domingo, 14 de diciembre de 2025

¿COMO EXPLICAR VENEZUELA?

 


¿COMO EXPLICAR “VENEZUELA”? 🤔

Recientemente me he dado cuenta de algo un poco alarmante. Hay mucha gente (dentro y fuera) que piensa que Venezuela se encuentra luchando contra una dictadura o un régimen por el que los venezolanos votaron. En cierta forma, se cree que los venezolanos solo estamos enfrentándonos a un gobierno de corte totalitario que gana elecciones y los que nos oponemos solo lo hacemos por ideología política diferente.  

Venezuela suele explicarse con categorías simples: “es una dictadura”, o se dive que es un “gobierno autoritario”, que hay una pugna entre izquierda y derecha, o que vivimos un conflicto ideológico atravesado por “intereses geopolíticos y de recursos”. 

Pero esa lectura está profundamente equivocada porque impide entender algo que es esencial: Venezuela no está gobernada, está secuestrada. Y no está secuestrada por un partido o una ideología, sino por una estructura criminal perfectamente estructurada y armada que se apoderó del Estado y lo convirtió en su herramienta de supervivencia.

Desde hace casi tres décadas, Venezuela ha sido gobernada por un grupo que efectivamente llegó al poder por elecciones, pero que apenas llegó, transformó al gobierno en la plataforma de poder sobre la cual estableció un cártel de narcotráfico que solo pudo imaginarse como el sueño húmedo mas salvaje de Pablo Escobar cuando planeó ser presidente de Colombia en los 80.

En Venezuela, esto si sucedió. ¿Cómo? Una sucesión de errores políticos llevó a  un militar golpista a ganar las elecciones presidenciales. Este, luego usó el dinero y poder de su gobierno para convertirse en el capo del cártel narco terrorista más grande del mundo. 

Las instituciones venezolanas dejaron de funcionar y se convirtieron en brazos  del cártel. El sistema judicial se convirtió en el sistema de silenciamiento de quien señalara o denunciara a los narcos, el árbitro electoral se convirtió en la marioneta del capo para justificar resultados electorales y disfrazar así al cartel de partido político ante el escenario internacional. Los inmensos recirsos del país se destinaron entonces no al bienestar de los venezolanos, sino a comprar voluntades de paises e instituciones.

Las fuerzas armadas se transformaron en custodios de un poder que no responde a la ley sino a los capos. Con el tiempo, los venezolanos, una sociedad democrática y pacífica por excelencia, fuimos secuestrados por unos criminales que pagaban apoyos extranjeros con la Petro chequera del país con las reservas de petroleo mas grandes del planeta. 

Así es como un supuesto gobierno se convirtió en una red de narcotráfico, contrabando de petróleo y minerales, lavado de dinero y alianzas con grupos terroristas internacionales. No es una metáfora: Existen investigaciones abiertas en la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad y pruebas de nexos entre Hezbollah, Hamas y Al Qaeda con el cártel de los soles venezolano que se hace llamar gobierno.

Hay quienes encuentran difícil de creer esto, y es que no es fácil de explicar sin dar explicaciones sobre como por casi tres décadas el cártel ha robado cientos de procesos electorales, infiltrado a la oposición, asesinado gente en las protestas, silenciado medios de comunicación, etc… pero hay algo que quizá les de una idea de la realidad: HOY, la población TOTAL de Venezuela asciende a maso menos 28 millones. De esos 28 millones, MAS DE 8 han huído  del país. Eso representa CASI EL 30% de la población total del país en el exilio. 

Este dato sitúa a Venezuela, estadísticamente, como la crisis migratoria mas grande DE LA HISTORIA del continente americano y una de las más grandes del MUNDO. Debo resaltar además que este exilio es el de un país que NO ESTÁ EN GUERRA, a diferencia de otras crisis como las de Afganistán o Ucrania. 

Los venezolanos somos masacrados por un cartel terrorista que ha usado los recursos de uno de los países más ricos del mundo para enriquecer a sus capos y comprar apoyos extranjeros que funcionan en su beneficio. Eso es CLAVE. 

Miles de veces políticos venezolanos han denunciado esta situación en el mundo, pero el cártel emitió miles de cheques a organizaciones y países que “daban fe” del talante democrático del cártel ante cada denuncia, y así se fue creando la imagen de que lo que sucedía eran solo “diferencias políticas internas” o “divisiones de la oposición”. 

Por décadas, los venezolanos nos quedamos luchando solos y secuestrados en nuestro país. Presos de una red criminal que nos quitó hasta los pasaportes.

Aun así, el pueblo venezolano no se ha rindido nunca. Hemos intentado todo dentro de los márgenes posibles. Protestanos en las calles por años, aun sabiendo que podíamos terminar en prisión o muertos. Mas de 1200 presos políticos hay en las cárceles del cártel hoy. Mas de 200 asesinados en protestas por francotiradores. Miles de desaparecidos. 

