sábado, 9 de marzo de 2013

LA HISTORIA DE NICO Y SU PAPÁ




Nico, como lo llamaban todos en apócope de Nicolás, fue un muchacho como cualquiera. Un muchacho de esos de los que venían de una familia promedio Venezolana. Su mamá era ama de casa y se encargó de criarlo a él y a sus 6 hermanos lo mejor que pudo. Les enseñó a ser "gente de bien" a punta de correazos, regaños, castigos, pero sobre todo un amor incondicional y desinteresado como no puede haber otro. Solo eso podía hacer que soportara aquel tropel de carajitos brincando y gritándole en la oreja todo el día.

Papá trabajaba todos los días en la ruta que subía gente al cerro. Era conocido por todos como Don Fernando, y todo el mundo en el cerro lo quería mucho. Aunque no era un letrado, como él mismo decía, la vida le había ido enseñando cosas que eran importantes para vivir en este país. Sabía por ejemplo que no debía subir al cerro con el carro después de las 8 pm porque lo podían robar. O que el muchacho aquel de la esquina de siempre cuando estaba como alterado era porque estaba cazando a quien atracar para meterse "perico". El tiempo y algunos sustos le habían enseñado cosas...

Nico aprendió con los años que el oficio de su padre era duro. Lo supo a los 16 años, cuando una noche su papá enfermó de un fuerte dolor de espalda y tuvieron que llevarlo al hospital de emergencia. Se había "herniado" la columna por tanto manejar y el médico le dijo que ya no podría trabajar más si no quería pasar sus últimos días en una silla de ruedas.

Nico era el mayor de los 6 hermanos, y ese día, cuando salió del hospital cargando a su papá casi en brazos para montarlo en la camionetica que desde hacía más de 30 años le daba el sustento diario a la familia, supo que alguien debía responder ahora por todos... su mirada se tornó asustada por un micro segundo... su padre lo vio... vio el peso de la familia sobre los hombros de su hijo y su futuro tras el volante de aquella camionetica que le había robado la vida... el aire se hizo espeso... denso... el tiempo se detuvo casi por completo, y don Fernando sintió como una fuerza desconocida para él subía por cada fibra de su ser... se detuvo. Miró los ojos brillantes de su hijo y apretando con fuerza sus manos se hizo en pie... todos lo miraron estupefactos... El señor Fernando mirando a su hijo tomó aire y sostuvo por un segundo la respiración para no llorar... los ojos se le pusieron brillantes a punto de estallar en  lágrimas diamantinas... en ese momento el ruido del mundo en movimiento cesó... ni un sonido se escuchó, y todo se movió en cámara lenta, pero Fernando vio en un segundo como toda una vida se desarrollaba... la vida de su hijo Nico, el chofer de camionetica... -no-... esa fue la única palabra que salió de su boca... y tomando nuevamente aire la dijo más fuerte: -NO!-

La familia le miraba sin entender lo que sucedía. -Yo aún puedo trabajar y sostener a mi familia... tú seguirás estudiando, y cuando te gradúes me ayudarás a mí y a tu madre a graduar a tus hermanos... ustedes serán unos profesionales!- y así, manteniéndose en pie, soportando un dolor punzante en la columna, don Fernando calló para no dejar notar a su gente que el dolor le vencía... el futuro para sus hijos debía ser mejor que lo que él podía ofrecer. Y así, con dolor, cansado, callado, caminó poco a poco hasta su camionetica para sentarse a manejar un poco más... por sus hijos... por su familia... Nicolás nunca olvidaría ese día... el día que su padre decidió morir en una silla de ruedas por sacar adelante a sus hijos con las últimas fuerzas que la vida le daba...

Desde el cerro hasta la universidad Nico debía  sortear casi 38 km diarios y cerca de 3 horas entre un transporte y otro, sin contar los 20 minutos a pie desde la última parada del por puesto hasta su casa. Para llegar a clases temprano debía pararse a las 3 de la mañana y caminar casi 8 kilómetros hasta la parada, porque a esa hora no había transporte, y así cuando llegaba a la otra parada a las 4 y media podía agarrar la primera camionetica que lo llevaría a otra parada donde agarraría la segunda camionetica... el regreso era más o menos parecido, pero aunque podía llegar en carrito a casa en la tarde, optó por caminar desde la misma parada de la mañana, pues así podía ahorrar un poco de dinero y no pesarle tanto a sus padres, pues el pasaje diario era un peso fuerte para su familia de pocos recursos y él quería colaborar aunque fuera ahorrando un poco. Así pasaban los días...

Al poco tiempo de comenzar los estudios su madre había muerto de cáncer... No lo detectaron a tiempo y la fulminó... igualmente no hubiesen tenido dinero para tratarla como debía ser... -Mamá descansó- era el consuelo de Nicolás... ahora él y Don Fernando se encargaban de todo. Cocinar, trabajar, limpiar y ayudar a los otros 5 hermanitos a estudiar...

Como no tenían dinero para comprar laptops ni nada de eso, su papá siempre le preguntaba que libros necesitaban y los compraba usados baratísimos en un sitio que decía era "como una quincalla de libros viejos", y así Nico podía estudiar sus materias mejor y ayudar a sus hermanitos.

