viernes, 26 de diciembre de 2025

VENEZUELA: CRÓNICA DE UN PAÍS SECUESTRADO POR UN CÁRTEL

 


Venezuela fué alguna vez un país rico, de esos que despiertan envidia: las reservas de petróleo pesado más grandes del planeta descansan bajo su suelo también rico en minerales preciosos por montón. Tuvimos una economía sólida desde principios del siglo XX al ser un país productor de mas de 3.7 millones de barriles diarios en los años 70. Pero la riqueza sola, así como la belleza, no basta.

En 1999, Hugo Chávez llegó al poder. No fue un estratega brillante como lo quieren hacer parecer algunos medios palangristas que sacan a bailar su cadaver cada vez que un régimen se siente acorralado, sino un militar golpista fracasado que supo aprovecharse de la bonanza del petróleo: cuando asumió el gobierno, el precio del barril de petróleo pasó de 4$ a casi 100$. No era de extrañar que hubiesen algunos buitres que babeaban pensando en poner la mano en aquel tesoro tan enorme. Y el buitre mayor fue Fidel Castro.

La fortuna del país pasó de ser una riqueza “nacional” a una fortuna “personal”. Con la gran cantidad de  dinero que ahora entraba a las arcas de Venezuela, Chávez no construyó escuelas, hospitales ni infraestructura; se dedicó en cambio a construir, de la mano de Fidel, un aparato de control, corrupción y propaganda que lo perpetuara en el poder. Chávez, la marioneta de Fidel, quiso ser eterno. Incluso, se hizo llamar por sus seguidores, literalmente, “el comandante eterno”, porque si algo tienen los grandes tiranos de la historia, es grandilocuencia y egos fuera de este mundo.

Desmanteló entonces desde el primer día la constitución de la república y escribió una nueva a su talla. Eliminó el Congreso, militarizó las instituciones y concentró todos los poderes bajo su único mando. 

En menos de un año, la justicia dejó de ser independiente. El sistema electoral no fue mas que un teatro en el que no importaba lo que sucediera, Chávez siempre ganaba. Sistemáticamente, los medios de comunicación fueron cerrados, silenciados o comprados. Cada decisión del país pasaba primero por su escritorio y los planes de gobierno se anunciaban via twitter o en su maratónico programa semanal de TV “Aló Presidente”. No habían discusiones en la Asamblea Nacional o en algún sitio de gobierno. TODO lo decidía él personalmente en el momento. 

Pero Chávez no se conformó con controlar Venezuela: extendió su influencia internacionalmente. Entonces empezó a viajar por el mundo como si fuese un jeque, y con la chequera del país en la mano, cono si fuese su fortuna de uso personal, comenzó a gastar la fortuna de la nación sin que se discutiera ni un dólar del presupuesto o su expendio en ninguna parte. Compró la deuda externa de Argentina, financió las campañas presidenciales en Bolivia, Honduras, Chile, Brasil, y respaldó con dinero y más a los regímenes de Cuba y Nicaragua. Protegió a grupos armados como las FARC y el ELN a quienes les construyó ciudades enteras en Venezuela y creó canales de propaganda continental como Telesur y RT para alabar su gobierno y lavarle la cara a nivel internacional. Todo pagado con el dinero de los venezolanos que cada vez se hicieron más pobres. 

Cada plan social que se implementó como ayudas al pueblo, no fueron más que grandes operaciones de corrupción para enriquecer a una cúpula y lavar dinero. Planes como MERCAL compraban millones de toneladas de alimentos que se vendían al pueblo con subsidio, pero que eran comprados a 10,20 y 30 veces el costo real a países como Brasil, Colombia, Mexico y Argentina. Y así, la corrupcion secaba las arcas de la nación y enriquecía con dinero lavado a los narco capos del gobierno.

Pronto, se sumaron a la fiesta Rusia, China, Corea del Norte, Irán, países africanos y todas las dictaduras del mundo, como Libia, Siria, y Egipto. Todos eran parte de “acuerdos de cooperación” con Venezuela, aunque nunca nadie supo de que trataban tales acuerdos. Lo que si supimos fue que Venezuela se llenó de rusos, cubanos, hezbollah, hamás, ETA, chinos y mucho más. Se “invirtieron” MILLARDOS de dólares en supuestos acuerdos internacionales para hacer viviendas, plantas de electrodomesticos, celulares, computadoras, vehiculos populares, linea blanca, y hasta satelites… nada de eso funcionó más que para lavar dinero que se robaron y repartieron los involucrados. Se llegó incluso al colmo de dejar podrir mas de 30 kilometros de containers de comida de PDVAL sin siquiera sacarlos del puerto para repartirlo. No les importaba. Ya el negocio estaba hecho, que era facturar  a sobreprecio todo para lavar el dinero que se estaban robando. La comida no era importante. El pueblo en cambio, moría de hambre.