El pueblo votó cada vez que se lo permitieron, aun cuando el sistema estaba diseñado para hacerle perder. Atravesamos selvas y desiertos a pie, caminando MILES DE KILOMETROS, hasta llegar a otros países donde muchas veces hemos sido humillados y despreciados… y desde esas fronteras hostiles, seguimos levantando la voz, buscando que alguien escuchara nuestra verdad… 

En 2023 ocurrió algo que los terroristas del cártel no esperaban: la oposición logró organizar unas primarias abiertas, con participación masiva, dentro y fuera del país. El cártel trató de impedirlas, pero el mundo empezó a mirar, y el cártel tuvo que mantener las formas. (Busque “acuerdo de Barbados”, “acuerdo de Oslo”, ambos incumplidos por el cártel).

María Corina Machado ganó de forma aplastante, con más del noventa por ciento de los votos y se convirtió en la candidata presidencial.

La respuesta del cártel fue inmediata y predecible: En enero de 2024, el narco régimen ratificó una inhabilitación política en contra de Machado y le prohibió ser candidata. El cártel usó una figura administrativa INEXISTENTE en la legislación venezolana para sacar del juego a Maria Corina Machado y a otros dirigentes políticos de oposición para ir a un proceso electoral que además de viciado pretendía ahora no tener oposición. En el colmo de la situación, los capos del narco incluso se atrevieron a proponer a algunos candidatos “aceptables” tras secuestrar también los partidos de oposición y entregarselos via Tribunal Supremo de Justicia a dirigentes adeptos al régimen.

Machado, lejos de abandonar la ruta electoral, buscó un reemplazo. Propuso a Corina Yoris, una académica sin historial político, alguien que podía representar continuidad sin ser ella. El Consejo Nacional Electoral simplemente bloqueó su inscripción. No la rechazó formalmente: la hizo imposible. ¿Cómo?Estableció procesos de inscripción de candidatura que jamás funcionaron en plazos absurdos… y así, el cártel buscó eliminar a la oposición democrática del país frente a los ojos del mundo, usando trampas administrativas… y nadie en el mundo dijo nada…

Con el calendario corriendo y la presión aumentando, la oposición se vio obligada a usar la única rendija que quedaba abierta: Edmundo González Urrutia, un diplomático retirado que fue el único candidato inscrito en el sistema electoral de manera independiente y al que nadie había nombrado jamás fue entonces nombrado como el candidato detrás de Maria Corina Machado. González no era el liderazgo real del movimiento, sino un vehículo legal. El respaldo popular seguía siendo el mismo, y la gente lo entendió perfectamente, y así, Edmundo aceptó la responsabilidad y el riesgo de poner su vida en riesgo por un país entero que clamaba libertad. 

El 28 de julio de 2024, millones de venezolanos votaron. Las actas de totalización de votos comenzaron a circular en redes sociales, los conteos paralelos coincidían, los observadores independientes confirmaban la tendencia: La victoria opositora fue clara y contundente, cercana al setenta por ciento de votos a favor de Edmundo Gonzalez… y entonces ocurrió lo que define por completo la naturaleza del cártel: el Consejo Nacional Electoral eliminó resultados, alegó un supuesto hackeo al sistema y simplemente declaró ganador a Nicolás Maduro, el capo. Hasta hoy, las actas oficiales nunca han sido mostradas. 

A horas de las votaciones, el cártel comenzó una escalada sin parangón en lo que mejor sabe hacer: persecución, amenazas, detenciones, desapariciones y exilio forzado.

María Corina Machado tuvo que pasar a la clandestinidad. Su equipo fue sitiado y hostigado por meses en la embajada Argentina. Edmundo González tuvo que protegerse en la embajada de España hasta que semanas después tuvo que dejar el país escoltado por diplomaticos para cuidar su vida y su familia fue asediada y encarcelada… todo esto pasó no por haber llamado a la violencia, sino por haber ganado la elección. 

Ese es el punto donde toda discusión sobre “gobierno legítimo”, “soberanía” o “antiimperialismo” se derrumba. Un poder que gana elecciones no se comporta así. Un gobierno cumple la ley. Un gobierno no necesita borrar actas ni callar resultados. Un cártel en cambio, no responde a leyes.

Por eso, cuando se consume contenido que presenta al régimen venezolano como un “proyecto político asediado por potencias externas” y omite los presos políticos, los salarios de centavos de dólar, la represión armada y el éxodo masivo, no se está frente a una versión alternativa de los hechos, sino frente a propaganda pagada por el mismo cártel y sus aliados. Se está ante la misma propaganda que durante décadas presentó a Cuba como una “revolución digna” cuando la realidad es que la gente muere en cárceles del régimen, de hambre y escapa en balsas.

