inmediata.

La oposición ha asegurado que las condiciones no son limpias para realizar esta elección. La compañía SMARTMATIC, responsable de las maquinas electrónicas de votación usadas en los comicios desde hace mas de una década, aseguró que el proceso electoral estaba amañado, por lo que el gobierno se deslindó de dicha compañía y cedió la concesión del manejo a la compañía GIS XXI, dirigida, casualmente, por Jesse Chacón, ex ministro de Chávez.

Se presentan entonces varios candidatos que se hacen llamar de oposición, pero cuya credibilidad deja mucho que desear ante el pueblo. Al mismo tiempo, y debido a la clara manipulación descarada por parte del gobierno, al menos una treintena de países no solo rechazan el proceso, sino que desconocerán los resultados del mismo en caso de realizarse, independientemente del ganador, puesto que la oposición, como organización política aglomerada en la MUD, ha decidido no participar. Esta decisión deja al proceso como un simulacro de elección al mejor estilo de Cuba o Corea del Norte, en los que hay elecciones, con un solo partido y candidatos del mismo partido, que suelen ser realmente el mismo.

Se ven ahora los caminos. Mientras una gran mayoría de opositores proclama que no asistirá a las votaciones, el gobierno insiste en realizarlas. Algunos, piensan que es una oportunidad de vencer al gobierno. La cuestión radica en que las condiciones de juego no son ni limpias, ni claras ni balanceadas.

Pensar ahora en participar en unas elecciones convocadas por una ANC ilegitima e infame, y organizada por el mismo CNE que aseguró que mas de 8 millones de venezolanos habrían votado en las elecciones de la ANC y que robó el derecho a revocatorio del pueblo, y que se puede obtener un resultado desfavorable al gobierno en dichas condiciones, es poco más que una inocencia.

Claro está, que queda entonces la pregunta: ¿Entonces no se vota, y que ganen? La respuesta es sencilla. Si no se vota, el gobierno ganará, pero será una carrera de ellos solos, lo cual no es reconocido, desde ya, por ningún gobierno. Pero si votamos, el gobierno igual ganará, puesto que al igual que en elecciones anteriores, el CNE proclamará que Maduro ganó con 11 millones de votos, ante 7 millones de votos que obtuvo la supuesta oposición, representada por un candidato a la medida del gobierno.

Si esto sucede, el gobierno simplemente se llenará la boca, ante el mundo, diciendo que han “vuelto a revolcar a la oposición”, que participó, y perdió. Así que Maduro, se proclamará como presidente CONSTITUCIONAL del país por quien sabe cuánto tiempo más.

Seguramente hay quien dirá que se puede apelar el fraude. La pregunta es: ¿Ante quién? CNE?, ¿TSJ?, ¿FANB?, ¿Ministerio Publico? ¿Ante quién?

Pero no dejemos cabos sueltos, puesto que no todo es una sola vía.

Supongamos que en un mundo ideal, Falcón gana las elecciones. El CNE lo proclama nuevo presidente para el 2019 y Maduro, mansamente acepta su derrota y empieza a hacer la transición con las comisiones de enlace entre el saliente presidente y el entrante. Diosdado Cabello, baja el tono en su programa de TV y se prepara mansamente a entregar el Mazo a Henrique Capriles o a Javier Bertucci. Aún queda la PLENIPOTENCIARIA. Esa ANC podría simplemente, decidir en una hora, que el nuevo período presidencial es de 10 años, que hay que comenzar una nueva república y que las elecciones pasadas son nulas y se debe comenzar de cero todo otra vez.

Podría incluso esa ANC decidir que el proceso de elecciones ya no será de primer grado (donde usted vota por el candidato de su preferencia directamente), sino que ahora es de tercer grado basado en la cantidad de militantes de cada partido y por distribución sectorial, asegurando entonces que sea el partido de gobierno quien vote por el candidato y lo elija. Esto, aunque suena descabellado, ya lo han planteado desde hace algunos meses a soto voce. Ahora, preguntémonos: ¿algo evitaría que eso pasara?, ¿pueden los venezolanos confiar en que una elección bajo estas condiciones es limpia y le da “la mejor oportunidad” de resolver la situación al pueblo?.

No es mi intención desestimular a nadie, ni alentar a nada. Sencillamente analizo la situación y me parece tan absurda que difícilmente puedo creer que esté sucediendo.

Hay quienes al leer esto me dicen “entonces, ¿Cuál es la solución? Pues yo no la tengo. No la se. Si la supiera, la habría hecho publica hace 10 años atrás. Que pasará, no lo sé. Pero si se que esto que viene el domingo, NO ES una elección, sino una puesta en escena por parte de unos secuestradores narco traficantes, que mas pronto que tarde, estarán tras las rejas. Si usted quiere votar, vote, pero vote sabiendo perfectamente lo que esta haciendo, para que después no se sienta defraudado y empiece a culpar a otros por lo que sucede.

EL VIOLIN. PARTE 1

Cuando tenía unos 6 años de edad, me sentí profundamente atraído por la música. Recuerdo que en casa teníamos uno de esos equipos de sonido ...