Cuando Chávez murió en 2012 a causa de un cáncer que pensó que vencería, ya había configurado una red de narcotráfico y de influencia mundial tan grande que podríamos asegurar que es la organización criminal mas grande del mundo y mas amplia en espectro delincuencial. No solo trafica drogas, sino personas, armas, influencias y terroristas, sino que ha logrado infiltrar con sus tentáculos instituciones en todo el mundo, desde el congreso de los EEUU hasta la corte penal internacional y la ONU. 

Nicolás Maduro heredó entonces no un país, sino un cártel. Un sistema donde los recursos, las instituciones y la vida cotidiana de millones están secuestrados. No es metáfora: los capos del poder se quedan con todo. Las escuelas y universidades apenas funcionan, porque el sueldo de un profesor no le alcanza ni para pagar el transporte publico que lo lleva a dar clases. Los hospitales están colapsados en enfermos y sin medicos, porque los médicos han emigrado y la gente no tiene dinero para pagar medicinas. La gente huye, porque quedarse es entregarse al hambre y al miedo. Las cárceles están llenas de presos políticos mientras que las calles las gobiernan cárteles delincuenciales que no son más que brazos ejecutores del cártel mayor dirigido por Maduro. Estos cárteles incluso funcionan ahora en varios países. Tren de Aragua es solo uno de muchos.

El cártel Castro chavista fue tan despiadado que incluso institucionalizó, frente al mundo entero, el sistema de esclavitud mas maldito de la era moderna: Cuba enviaba médicos a Venezuela a trabajar a cambio de petróleo y dólares que recibía la dictadura cubana directamente. Los cubanos que enviaban a Venezuela no cobraba por su trabajo y eran amenazados con sus familias en la isla y perseguidos por militares en Venezuela… y el mundo llamó a aquello “Misiones humanitarias” para romantizar  a la dictadura y al cártel.

Los videos en redes sociales hoy que muestran calles llenas o mercados activos son propaganda del cártel de los soles. La realidad está en los mas de 8 millones de venezolanos en el exilio (30% de la población de país y contando!), en los hospitales vacíos de insumos, en las carreteras peligrosas, en los negocios pagando protección a mafias del mismo régimen y en las casas que se caen a pedazos. 

No nos equivoquemos. En Venezuela no hay eso que llaman “derecha o izquierda”: en Venezuela lo que hay es un cártel que opera como mafia internacional, secuestrando el país y financiando aliados a su conveniencia.

Esta es la historia de cómo un país rico y pacífico se convirtió en un Estado desangrado, gobernado por narcotraficantes que disfrazan su crimen con discursos patrióticos y populistas.

La riqueza sin instituciones, sin justicia y sin moral se convierte en arma de destrucción masiva para el propio país. Nuestro pueblo está secuestrado porque ha intentado por décadas enfrentarse al cártel de la manera más democrática posible, como si se estuviese enfrentando a un gobierno que acata la ley. Ese ha sido el error no solo de los venezolanos, sino del mundo. Creer que en Venezuela hay un gobierno, cuando en realidad lo que hay es simplemente una organización criminal. No hay ley. Solo lo que diga el capo.

Venezuela nos recuerda que creer en discursos bonitos no protege de la tiranía. La libertad y la dignidad no se defienden con palabras, se defienden con vigilancia, cuestionamiento y acción. Hoy, contamos con la voz y la acción de nuestra premio Nobel de la Paz y con su claridad y valentía inagotable. Ella está abriéndole los ojos a un mundo que desde hace décadas ha preferido voltear a otro lado y ha dejado al cártel crecer hasta convertirse en un monstruo que ahora los está devorando también. No ha sido un camino fácil, pero por fin, alguien le puso el cascabel al gato.

Jose Calabres

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*Ilustracion hecha con inteligencia artificial*


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