Ningún venezolano pide una invasión militar. Nadie pide guerra. Lo que se pide es algo más básico, pero mucho más difícil: que se entienda que esto no es un conflicto político. No es pueblo contra gobierno. Es un pueblo desarmado frente a una organización narco criminal que controla el territorio, las armas, las instituciones y no le tiembla el pulso para masacrar a quien sea, como lo han hecho con Oscar Perez, Franklin Britto, Caguaripano, Linda Loaiza, la jueza Afiuni y MILES de venezolanos mas. (Busque en internet los videos).

Cuando protestar te mata, votar no cambia nada y hablar te encarcela y te desaparece. Hay quienes piensan que los venezolanos sufrimos síndrome de Estocolmo y que simplemente no nos gusta el gobierno por el que ha votado una mayoría, pero la verdad es que no hay tal síndrome de Estocolmo: Hay un secuestro. Nadie votó por estos criminales. En Venzuela no hay “socialismo”, sino NARCOTERRORISMO en el poder. No se puede hablar de un gobierno ni de política porque no hay políticos en el gobierno: hay capos y lugartenientes. 

El cártel de los soles (llamado así por los soles en los uniformes de los altos mandos militares que lo conforman) financia y recibe apoyo de grupos como Hezbollah y Hamas, es asesorado por rusos, cubanos y chinos que son especialistas en represión, en manipulación de medios internacionales y en mantener dictaduras por décadas y es dirigido por mandos de varios países como Cuba y Rusia. 

El cártel soborna gobiernos que votan a su favor en instancias como la ONU, donde nunca se alcanzan los votos suficientes para sancionarlo. Ha infiltrado con su corrupción instituciones como la CPI, donde el fiscal Karin Khan practicamente detuvo la investigacion por crímenes de lesa humanidad en Venezuela por casi diez años y la abogada “defensora” de Maduro en el caso era, casualmente, su cuñada. Incluso ha infiltrado al congreso de EEUU, donde una lista larga de congresitas han recibido cheques por jugosos donativos de campaña desde Caracas. Algunos de estos congresistas hoy aseguran que las acciones de EEUU contra Venezuela son injustificadas.

Los venezolanos no tenemos recursos desde hace tiempo. Nuestros recursos se los ha llevado China, Irán, Cuba, Rusia y decenas de aliados del cártel  desde hace décadas como pago por su apoyo a los capos que los finacian. Mientras a los narcos de Caracas les confiscan millones de dolares en el exterior, decenas de aviones y propiedades de lujo, los venezolanos apenas pueden reunir para comer o vestirse en un país en el que los “enchufados” al cártel andan por las calles en Ferraris y en fiestas que un jeque envidiaría. 

Venezuela no está polarizada. Está tomada, y hasta que el mundo no entienda esa diferencia seguirá mirando el problema desde un lugar equivocado mientras millones de personas pagamos el precio real. Venezuela esta SECUESTRADA.


Jose Calabres

sábado, 22 de noviembre de 2025

La tensión en torno a Maduro alcanza su punto más peligroso: ¿se acerca la hora de su salida?


En medio de una escalada militar sin precedentes, Estados Unidos ha intensificado su presencia naval en el Caribe, centrándose en la zona costa de Venezuela. El despliegue del portaaviones USS Gerald R. Ford junto con sus escoltas, combinado con operaciones contra embarcaciones vinculadas al narcotráfico, ha encendido las alarmas en Caracas y entre los analistas internacionales.


En paralelo, Donald Trump, desde su posición de influencia, ha elevado el tono: afirma que no descarta el despliegue de tropas estadounidenses en Venezuela, pero al mismo tiempo mantiene abierta la vía de la negociación con Maduro. Esa mezcla entre amenaza militar y oferta de salida condiciona la presión de Washington sobre el régimen. Mientras tanto, Estados Unidos ha anunciado la designación del “Cartel de los Soles” como Organización Terrorista Extranjera, medida que se activará formalmente el 24 de noviembre de 2025 y que amplía las herramientas legales con las que puede actuar contra individuos e infraestructuras clave del régimen.


Por su lado, María Corina Machado ha intensificado su discurso: sostiene que la salida de Maduro es inminente y propone un plan de transición para los primeros 100 días tras su caída. Su mensaje apunta a preparar un vacío de poder, con la oposición asumida como actor clave en esa fase posterior. No obstante, su propuesta todavía carece de detalles operativos precisos, generando dudas sobre cómo se implementaría una transición real y ordenada. Destaca su aseveracion al decir que el 10 de diciembre asistirá a la ceremonia de entrega del premio Nobel, lo cual pareciera ser una pista de que algo sucederá antes de esa fecha. 


