martes, 22 de junio de 2010

LAS NOVIAS (o mujeres en general)



No podemos ante ninguna circunstancia negar que la mujer es definitivamente el complemento perfecto para nuestra ajetreada y llena de stress existencia. Divinas en todas sus formas y exquisitas en demasía. Llenas de vida y únicas dadoras de la misma, milagrosas creadoras de existencia… sin ellas este mundo no solo sería desolado y triste, sino que la vida misma no valdría la pena…

Aún así, y como en todo lo que concierne con el devenir diario a lo largo de nuestra vida, no podemos tampoco negar que son motivadoras de nuestro desarrollo personal, pues los hombres hemos dedicado una gran parte de nuestra vida a estudiar (o en lengua real “ir pa´ clases”, que no es lo mismo: ojo!) para lograr labrarnos una carrera que nos devengará en el futuro un trabajo estable con un sueldo decente que nos sirva para mantener un status social aceptable y una vida cómoda en la cual procrear una familia (o en lengua real: “tener chamba con billete pa´ comprar la nave, caerse a palo con los panas y levantarse unos culitos bien!”).

Es curioso el proceso mediante el cual el hombre intenta de todas las maneras posibles llamar la atención de la fémina por la cual siente simpatía. Es aquí donde el comercio se aprovecha del pobre tórtolo enamorado, que gasta el sueldo completo (propio o de sus padres) en artículos que por un tiempo se convierten en “artículos de primera necesidad”, entre los que destacan los básicos: colonia de marca, pantalón de marca y de moda (of course!), franelitas “chidas”, zapatos “burda de finos”, y por supuesto las respectivas 7 u 8 duchas diarias resultado de una lucha inconsciente por quitarse el olor de las feromonas en explosión que se disparan con solo pensar en la inocente fémina que se ha convertido en el objetivo final de todos sus impulsos psicosexuales reprimidos y actriz principal de cuanto sueño húmedo hay.

Es en esta etapa en la cual “el carro de papá” (único medio de transporte para buscar y pasear con la dulce niña) está más reluciente que nunca, resultado también de las 15 lavadas y aspiradas diarias que le da el neo don Juan para evitar que un mínimo rastro de sucio sea visto por los dulces ojos de la cortejada.

Nótese como he intentado en medida de lo posible, describir paso a paso lo que los hombres sufrimos por las mujeres en el proceso de cortejo.

Finalmente, y después de caletrearse al menos unas 10 frases cursis de películas para dejarlas salir en el momento indicado de manera que la linda mujer que queremos cortejar nos vea no solo como un maniquí de exhibición de tienda de Armani Exchange, sino como un espécimen de amplias cualidades culturales (haciendo comentarios plagiados de programas de Discovery y NatGeo), espirituales (comentando lo que dice la solapa de cualquier libro de Paulo Coelho), e incluso económicas (haciendo comentarios como “ando medio corto por que llegué de Araba hace una semana y gasté como 7 millones en el viaje”) logramos que la dichosa hembra acepte salir con nosotros. Es ahí cuando la felicidad más grande del mundo invade nuestros corazones que palpitan con tanta fuerza que casi nos fractura las costillas de adentro hacia fuera!!! POR FIIIIINNNN!!!!... pero es ahí cuando comienza también un mundo desconocido por todo hombre sobre la tierra…

- Ok mi corazón. Entonces te busco el viernes a eso de las 7 pm para que salgamos mi amor – propone inocentemente (inocentemente?!!!) el joven enamorado.
- Chévere!, y a donde vamos?- pregunta la dulce princesa de nuestros ojos…
- Vamos al cine?
- A ver qué película mi amor?

Ok. Ya aquí se puso fea la cosa, pues ante todo somos hombres latinoamericanos criados dentro de un cuadro social machista muy diferente al contexto anglosajón al que tratamos de imitar por las películas Hollywoodenses en las que todos van al autocine a ver películas como “lo que el viento se llevo”, o “Los puentes del Condado Maddison”.

- Mami, vamos a ver La Masacre de Texas 3, el retorno del asesino Maldito” – finalizando siempre la frase con “mi vida” o algo por el estilo.
- QUEEEEE!!!??? A MI NO ME GUSTAN ESAS PELÍCULASSSSSS!!!!

Sin saber qué hacer, y siempre buscando una solución a un dilema tal (pues lo que tenemos en el bolsillo precisamente era lo justo para un combo grande de cotufas y refresco, más un sencillito para el estacionamiento) el hombre pregunta de manera aleatoria e intentando que no se le note lo que popularmente llamamos la “arrechera”: “Bueno mi reina, cual quieres ver?”. A lo cual la ahora no tan amable fémina responde con los ojos volteados y la cara en dirección opuesta a su interlocutor mientras hace una extraña mueca con la boca: “Hay no!. Yo no quiero ir pal´ cine”.

