Las noticias hoy son escandalosas. Un muy irritante supuesto “plan de paz” para la guerra iniciada por Rusia contra Ucrania creado por EEUU ha salido a la luz. El supuesto borrador de ese plan de paz de 28 puntos elaborado por el entorno del presidente Donald Trump y negociado con Moscú, ha emergido no solo como una propuesta diplomática, sino como un documento político cargado de controversia y un profundo dilema moral.
Este plan, negociado a espaldas de Kiev y sus aliados europeos, redefine los términos de la “paz” al solicitar, de manera escandalosa, a la víctima que pague la factura territorial y de soberanía. Pero no es a decir verdad nada nuevo respecto a lo que ya Trump había planteado groseramente hace meses atrás cuando le hizo una encerrona al presidente Zelensky en la oficina oval para humillarlo públicamente.
La esencia del “plan” es clara: Ucrania debe aceptar una paz a cambio de territorio y neutralidad forzada.
La propuesta exige el reconocimiento de facto de Crimea, Lugansk y Donetsk como rusos, y la congelación de las líneas de contacto en Jersón y Zaporiya, lo que otorga a Rusia la retención de sus ganancias bélicas. En la práctica, esto legitima la agresión y violenta uno de los principios fundamentales del derecho internacional: la prohibición de adquirir territorio por la fuerza.
El borrador plantea que Rusia logre su objetivo estratégico de anexar vastos territorios y la prohibición permanente de que Ucrania ingrese a la OTAN. Exige además a Kiev a ceder su derecho a la integridad territorial y a limitar el tamaño de sus Fuerzas Armadas. La "ganancia" ofrecida a Ucrania es puramente negativa: el supuesto cese inmediato del derramamiento de sangre a cambio de un sacrificio territorial irreversible.
Quizás los elementos más censurables del borrador son que plantea la “amnistía total” y una absolutamente inmoral cláusula de lucro estadounidense. Veamos.
- Impunidad para Crímenes: La “amnistía total” propuesta otorga una comoleta impunidad a los responsables de crímenes de guerra cometidos por ambas partes, pero predominantemente por el ejército invasor ruso. Al eliminar la posibilidad de rendición de cuentas, el acuerdo socava la justicia para las millones de víctimas ucranianas y establece un peligroso precedente de que la agresión armada puede quedar impune si el agresor es lo suficientemente poderoso. Esta clausula, que favorece muy mayormente a Putin, es además una alianza entre Trump y Putin, y la prueba de esto es la siguiente clausula.
-El lucro oportunista: El plan revela un supuesto plan de inversion de 200 mil millones de dolares para la reconstruccion de Ucrania con 100 mil millones provenientes de fondos rusos congelados y el resto de fondos de ayuda de la UE. Acá sin embargo se plantea un interés económico directo al estipular que “Estados Unidos recibirá el 50% de las ganancias derivadas de invertir los $100 mil millones de activos rusos congelados en la reconstrucción de Ucrania”. Esta estipulación transforma la mediación en un negocio. El principal mediador, en lugar de actuar como un aliado desinteresado, se posiciona para obtener un beneficio financiero directo a costa de la devastación de Ucrania. Esto levanta serias preguntas sobre si los intereses geopolíticos y humanitarios están siendo eclipsados por la oportunidad de ganancias, una crítica que ha perseguido consistentemente a Trump.
Otro dato curioso de este acuerdo es que propone que se active de nuevo la central nuclear de Zaporivia (Chernobyl) y que la energia generada sea repartida 50/50 entre Ucrania y Rusia, y que 50% de la explotacion de minerales y tierras raras de Ucrania sean para beneficiar a EEUU. Escandalosa inmoralidad que la verdad es que no sorprende a nadie.
La aceptación de que Rusia se apodere de territorio por la fuerza y quede impune establece un precedente catastrófico para el orden mundial basado en normas. Si la comunidad internacional (y particularmente Estados Unidos, como mediador) valida que una potencia nuclear pueda reescribir fronteras sin consecuencias, se abre la peligrosa "Caja de Pandora" de las anexiones por la fuerza.
Este acto de impunidad podría ser interpretado por otras potencias revisionistas como una luz verde. Se teme que sirva de modelo o justificación para que China intensifique su presión sobre Taiwán, o incluso para que otras potencias empleen la fuerza para apoderarse de recursos estratégicos o territorios disputados, como hipotéticos escenarios donde una nación se apodere por la fuerza del Canal de Panamá o anexe la Franja de Gaza. Si el principio de integridad territorial es violado con éxito e impunidad una vez, no hay argumento legal o moral para evitar que el hecho se repita ad infinitum.
La negociación de un plan de esta magnitud sin la participación y consentimiento de la nación atacada es un ejercicio de la política de las grandes potencias que recuerda a épocas pasadas y bastante penosas. El hecho de que un supuesto aliado esté negociando con el agresor a espaldas de la víctima debilita la confianza en las alianzas. Mucho mas si entendemos que detrás de Ucrania está toda la UE.
El plan de paz de 28 puntos de Trump no es un acuerdo de justicia, sino un dictado de capitulación de lo mas vergonzoso. Premia la agresión rusa con territorios, castiga a Ucrania por resistir limitando su soberanía, y busca asegurar un beneficio económico para el mediador. Es, en esencia, un intento de comprar una paz falsa al precio de la moralidad internacional y de la soberanía ucraniana.
Si este conflicto llegase a escalar fuera de Ucrania, desatando una guerra convencional entre Rusia y Europa (posiblemente con la implicación de la OTAN) que pudiera escalar a un conflicto nuclear (ojalá no pase nunca!) la historia podría señalar a la política de Estados Unidos como un factor determinante de ese hecho, e incluso, el factor desencadenante del mismo. Si Washington tuvo la oportunidad de presionar a Rusia para un cese real de las hostilidades, basándose en la justicia y el derecho internacional, pero en cambio impuso a Ucrania un acuerdo de cesión territorial y aupó directamente las ambiciones de Moscú, no se podría eximir a esta política de culpa en un desastre geopolítico mayor. El ataque al agredido mediante la imposición de condiciones humillantes a cambio de una situación forzada disfrazada de acuerdo solo para alimentar un beneficio económico solo sirve para envalentonar al agresor y desestabilizar el statu quo global. Esto, tarde o temprano, cobrará un alto precio al mundo entero.
Jose Calabres.

Al fin Sr. José CALABRES!!, Una persona como usted habla de esta situation dramatica ! Estoy totalmente de acuerdo con su analisis.
ResponderEliminarMargarita Camacho.