Por su parte la dictadura la amenaza. Pero que podría haver Maduro si MCM no solo asiste a la ceremonia, si o que regresa de la mano de Edmundo Gonzalez por ejemplo? Se atreverían a detenerlos? A la premio Nobel de la paz y al presidente electo? O sería esto una provocación que podría desencadenar una acción directa de EEUU contra el régimen? Pasaría EEUU de una acción antidrogas a una operación antisecuestro? (Ya para esas fechas Maduro sería oficialmente el capo del cartel de los soles).


Sin embargo Caracas no ha respondido de forma pasiva. El régimen ha activado estructuras de defensa interna, integrando fuerzas civiles y militares, y ha promulgado nuevas leyes para fortalecer su capacidad de resistencia frente a lo que describe como una agresión externa. Esta estrategia sugiere que Maduro busca consolidar un alto costo para cualquier intervención, ya sea militar o política, y asegurarse de que no será desplazado sin resistencia.


Frente a este panorama, se abre una ventana de tiempo clave. La fecha del 24 de noviembre actúa como un punto de inflexión legal y simbólico: si la designación del Cartel de los Soles se activa, la presión sobre el régimen se volvería aún más intensa. Esa combinación entre la amenaza naval (y potencial militar) y el apalancamiento jurídico podría forzar una salida de algún tipo.


Las posibles rutas para la transición son varias. Veamos. 


-Un acuerdo político: Maduro podría aceptar un exilio controlado y recibir garantías. Hay noticias por ahí de Maduro buscando esto, pero sus condiciones no han sido aceptadas por EEUU.


-Segundo, un colapso interno: fracturas en la cúpula militar que derroquen al narco capo sin intervención externa directa. Esta opción, aunque posible es improbable.


-Tercero, una campaña militar limitada: ataques selectivos sobre puntos estratégicos para desestabilizar al régimen. Tras la designación del Cartel de los Soles como organización terrorista se abre un nuevo abanico de opciones de ataque hacia sus estructuras y mandos. Es posible, pero la probabilidad no es muy alta según algunos expertos.


Aunque hay una opción que es la menos probable, también existe la de una intervención terrestre, aunque sus implicaciones logisticas son muy complicadas.


Finalmente, no se puede descartar que el régimen resista, usando su aparato de control y propaganda para sobrevivir a la tormenta y negociando algo que le interese o beneficie a Trump, incluso pagandole, pues el presidente Trump parece estar muy ávido de “negocios”, tal y como acaba de verse con su reciente propuesta de paz para Ucrania en la que basicamente propone adueñarse de mas de la mitad de los recursos del país… cuando hay interés económico y ese tipo de morales, es dificíl preveer acciones morales o justas.


Lo que sí está claro es que estamos en un momento decisivo. Las próximas semanas serán decisivas para determinar si Maduro abandona el poder, se queda, es sacado, su régimen se desmorona internamente, o si emerge una crisis abierta con consecuencias impredecibles para Venezuela y la región. 


Es de considerar igualmente que Maduro se encuentra en una encrucijada. Aunque se encuentra en posición de negociar algo (su propia salida del poder), la verdad es que su cúpula no tiene nada que ofrecer para negociar su propia salvación, lo cual los obliga a inyentar salvaguardar sus propias cabezas de una sola manera: manteniendo a Maduro en el poder. Solo así pueden mantenerse medianamente seguros (y libres). Es así como Maduro está ahora secuestrado por su propia situación, lo cual no le deja mas opción que jugarse todo con tal de sobrevivir lo más posible. Por un lado lo espera carcel por el resto de su vida, y por el otro amanaza de muerte de su propio entorno si los traiciona o una vida al borde de la traición eterna siendo cabeza del Cartel. Está en el punto de todo o nada. Vivir para resistir o morir en el intento, porque las opciones de librarse de esto son cada vez menos.


Jose Calabres

PAZ O NEGOCIO A COSTAS DE UCRANIA?


Las noticias hoy son escandalosas. Un muy irritante supuesto “plan de paz” para la guerra iniciada por Rusia contra Ucrania creado por EEUU ha salido a la luz. El supuesto borrador de ese plan de paz de 28 puntos elaborado por el entorno del presidente Donald Trump y negociado con Moscú, ha emergido no solo como una propuesta diplomática, sino como un documento político cargado de controversia y un profundo dilema moral. 


Este plan, negociado a espaldas de Kiev y sus aliados europeos, redefine los términos de la “paz” al solicitar, de manera escandalosa, a la víctima que pague la factura territorial y de soberanía. Pero no es a decir verdad nada nuevo respecto a lo que ya Trump había planteado groseramente hace meses atrás cuando le hizo una encerrona al presidente Zelensky en la oficina oval para humillarlo públicamente. 


La esencia del “plan” es clara: Ucrania debe aceptar una paz a cambio de territorio y neutralidad forzada. 


