martes, 22 de junio de 2010

CUANDO MOZART Y BOLIVAR VISITARON EL SIGLO XXI


Que cómico fue eso!, y es que ahora, cuando existen los IPOD, el Internet banda ancha, la oveja Dolly y los Genpets pues traer a Bolívar y a Mozart a nuestro tiempo no debería sorprender a nadie.

Ya se que algunos puritanos de la ciencia y la tecnología, sin nombrar a los religiosos más ortodoxos, diferirán conmigo cuando digo que traer a nuestro tiempo a cualquier personaje muerto para captar sus impresiones de nuestra era no es para nada sorprendente ni imposible. Se de muchas cosa de verdad increíbles que vemos a diario pero que por cotidianidad ya no nos sorprenden o nuestra mente se ha dedicado a negarlas a un punto tal que ya no las notamos.

Pues debo asegurarles a todos los que leen esto que Bolívar y Mozart si fueron traídos a nuestro tiempo y pasaron por aquí por Trujillo y lo digo con toda la propiedad del mundo por que yo mismo fui encargado por la Corporación Trujillana de Turismo de pasearlos y mostrarles las maravillas modernas de nuestra era.

Sorprendentemente para mi, nada de lo que les mostré pareció sorprenderles como pensé que podía suceder.

En primer lugar, los recibí en el aeropuerto de Carvajal, y después de bajarse de un avión privado enviado por Air France (por que fueron los franceses los que lograron devolverlos a la vida en nuestra era, pero la HRW pidió que los dejaran salir del laboratorio e Ingrid Betancourt comenzó una campaña de liberación de Bolívar y Mozart que Sarkozi no pudo dejar pasar bajo la mesa y mandó a ejecutar la liberación inmediata de los dos personajes, lo que le hizo acreedor de un premio por parte de la ONU por ser tan humanitario) los recibí con bastante ansiedad. Para mi sorpresa, cuando bajaron del avión no pude reconocer a ninguno de los dos entre los escoltas que les había asignado el presidente Chávez, pues debo decir que ninguno venía vestido como uno cree, con los pantaloncillos bombacho y las pelucas blancas o con el pantaloncito azul de lycra con una camisa full de vainas que cuelgan. No. Los 19 escoltas venían como suelen estar siempre, con sus fluxes negros y los lentes de sol. Por alguna razón, la mayoría estaban cocopelaos y los que no usaban como 1 kilo de gomina. Pero eso no es lo relevante. La cuestión es que Bolívar venía vestido con una camisa de Yves Saint Lauren, pantalones jeans Valentino y par de zapatos Arman. Una bufanda Prada le cubría el guerguero. El cabello largo y rizado era sujetado solo por un par de lentes Versace negros con una delicada línea blanca que pasaba por medio de cada pata. Debo acotar que el pelo largo me sorprendió, pues no recuerdo ningún cuadro de Bolívar con el pelo largo, pero así es la cosa.

También fue super extraño y me ayudó a no reconocerlo, el hecho que no se parecía en nada a la cara que uno suele asociar al Libertador de las naciones. Mas bien se parecía un poco como a Chayanne. El acento del Libertador fue mucho más impactante al momento del saludo cuando al recibirlos le estreché la mano (suavecita como de jeva) y con un claro acento medio Colombianoso me dijo:

- que ás hermano? Como stá la aina po estos laos? Pá onde es que nos a llevar?

Nunca me imaginé que ese fuera ni el acento ni el modo de expresarse de nuestro Libertador y máximo prócer, aunque inmediatamente comprendí el por qué de “La Gran Colombia” y no “La Gran Venezuela”.

De inmediato le pregunté por el afamado músico Alemán y me dijo que ya venía… que estaba en el baño porque un majarete que le habían brindado en Miraflores como “una gran verga que no se conoce en Salzburgo” le había caído medio mal. Cinco minutos después aparecía el famoso músico. Venía ataviado con unos bermudas a cuadros, unos zapatos de Jordan y una franela rasta con la cara de Bob Marley estampada en el frente. Una gorra al mejor estilo reggeatonero coronaba una cabeza llena de pelo azul y despeinado. Par de lentes tipo John Lennon le mejoraban la cara que trataba de cantar algo que escuchaba en los audífonos del IPOD. Claro, que después de ver a Bolívar, conocer al más famoso músico de la historia de esa forma fue aunque un gran choque, algo muy emocionante.

Traté de saludarle pero el músico no parecía entenderme y solo sonreía y decía algo como “jmmmm”, por lo que el Libertador se me acerco riendo y recordándome que Mozart solo hablaba, como es lógico, Alemán antiguo.

- y como hace para entenderse con el Libertador? – pregunté

- Q pasa pues hermano? Usté no sabe qu yo hablo diecinueve idiomas esss? – dato que me sorprendió sobremanera, pues ningún libro hace referencia a este detalle de nuestro libertador.

Al preguntarles que les había parecido el viaje y los aviones la respuesta no dejó de ser impresionante, pues Bolívar me aseguraba que había logrado volar en un artefacto, que aunque más rustico era menos ruidoso, en el antiguo Egipto por cortesía de Napoleón cuando invadió. No supe que decir a esto, por lo que seguí preguntándole sus impresiones acerca de la Chevrolet Tahoe elite 2009 en la que les había ido a buscar, lo que fue inmediatamente acallado cuando el Libertador riendo tradujo lo que Mozart había dicho:

-esto no es nada… de hecho es incómoda!, cuando la reina de Rumania me llevo de Alemania a Francia para dar un concierto al Papa, el carruaje era muchísimo más cómodo… por no decir que además tenía a 12 personas solo para atenderme y a 4 cortesanas para mi disfrute…-

Preferí callarme la boca para dejar de hacer el ridículo y les lleve a la virgen de la Paz en primer lugar, a lo cual horrorizados ambos personajes me pidieron que les sacara de aquel “horrible monigote mal hecho” lo cual me molestó e inflamó mucho por ser esa una de nuestras grandes obras, por lo que les expliqué que era una obra de Manuel de la Fuente y que era una muy hermosa estatua de casi 45 metros de altura. Supuse que con esto les callaría, pero no. Bolívar me dijo que él había visto las pirámides de Egipto y de México así como los colosales budas de la India, y que esto no era nada. Por su parte Mozart me dijo que cuando salieron del Laboratorio en París habían visto la torre Eiffel y que aunque era “como un esqueleto sin sentido” era más bonita que nuestro monumento. 