Llegó el momento de la verdad. Es aquí cuando nuestros sentidos arácnidos de peligro se activan.

-“Vamos a casa de mi “amigui” fulanitica (por alguna razón siempre esta “amigui” tiene el nombre como en chiquitico: Anita, Mariita, Carmencita, y así…) que llegó ayer de Suiza (o algo así) y no la veo desde hace como 10 años y ella es mi mejor amiga”. Cosa curiosa esta de que sea su mejor amiga cierto?, pues si hace 10 años que no se ven ni se hablan como pueden ser las mejores amigas????!!!, pero estos misterios no son de nuestro interés por ahora.

- Está bien mi amor… vamos pa´ donde tu amiga -. Hermanos, bienvenidos al sufrimiento, pues es ahí cuando acaban de firmar la carta de suicidio.
Llegado el esperado día, vamos con “la pinta” al día. El carro, por supuesto, impecable y oliendo a mistolín, zapatos limpiecitos, interiores “LEO POLDO” nuevos que compramos en los buhoneros el mismo día, y como siempre, la cartera o la guantera del carro con los 26 condones de distintos colores, sabores y texturas “por sia”. (estos últimos suelen pasar meses en el mismo sitio)

Llegamos a la casa de la diosa de nuestros corazones a la hora pautada. Tocamos el timbre. Sale el papá que mide 80 cm solo en un brazo: A la orden?, - buenas noches señor… está fulanita? – si ella ya viene, se está terminando de arreglar.

Ahí pasaremos unas 2 horas en el sofá de la sala mientras papa y mama nos preguntan hasta de donde viene nuestro apellido. Ya, la colonia no huele igual y la franelita no está tan planchada… el sudor hace de las suyas y empiezan a asomarse lo que conocemos como “las arepas” o “cachapas” bajo la axila inocente de toda la situación.

En algunos casos, uno decide, para evitar todo esto esperar en el carro, donde escuchamos 3 veces dar vuelta al cd de Celine Dion que compramos “para que la jevita oiga”, una cadena de Chávez y “Aló Ciudadano”, se recalienta el carro (que no es diesel) por tanto tiempo prendido (por el aire) y se nos duerme una nalga, antes de que salga la susodicha dama, que dicho sea de paso, después de 2 horas sale con un maquillaje que no se nota (pues hay que lucir natural), un jean y una franelita de corazones que se la hemos visto miles de veces. No caigamos en el error de preguntar por que tardó 2.8 horas en estar lista si le dijimos que a las 7 hace una semana, o por que tardó tanto para ponerse esa “mariquera”, pues podemos salir bastante perjudicados (lo digo por experiencia). Los más experimentados en la materia coinciden en que ya después de preguntar estas cuestiones las 3 primeras veces (3!!!) se dieron cuenta que lo mejor es morir callado y siempre sonriendo.

- Holaaaaaa!!! Hace mucho que llegaste? – preguntan casi siempre de la manera más descarada, a lo cual sigue nuestro hipócrita: “ Nooooo vaaaleeee!!!, si llegué hace como 10 minutos! – con la intención de quedar ante todos como un despreocupado. Después de todo lo más importante es “ella” y no las “cachapas” de 56 cm de radio bajo nuestros brazos, la cojera ocasionada por la pierna dormida, el principio de lumbago por estar tanto tiempo sentado y el dolor de cuello y mejillas por tanto sonreír falsamente ante los padres que acuciosamente nos observan.

Después de todos los males y diversas dolencias que nos aquejan como resultado de aquel gran esfuerzo para salir con la “divina musa”, finalmente llegaremos al meollo del infierno en una casa “arrechísima”, y parafraseando “Beverly Hills 90210” en su nueva edición (por que hacen eso??!!!) “parece la noche del Oscar… y todas son Scarlett Johannson”, es decir: TODAS ESTÁN BUENÍSIMAS.

Apenas entramos, nuestra mejor amiga es la esquina oscura del fondo de la casa en la que nadie nos ve. Por qué?, fácil:

- CHAMAAAAAA!!!! (exclamación desbordante de alegría seguida de un abrazo bamboleante y una que otra lágrima).