La propuesta exige el reconocimiento de facto de Crimea, Lugansk y Donetsk como rusos, y la congelación de las líneas de contacto en Jersón y Zaporiya, lo que otorga a Rusia la retención de sus ganancias bélicas. En la práctica, esto legitima la agresión y violenta uno de los principios fundamentales del derecho internacional: la prohibición de adquirir territorio por la fuerza.


El borrador plantea que Rusia logre su objetivo estratégico de anexar vastos territorios y la prohibición permanente de que Ucrania ingrese a la OTAN. Exige además a Kiev a ceder su derecho a la integridad territorial y a limitar el tamaño de sus Fuerzas Armadas. La "ganancia" ofrecida a Ucrania es puramente negativa: el supuesto cese inmediato del derramamiento de sangre a cambio de un sacrificio territorial irreversible.


Quizás los elementos más censurables del borrador son que plantea la “amnistía total” y una absolutamente inmoral cláusula de lucro estadounidense. Veamos.

 

- Impunidad para Crímenes: La “amnistía total” propuesta otorga una comoleta impunidad a los responsables de crímenes de guerra cometidos por ambas partes, pero predominantemente por el ejército invasor ruso. Al eliminar la posibilidad de rendición de cuentas, el acuerdo socava la justicia para las millones de víctimas ucranianas y establece un peligroso precedente de que la agresión armada puede quedar impune si el agresor es lo suficientemente poderoso. Esta clausula, que favorece muy mayormente a Putin, es además una alianza entre Trump y Putin, y la prueba de esto es la siguiente clausula.


-El lucro oportunista: El plan revela un supuesto plan de inversion de 200 mil millones de dolares para la reconstruccion de Ucrania con 100 mil millones provenientes de fondos rusos congelados y el resto de fondos de ayuda de la UE. Acá sin embargo se plantea un interés económico directo al estipular que “Estados Unidos recibirá el 50% de las ganancias derivadas de invertir los $100 mil millones de activos rusos congelados en la reconstrucción de Ucrania”. Esta estipulación transforma la mediación en un negocio. El principal mediador, en lugar de actuar como un aliado desinteresado, se posiciona para obtener un beneficio financiero directo a costa de la devastación de Ucrania. Esto levanta serias preguntas sobre si los intereses geopolíticos y humanitarios están siendo eclipsados por la oportunidad de ganancias, una crítica que ha perseguido consistentemente a Trump. 


Otro dato curioso de este acuerdo es que propone que se active de nuevo la central nuclear de Zaporivia (Chernobyl) y que la energia generada sea repartida 50/50 entre Ucrania y Rusia, y que 50% de la explotacion de minerales y tierras raras de Ucrania sean para beneficiar a EEUU. Escandalosa inmoralidad que la verdad es que no sorprende a nadie.


La aceptación de que Rusia se apodere de territorio por la fuerza y quede impune establece un precedente catastrófico para el orden mundial basado en normas. Si la comunidad internacional (y particularmente Estados Unidos, como mediador) valida que una potencia nuclear pueda reescribir fronteras sin consecuencias, se abre la peligrosa "Caja de Pandora" de las anexiones por la fuerza.


Este acto de impunidad podría ser interpretado por otras potencias revisionistas como una luz verde. Se teme que sirva de modelo o justificación para que China intensifique su presión sobre Taiwán, o incluso para que otras potencias empleen la fuerza para apoderarse de recursos estratégicos o territorios disputados, como hipotéticos escenarios donde una nación se apodere por la fuerza del Canal de Panamá o anexe la Franja de Gaza. Si el principio de integridad territorial es violado con éxito e impunidad una vez, no hay argumento legal o moral para evitar que el hecho se repita ad infinitum.


La negociación de un plan de esta magnitud sin la participación y consentimiento de la nación atacada es un ejercicio de la política de las grandes potencias que recuerda a épocas pasadas y bastante penosas. El hecho de que un supuesto aliado esté negociando con el agresor a espaldas de la víctima debilita la confianza en las alianzas. Mucho mas si entendemos que detrás de Ucrania está toda la UE. 


El plan de paz de 28 puntos de Trump no es un acuerdo de justicia, sino un dictado de capitulación de lo mas vergonzoso. Premia la agresión rusa con territorios, castiga a Ucrania por resistir limitando su soberanía, y busca asegurar un beneficio económico para el mediador. Es, en esencia, un intento de comprar una paz falsa al precio de la moralidad internacional y de la soberanía ucraniana.


Si este conflicto llegase a escalar fuera de Ucrania, desatando una guerra convencional entre Rusia y Europa (posiblemente con la implicación de la OTAN) que pudiera escalar a un conflicto nuclear (ojalá no pase nunca!) la historia podría señalar a la política de Estados Unidos como un factor determinante de ese hecho, e incluso, el factor desencadenante del mismo. Si Washington tuvo la oportunidad de presionar a Rusia para un cese real de las hostilidades, basándose en la justicia y el derecho internacional, pero en cambio impuso a Ucrania un acuerdo de cesión territorial y aupó directamente las ambiciones de Moscú, no se podría eximir a esta política de culpa en un desastre geopolítico mayor. El ataque al agredido mediante la imposición de condiciones humillantes a cambio de una situación forzada disfrazada de acuerdo solo para alimentar un beneficio económico solo sirve para envalentonar al agresor y desestabilizar el statu quo global. Esto, tarde o temprano, cobrará un alto precio al mundo entero. 