Dolido en el alma por dichas aseveraciones que atentaban contra mi amor propio de Trujillano decidí no llevarles a ninguna parte más. Les monté en la Tahoe de la gobernación y me callé. Pero recordé que pocas veces en la vida puede uno darse el lujo de hablar con personajes de la envergadura de aquel par, por lo que opté por nuevamente hacer conversación. Así me explicó Bolívar que su atuendo era de primera porque así le gustaba a él. Le dije que aquello era el monumento al consumismo y que iba muy en contra del pensamiento bolivariano, a lo cual él me respondió que “no sabía qué coño era el pensamiento Bolivariano”. Le expliqué como sus discursos y cartas habían inspirado la revolución roja rojita en nuestro país y nos había sacado de esa horrible época llena de gastos superfluos y consumismo capitalista que el imperio nos había impuesto desde hacía siglos pero que solo justificaban que los empleados de gobierno tuviesen Tahoes como en la que andábamos, o lentes Versace como los del Gobernador por que al menos ese poquito de comodidad se les debía a los gobernantes, a lo que el prócer me dijo:

- no pues hasta onde yo me acuerdo pues a mi jué que me agarro la recluta por que andaba indocumentao y aji empece en el ejercito ve?. La carta de Jamaica era de cuando andaba yo con unas niñas de esas medio muerganas escapao de unos manes que me andaban cobrando unos cobres que les debia y gueno… ademas yo soy de una familia muy rica hermano que tenia muchas propiedades y cobres y por eso es que yo podia viajar pa toas partes y andar siempre a la moda o que? A mi si me gustan las vainas buenas man! Alla usté si le gusta puro la ropa del cementerio y de los buhoneros, pero yo no ando cayéndome a mentiras… párese ahí de una vez que tengo sed… se echa una friita?- 

Recordé que Bolívar venía en efecto de una familia muy acaudalada que había pagado sus estudios y mecenas en distintas partes del mundo. Era de esperar que el menos austero fuera él, además, no tenía nada de malo que gastase todo su dinero en lo que mejor le pareciera, porque después de todo el mismo se lo había ganado. El detalle de la “friita” no se lo saque al ruedo por temor a salir jodido de nuevo.

Por su parte el maestro Mozart seguía tarareando algo y por curiosidad le hice señas para hacerle entender que quería saber que escuchaba, a lo que él me paso uno de los audífonos. Sorpresa cuando escucho el coro de una canción que nunca pensé podía gustarle a un maestro como aquel que me miraba sonriendo:

-“.. Dame más gasolina a ella le gusta la gasolina dame máaaaas gasolina”…-

“Que horror… esta vaina se acabó”, fue lo único que pensé. Opté por dejar a aquel par de gentes en el edificio del hotel Country Valera (****) que era lo que me habían pedido y en donde les esperaban las suites más lujosas y con el servicio a cuarto más caro que el socialismo podía pagar.

Antes de despedirnos, y en vista de que no les pude sorprender con nada, les pregunté que era lo más sorprendente que habían visto en su visita a la modernidad, y he aquí la verdadera sorpresa para ambos personajes contada por el Musico que ahora se hacía llamar “Daddy Wolfgang”:

-Pues los IPOD no son gran cosa, pues las orquestas de nuestras ciudades eran de verdad excelentes. Tampoco las computadoras ni el Internet son nada nuevo, pues nuestras bibliotecas eran extraordinarias y no se borraban como sus discos duros. En nuestros tiempos también nos comunicábamos y hacíamos construcciones muchísimo más impresionantes que las suyas sin tanta maquinaria ni computadoras ni nada. Sus carros y aviones no son más que un medio de transporte de pobres, pues en nuestros tiempos teníamos criados que nos llevaban en hombros, o carruajes de gran tamaño atados a caballos percherones hermosísimos, mucho más que tu Tahoe. Pero si hay algo que nos ha sorprendido mucho, y es que en nuestra época, donde solo habían reyes y cortes, la política nunca nos enfrentó socialmente, pero aquí en Venezuela, con la voz de Bolívar en todas partes y el socialismo del siglo XXI, los lujos que gozábamos nosotros en las cortes solo los tienen los políticos que curiosamente desprecian el consumismo pero se visten de Armani y andan en los más lujosos carros del año llamando a la austeridad y a la unión solidaria mientras llaman fascistas y traidores a los que les oponen. Pero aún así les siguen una horda de personas uniformadas de color que les apoyan cualquier extravagancia en nombre de una “supuesta revolución” que no existe y que solo se ha pagado a billete limpio. Lo impresionante no es eso… lo impresionante es que en estas condiciones todavía se hable de una enmienda y que esa horda la siga porque un rey lo dijo… en nuestros tiempos algo así llevaría a la revolución francesa o a la caída del imperio romano… aquí no, aquí lo aplauden… me sorprende que eso sea la famosa “democracia”-

No tuve palabras para responder a eso… y Bolívar se reía y pedía más cervezas al tiempo que bailaba la gasolina… que cómico!

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