Pasaron 4 años y medio, y un día cuando Nicolás llegó a casa se sentó a esperar en el porche que su papá llegara del trabajo. Sus hermanitos estaban visitando a la tía Gloria y la casa estaba sola.

Cuando Nico vio a su papá desde lejos acercarse lentamente a casa, paso a paso, cansado, se paró de la silla... lo vio venir, y le pareció un gigante... lo vio venir y lo vio brillante, hermoso, valiente, como un Paladín... y una lágrima salió de sus ojos... silente... respiró hondo y trató de no llorar... comprendió lo que sintió su padre aquel día que decidió sacarlo adelante aunque eso significara su vida misma... Don Fernando lo miró y se detuvo... su hijo era un hombre ya... -Que te pasa?- Preguntó Don Fernando... -Nada... te veo...- aahhhh...- dijo Fernando mientras sonreía aliviado... -Tengo algo para ti, papá...-

Fernando sintió un corrientazo por la espalda y la respiración se le detuvo por un segundo. Su hijo se le acercó llorando y sonriente... extendió sus brazos y lo abrazó muy fuerte... muy fuerte... en silencio... y luego, mirándolo a los ojos le dijo  -Esto es tuyo papá- mientras ponía en sus manos el pergamino que lo acreditaba como Licenciado Magna Cum Laude de la República... y los dos se abrazaron llorando en silencio por un rato, dedicándole aquel pergamino a mamá... aquel papel que tanto sacrificio había costado... aquel papel era el símbolo de que el esfuerzo que papá había hecho valía la pena, y que desde aquel cerro, desde aquella humilde casa de barro se construiría futuro... papá estaba muy orgulloso...

Aquella noche nadie en el cerro la olvidaría. Algunos vecinos que sabían la historia de Nico y su familia se acercaron para felicitar al Licenciado que había recibido su titulo por secretaría para no hacer a su padre gastar dinero en togas y birretes. La alegría llenó de gozo a sus hermanos, a su novia, a sus amigos... La música sonaba, y algunos tragos aparecían de vez en cuando para brindar por el "licenciado". Y cuando estaban más contentos la música dejó de sonar. Se fue la luz... como siempre...

No faltó quien recordara la familia de los funcionarios de gobierno en ese momento, pero Don Fernando paró los comentarios en seco al decir que en su casa esa noche se celebraba el grado de su hijo, y que un apagón no dañaría su alegría. Todos aplaudieron felices. Alguien sacó unas velas, otro unos fósforos y así, a la luz tenue siguieron cantando y riendo. Nunca se imaginaron que aquella pequeña vela que encendió la cortina desataría un infierno en aquella casita que celebraba un triunfo del bien... cuando alguien gritó ya era tarde... el fuego se esparció por todas partes. La gente corría tratando de salir y chocaba contra los que trataban de buscar algo para atacar al fuego insaciable.

Don Fernando no podía correr por su columna, y quedó tirado en el suelo cuando lo empujaron sin poder levantarse... nadie lo vio ahí... todos corrían por sus vidas...  Nico buscó a sus hermanitos para sacarlos y lo logró, pero al buscar a su padre se dio cuenta que no estaba. Ahora las llamas eran tan fuertes que no dejaban casi acercarse a la casa sin quemarse... y escuchó el grito... el grito que solo en nuestras peores pesadillas hemos escuchado... el grito que anuló todos los demás sonidos del mundo... el grito de dolor de su padre en el suelo quemándose... y así, solo vestido con la decisión de salvar a su padre, Nico se lanzó sobre las llamas a buscar a Don Fernando...

El cerro entero llamó bomberos, policías, protección Civil... pero nadie llegó... no había agua, no tenían vehículos, no había personal... todos tuvieron una excusa... y así el cerro en pleno se acercó a la casa de Don Fernando a ver como el "licenciado" que se lanzó heroicamente a las llamas el día de su graduación para salvar a su padre no salía más de aquel infierno... Nico y Fernando se hicieron cenizas juntos...

Al siguiente día, los periódicos reseñaban en primera plana: "Maduro Juramentado Presidente encargado" y recogían parte del discurso dado junto a la foto del político sonriente con su grandiosa banda presidencial... nadie habló de Nico y su padre, o de sus 5 hermanos huérfanos y ahora sin casa, ni familia, ni trabajo, ni comida... la policía reseñó en el libro de novedades que en el cerro "se había quemado una casa donde estaban haciendo una fiesta unos malandros borrachos". Los bomberos dijeron que ellos no subieron por que los camiones no llegaban hasta allá y que además el único camión estaba en el taller. Protección Civil no pudo subir por que sus vehículos y personal estaban en Caracas llevando gente a la juramentación de Maduro...

Mientras una vecina recogía algunas pocas cosas que el fuego no pudo consumir encontró un papel enrollado un poco ahumado. Lo abrió. Junto al impecablemente caligrafiado nombre de Nico vio el sello de la universidad. Era el pergamino de grado. En su parte posterior, escrito a mano decía: "A mi amada familia. Sin ustedes esto no hubiese sucedido... Ahora me toca a mi pagarles este sacrificio. Los amo... " y una lágrima solitaria bajó por su mejilla. A lo lejos se escuchaba un televisor puesto en VTV, en el que un político decía que los apagones se habían acabado gracias a la excelente gestión del gobierno, y que ahora "había Maduro pa´todo el mundo"...

1 comentario:

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