 

Jose Calabres.


sábado, 15 de noviembre de 2025

Esta pasando algo?

 


¿ESTÁ SUCEDIENDO ALGO?


Algo se está moviendo alrededor de Venezuela. No solo por la presencia militar de EE.UU. en el Caribe o por la autorización de operaciones encubiertas de la CIA dentro del país. También por los mensajes en clave que empiezan a lanzar actores políticos, diplomáticos y hasta figuras opositoras. Todo sugiere que el tablero se está reajustando.

Washington aprieta: el portaaviones Gerald R. Ford sigue en maniobras, otras unidades amplían su radio en la región, y Trump (sí, Trump) dice abiertamente que la CIA opera dentro de Venezuela. Que lo anuncie así de frente ya es extraño… pero sigamos.

A esto se sumó una nueva iniciativa: Operación Lanza del Sur. No hay muchos detalles públicos, pero el momento en que aparece y su nombre sugieren un paso más dentro de un cerco creciente: monitoreo de rutas del narco, bloqueo de financiamiento, búsqueda de figuras clave. Algo se está ajustando.

Trump, por su parte, aseguró que ya tomó una decisión sobre Venezuela, aunque no dijo cuál. Lo deja flotando, como mensaje para todos: para Maduro, para aliados, para la propia opinión pública. 

Mas allá de lo que diga o no un medio de comunicación de donde sea, lo importante es leer el panorama general que muestra el cúmulo de noticias, y este apunta a que EEUU está planeando algo contra Maduro y su comitiva, y por su parte Maduro está en alerta, buscando cerrar filas y tratando de minimizar cualquier levantamiento interno que pueda amenazarlo.

En medio de esto estalla el escándalo de los más de 2300 emails que conectan a Trump con Jeffrey Epstein. Muchos creen que, como siempre, Trump podría intentar mover fichas en el exterior para desviar la atención, igual que hace el propio régimen venezolano con sus crisis internas.

Desde la oposición también llega una señal llamativa: María Corina Machado anunció que viajará personalmente a Noruega para recibir un reconocimiento del Comité Nobel. En otro momento sería irrelevante. Hoy no. En un país donde la oposición tiene prohibiciones, persecución y restricciones para salir, anunciar un viaje así es casi una declaración política. Implica que ella sabe o intuye que habrá condiciones que lo permitan y que esas condiciones no las controla Miraflores. Ya veremos. 

Mientras tanto, Maduro se aferra a lo único que todavía maneja con cierta solidez: el terreno militar. Moviliza milicias, endurece discursos, habla de “defensa del territorio” y prepara estructuras de resistencia. Busca enviar un mensaje interno: “aquí seguimos”, pero lo hace muchas veces, desde un bunker, lo cual llama la atención.

La actitud de Padrino López no deja de llamar la atención y parece en cada discurso más un hombre que ya sabe su destino que un jerarca poderoso.

En lo externo, Caracas intenta apoyarse en sus socios de siempre: Rusia, China e Irán. La apuesta es que cualquier movimiento en su contra los obligue, aunque sea mínimamente, a reaccionar. Pero la reacción de estos ha sido muy tibia. No ha pasado de una que otra declaración menor en instancias internacionales sin acciones reales. Obvio. Nadie piensa comenzar un conflicto internacional con EEUU para defender al Cartel de los Soles y su vida de jeques.  

Y entre líneas, varios escenarios posibles empiezan a intuirse:

1. Una transición silenciosa.

Movimientos militares, presión diplomática y señales políticas podrían estar creando el marco para un acuerdo que solo se anunciaría cuando todo esté listo. El viaje anunciado por MCM encaja con esa sensación de preparación y recientemente la llamada de Trump a Maduro lo cimienta mas.


2. Operaciones selectivas.

Sin llegar a un conflicto abierto, Washington podría atacar estructuras clave del régimen para fracturarlo desde dentro. “Lanza del Sur” podría apuntar justo a eso. Cuanto podría resistir el Cartel ante un ataque real? Quien estaría dispuesto a defender a los jerarcas con la vida? Encontraremos a Diosdado, Maduro y Padrino en las calles luchando contra quien? O se esconderán en algún bunker?


3. Presión internacional.

Trump anuncia decisiones, la oposición actúa como si algo se moviera, EE.UU. despliega fuerzas. Aunque no haya ataques, el mensaje es claro: el tiempo del chavismo parece acortarse ante un cerco internacional cada vez mas cerrado. Cuanto pueden aguantar?