Como es de esperarse (pues ya sabíamos de antemano el desarrollo de os hechos y lo que pasa es que no lo queríamos aceptar), la “amigui” le dice a tu acompañante que ahí está fulanita y sutanita, sin dejar de nombrar en voz mas baja y con cara de hambrientas frente a un plato de comida que también vino “Rafael”… esta ultima noticia hace que tu pareja abra los ojos de manera no muy común y que acerque más la cara en mueca de interrogación a su interlocutora, que a su vez agrega con malicia “y estaaaaaaa!!!!” lo cual te colma de un sentimiento difícil de explicar… este caso es el típico de los famosos “reencuentros”… no le recomiendo este tipo de reuniones a nadie.

Así es como comienza la noche. Apenas entras a la casa vienen los saludos, las lloronas, los besitos y los chistesitos respectivos previos a los chistesitos picantes privados entre algunos. Ya en este punto uno se volvió invisible y nadie nota que estás ahí. Además nadie te habla debido a que en ningún momento fuiste presentado.

- te acuerdas cuando fuimos al rio aquel y nos bebimos como 6 botellas de ron entre las 3 y nos emborrachamos? – Clarooooo!!!!! Y te acuerdas que ese día nos quedamos en casa de fulanito que estaba con sus 12 amigos? – HAY SIIIII!!! Que estaba el chamo aquel que estaba buenísimo! – siiiii muergana!!! Tú te quedaste como 6 horas con él en su cuarto y que porque no encontraban las llaves y se quedaron encerrados!! – JAJAJAJAJAJAJA!!! No piensen mal que ahí no pasó nada! – NADAAAA??? Y porque saliste sin sostén y con los pantalones al revés? – JAJAJAJAJAJAJA!!! (risas descaradas colectivas.)

Esta es la conversación “típica” que se cuentan delante de ti. Es bastante raro escuchar este tipo de historias cuando a ti no te aceptan ni una cervecita por que “ella no bebe” y no te deja que le des la mano en público porque “qué es eso?”… ya aquí nos damos cuenta de que nos vieron cara como de conejos…

No describiré el resto de los acontecimientos a seguir (como el pana que le agarra las nalgas a cada rato y ella se ríe, o las historias de cuál de los 35 amigos que estaban con ella el día del rio besaba mejor, o cual es el pana que tiene el que te conté más marcado o grande) pues ya todos sabemos cuáles son. Para los que no lo saben les cuento que no es para nada agradable.

Llegada la hora de irse y después de literalmente “jalarle bolas” a la hermosa ninfa por aproximadamente 6 horas para irnos porque “estamos full ladillaos”, cosa a la que ella responde indistintamente “ya nos vamos”, intercalado con unos cuantos “que ladilla eres! Ya va!”, logramos irnos.

Al ingresar al carro notaremos siempre la cara de martillo en la dulcinea que hemos acompañado ese día… ni una palabra en todo el camino… ni una mirada…

Finalmente llegamos al estacionamiento de su casa para dejarla y sucede los siguiente:

-tu si eres antipático!, no saludaste a nadie!- mi amor pero si no me presentaste! -* Y para que te tengo que presentar? No son mis amigos? – si… peroo…. – NADA!!! Y además ladillando “que vamonós, que vamonós” (esta parte con mofa por supuesto) madre pena!
– Hey! Yo no conocía a nadie! –

Bienvenido al mundo femenino en el que nada es lo que parece y lo que parece no es! Es aquí cuando nos damos cuenta que no entendemos nada de lo que pasa y no hay manera de defenderse. Optamos por quedarnos callados y solo decir “bueno mi amor… mejor hablamos mañana por que ya es muy tarde y tengo sueño”, a lo que sigue la respuesta más inesperada de todas “Que? Y ya te vas?... bueno, dale pués! Nos vemos después”, a lo que sigue un portazo que casi deja la puerta giratoria y la estampa de la espalda de la hermosa “jevita” con la que salimos esa noche. Ni un besito de despedida pero si un tremendo peo armado para la próxima.

Es impresionante que después de todo esto, aun nos queden ganas de invitar nuevamente a un individuo del género femenino a salir, y mucho más terrible: se nos ocurre casarnos!!!, pero es que después de todas estas desgracias que implican salir con ellas, los regaños, las incontables “arrecheras” y las grandes inversiones de dinero que hacemos para quedar bien con ellas (como si las fuéramos a comprar), solo basta un besito, una mirada o un cariñito en la mano mientras vemos una película o manejamos para quedar nuevamente encantados con ellas y darnos cuenta que vale la pena pasar por todo esto y mucho más con tal de ganarnos aunque sea ese anhelado “piquito” con el que soñamos desde hace tantas noches… mujeres… lo mejor que nos ha pasado!

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