Aquel día en que las velas de un barco español llegaron a nuestra tierra comenzó todo.
Una delegación de 24 indígenas en canoa se acercó a la embarcación en la que se encontraba Colón. Este al verles acercarse hizo que sonara un tambor y que la tripulación bailara. Pensaba que los tripulantes de aquella canoa se interesarían en la fiesta, pero por el contrario, comenzaron a lanzarle flechas. Colón sacó una ballesta. Inmediatamente, y tras masacrar a unos 3 indígenas, estos se dieron cuenta de su superioridad armamentística y decidieron dejar de atacar.
Poco más de 500 años han pasado desde ese primer encuentro, pero la huella genética de esa sumisión ante el poderoso parece no haberse borrado nunca de nuestro ADN, vivimos ahora en un país “libre” en el que debemos estar sumisos siempre ante el que consideramos poderoso, sin voz, humillados, a merced.
Y es que la libertad, la justicia, los derechos, no se dan por decreto. Deben ganarse a pulso, como lo hicieron los libertadores, y solo así se levanta el espíritu del sopor de la sumisión. Hay hoy un hombre luchando por esa justicia. Un paladín, que se niega a que una vez más debamos estar sumisos y sin voz ante aquellos que se creen poderosos e inamovibles como una montaña. Hoy ese hombre parece representar esa voz que dentro de cada uno de nosotros grita “NO ACEPTO”. Parece ser la personificación de eso dentro de cada uno de nosotros que grita “HASTA CUANDO?!”.
Si ciertamente parece que ha habido un respiro, un despertar, también es cierto que el derrotismo y la apatía se apoderan de la mayoría ante las demostraciones de soberbia y de abuso de aquellos que se creen por encima de nosotros por efecto de un manejar fraudulento de las leyes y los procesos. Cierto es también, que los asesores represivos saben que la mejor manera de domar a una bestia fuerte y grande es hacerle pensar que el domador es ahora más fuerte y su látigo es más poderoso. Pero solo es ilusión. Ningún látigo puede parar la furia de un león. Es como la psicología aplicada al elefante que amarrado con una cuerdita desde que es bebe, cuando llega a adulto no hace el esfuerzo de soltarse porque piensa que esa cuerda es irrompible. El domador siempre tratará de engañara a la bestia gigante para poder dominarla… pero eso no lo hace más fuerte.
Hoy, en nuestra tierra hay una bestia que parece estar despertando y que toma conciencia de su fuerza. Hoy tenemos a un guía que se enfrenta al domador y lo hace retroceder unos pasos. Hoy podemos ver a ese domador con ira en los ojos al saberse en evidencia y desesperado por mantener el poder arremete con un látigo más ruidoso, más largo. La mentira siempre se descubre. Hoy nos damos cuenta que ese látigo es de mentira y que no puede detenernos. Pero veo con preocupación que con el pasar de los días muchos parecen rendirse. Muchos parecen entregarse de manera pasiva a un régimen, como si fuera imposible vencer, como si todo estuviese perdido, y así, vamos dejando solo al paladín, que sin nuestra fuerza se hace débil de nuevo…
¿Por qué debemos luchar?: porque si no luchamos no somos nada. Porque si no luchamos no podemos reclamar, no tendremos voz. Porque si no luchamos el domador recobrará fuerzas y nuevamente entraremos en el sopor del que por fin estamos a punto de salir. La lucha no es de un día. No podemos desfallecer apenas en una o dos o tres semanas! Porque el domador no descansa nunca y puede soportar años. Esta es una pelea de desgaste, y el que se canse primero pierde la voz. No somos unos pocos. No somos débiles. No somos unos locos, pero sobre todo, debemos entender que NUESTRA VOZ ES MÁS FUERTE POR QUE SOMOS MÁS.
No debemos permitir nunca más que el abuso de aquellos que se creen poderosos por decreto o por un papel que les confiere poderes quede impune ante nuestros ojos. ¿Por qué debemos aceptar que se nos pise y se nos humille cada vez que le provoca a cualquiera con “poder”?, ¿Por qué cada vez que reclamamos justicia o nuestros derechos debemos ser objeto de burlas e insultos y retroceder de nuevo de manera pasiva y callada como un animal asustado en la esquina oscura de la jaula?. NO! YA ES HORA DE NO RETROCEDER Y HACER CUMPLIR NUESTROS DERECHOS. Es hora de que nuestra conciencia despierte! Y si nuestro ADN tiene programado el miedo a la ballesta de Colón, también debe tener grabada la fiereza de nuestros ancestros guerreros! Es hora de activar esa fiereza! NO DEBEMOS ENTREGARNOS! NO DEJEMOS SOLO A NUESTRO PALADÍN!
Cuando los libertadores se enfrentaron a los españoles para conseguir nuestra libertad lo hicieron en desigualdad de condiciones. Lo hicieron sabiendo que el imperio era más fuerte, con mejores armas, con más recursos… y aún así los libertadores ganaron. Porque la fiereza de un pueblo no la paran látigos ni gritos.
Hoy la batalla es solo de cacerolas y canciones, y con solo eso hemos logrado hacer que el domador retroceda unos pasos. Hemos demostrado que somos muchos y que somos fuertes. Ha sido como cuando el domador escucha el fuerte rugido de un león que se puede abalanzar sobre él… ha retrocedido… asustado… gritando y agitando el látigo con fuerza, pero con un fuerte temblor en la mano… se ha dado cuenta que el león es fuerte y grande… se ha dado cuenta que el látigo no puede contra esa mole… pero lo más importante, es que el león comienza a darse cuenta de su fuerza… el elefante comienza a notar que la cuerdita atada a su pata no puede detenerle…
Desde hace 200 años nuestro pueblo no estaba sometido a mandato alguno más que a su propia voz, en libertad. Por primera vez debemos invocar a los ancestros y nuevamente GANARNOS la libertad que nos dejaron hace tantos años y luchar con lo que sea necesario contra este nuevo régimen de esclavitud que busca controlar, humillar y sumir a un pueblo a los caprichos y designios de unos pocos que se sienten superiores por herencia a la mayoría. Porque no es cuestión de un solo hombre. Porque no es cuestión de “que irán a hacer aquellos”, sino de “que podemos hacer nosotros”. Porque la cuestión es que la libertad y la justicia SE GANAN A PULSO, y el poderoso domador no la va dar nunca por iniciativa propia…
Ya basta de aquella triste frase “aquí se va a prender un peo!” mientras esperamos que ese “peo” lo prendan otros. Ya basta de eso de “aquí hay gente resteada!” pensando en que salgan otros. Es hora de demostrar que SOMOS resteados y que el “peo” lo vamos a prender nosotros! Porque si TODOS nos unimos no nos puede parar nadie. Llegó la hora de demostrar que el león es más fuerte que el látigo. No se entreguen, que nuestro paladín no se ha entregado y merece nuestro apoyo. Yo no me entregaré. Yo lucharé hasta el final por la justicia, por la libertad, por mi familia, por el futuro de mi hija y de los que vienen... y aún creo en este pueblo. Espero no estar equivocado, porque nuestro paladín también cree en nosotros...
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