4. Un incidente inesperado.

Con tantos actores moviéndose, aumenta el riesgo de un choque no planificado, como un barco interceptado, un dron derribado, una operación filtrada. Algo que obligue a EEUU a reaccionar. Maduro no se atreve a mover una pluma que pueda desencadenar esa reacción, ni siquiera después de los casi 30 bombardeos a embarcaciones que ya se han realizado. Tampoco ha reaccionado ante los vuelos de bombarderos sobre costas venezolanas. Maduro sabe que un movimiento en falso le puede costar todo. Pero por cuanto tiempo podra hacerlo? Y por cuanto tiempo esperará EEUU para actuar? Ciertamente eso no lo podemos saber, pero de seguro no será para siempre. El reloj avanza y el tiempo del Madurismo se acorta sin duda.


Latinoamérica observa mientras tanto en silencio, pero con nerviosismo. Cualquier escalada afectará a toda la región. Venezuela está en un punto de quiebre no es solo lo militar o en lo diplomático. Son las señales, los silencios, y los movimientos que se acumulan los que indican que los actores más poderosos se están preparando para algo. El clima está cambiando y cuando se refiere a Venezuela, cuando el clima cambia, nada se queda quieto.


Jose Calabres


sábado, 11 de octubre de 2025

El Nobel de la Paz 2025


El 10 de octubre de 2025 amanecimos con una noticia que estremeció de emoción a millones de venezolanos dentro y fuera del país: el Premio Nobel de la Paz fue otorgado a una mujer venezolana, María Corina Machado.


Es el segundo Premio Nobel que recibe Venezuela en toda su historia. El primero fue concedido en 1980 al científico Baruj Benacerraf, por sus descubrimientos sobre la inmunología y los genes que controlan la respuesta del sistema inmune. Aunque Benacerraf nació en Caracas, desarrolló la mayor parte de su vida profesional en Estados Unidos. Aun así, su logro fue celebrado como un hito para la ciencia y para el gentilicio venezolano.

Hoy, más de cuatro décadas después, otro nombre venezolano se inscribe en la historia, pero en circunstancias muy distintas y profundamente simbólicas. María Corina Machado no recibió su Nobel en una ceremonia solemne ni entre aplausos internacionales, como suelen recibir este tipo de premios otros ganadores, sino desde la clandestinidad, escondida, por la persecución de un régimen que convirtió al país en el sueño cumplido de Pablo Escobar: un cartel de narcotráfico con rango presidencial.


Es la primera vez en la historia del Premio Nobel de la Paz que una persona lo recibe mientras se encuentra oculta por la amenaza de ser encarcelada o asesinada por un gobierno (o por un Cartel de drogas, como en este caso).

A diferencia de muchos líderes que, frente al peligro, optaron por el exilio, María Corina Machado ha decidido permanecer en su país. Pudo escapar. Pudo hacerlo muchas veces. Pero eligió seguir luchando desde Venezuela, caminando sobre la delgada línea entre la vida y la muerte, para mantener viva la llama de la libertad. Su decisión no solo es un acto de coraje personal, sino también una lección moral para toda una generación que ha visto cómo los verdaderos cobardes se parapetan detrás de “anillos de seguridad” y ejércitos de mercenarios que les “protegen” de posibles atentados de civiles desarmados que gritan a todo pulmón: “LIBERTAD!”.

Este premio, más allá del prestigio que otorga o del orgullo nacional que despierta, es un reconocimiento al valor de una mujer que ha dicho la verdad sin titubear durante casi tres décadas. Es el eco de aquella frase que resonó como una bofetada en el rostro del poder hace caso 20 años: “Expropiar es robar.” Es un homenaje a la valentía y a las voces que se levantan para defender lo justo, la verdad y denunciar, incluso cuando eso pone en peligro la vida misma. Hay que ser valiente para hacer eso escudándose solo con la palabra y no con armas y amenazas, cono lo hacen los cobardes del narco regimen.

El Nobel de la Paz 2025 honra a la mujer que desafió a una narcodictadura con votos, frente a ejércitos mercenarios; la mujer que organizó una elección ciudadana y presentó —en menos de 24 horas— millones de actas que dejaron en evidencia el fraude más descarado de la historia del continente americano. Y lo hizo mientras era perseguida, acosada y amenazada por un régimen que teme más a la verdad que a las balas. Estamos hablando del mismo régimen que obligó a Edmundo González a irse del país y secuestró a su yerno. El mismo régimen que tiene a sus propios hijos viviendo como príncipes en el exterior mientras en Venezuela hay gente que busca comida en la basura.

La llamada del Comité del Nobel llegó en plena madrugada. A un lado de la línea, la voz del director del comité, conmovido hasta las lágrimas, le anunciaba a María Corina que había sido elegida ganadora del Premio Nobel de la Paz. Al otro lado, la voz perpleja de una María Corina en plena madrugada no dejaba de tartamudear: “no puede ser”. Por primera vez en la historia, el anuncio se hacía a alguien que debía ocultarse para seguir con vida. Por primera vez se otorgó el premio a alguien que puede ser asesinada o torturada por “hablar”.

Fue una llamada breve, pero histórica. Una llamada que, más allá de su simbolismo, reivindica la dignidad de un país que, pese a la oscuridad, sigue creyendo en la luz. 

Ahora, Venezuela no solo es noticia otra vez. No por ser la cuna del Tren de Aragua, legado del régimen, sino por la lucha digna de la democracia y la libertad bajo la figura de una mujer de hierro que por MUCHO supera en valentía a los cobardes de un régimen moribundo al que le faltan las “bolas” que a María Corina le sobran.



miércoles, 24 de septiembre de 2025

-Un Mundo Roto- (o Reflexiones sobre la estupidez)



Suele pasar que pienso demasiado en nuestro mundo. En nuestra humanidad. Y no estoy seguro de que sea un ejercicio sano, para ser honesto, porque muchas veces me sumerge en lugares tristes, grises y desesperanzados.


Alguien podría decir que vivimos en el mejor momento de la historia: tenemos avances tecnológicos sin precedentes, una economía global en su punto más alto, y la ciencia y la medicina nos han regalado más años de vida que nunca antes. No dudo de nada de esto; es verdad. Pero, al mismo tiempo, pareciera que nos volvemos cada vez más estúpidos en muchos aspectos.


Se supone que con el paso del tiempo deberíamos aprender, crecer, volvernos más “modernos”. Pero no es así. Hoy debemos autocensurarnos para hablar de temas que, irónicamente, solo pueden superarse hablándolos. No se puede mencionar el suicidio, el racismo, la corrupción, el machismo… porque apenas se nombran, las publicaciones son censuradas, eliminadas o “desmonetizadas”. Entonces, quienes tienen la posibilidad de multiplicar un mensaje valioso prefieren hablar de “cómo lograr que tu video atraiga en dos segundos” en lugar de enseñar a millones de seguidores a reconocer un gobierno corrupto o a prevenir un suicidio. Eso no vende. Eso no se toca.


Y no solo no se habla: hasta nombrarlo está prohibido. Ahora hay que escribir $ui/!d!0 o A$3$!n0 para que el famoso “algoritmo” no borre el contenido. ¿En qué momento llegamos a aceptar que toda la humanidad dependa de lo que un algoritmo nos permite decir o callar? ¿Cómo es posible que algo tan abstracto —y controlado por unos pocos— tenga el poder de destruir a cualquiera con un simple hashtag?


¿Cuándo dejamos de lado lo que pensamos de verdad para someternos a lo que “acepta” un algoritmo o a lo que repiten ejércitos de bots? ¿Qué tipo de sociedad estamos construyendo? ¿Qué futuro espera a nuestros hijos?


Vivimos en un mundo donde quienes dicen lo que piensan son “cancelados”, mientras la estupidez y la ignorancia son premiadas con millones de vistas y “likes”. Antes se decía que la ignorancia existía por falta de información; hoy sabemos que no es así. La información está ahí, al alcance de todos. Pero parece que la mayoría elige la estupidez, porque resulta más cómoda, más entretenida, más viral.


El mundo está roto. Hoy jugamos a lo “políticamente correcto” sin detenernos siquiera a preguntar: ¿qué significa “correcto”?. Un pequeño grupo de celebridades, que aparentemente representan al mundo entero, marca la pauta de lo que se debe aceptar, creer, callar o decir. El número de likes decide quién gana.


Mientras tanto, los miles de millones de personas que habitamos el planeta seguimos las instrucciones de ese grupito y de un ejército de bots algorítmicos que viven en una red donde la verdad simplemente no existe. Y así, terminamos con gobernantes que deciden el destino de millones decretando lo que es o no correcto en un simple “post”.


Ya no se trata de pensar y analizar por nosotros mismos, sino de esperar a que “el líder” nos diga qué creer y qué hacer en el mensaje que publique en ese momento.


¿A alguien mas le parece absurdo esto? Despues de millones de personas que en siglos pasados murieron defendiendo nuestra libertad y nuestro derecho a pensar libremente, así estamos… esperando a que el “líder” diga que vamos a pensar o no.

viernes, 19 de septiembre de 2025

De la Libertad



Hablemos de libertad.


Pareciera que el concepto de “libertad” es entendido claramente por todos. Lo asumimos como algo moderno, tácito. Vivimos en un “país libre”, donde podemos hacer lo que queramos, decir lo que queramos, ir a donde queramos. Pero en realidad, esa “libertad” muchas veces es solo una ilusión.

La verdadera libertad es mucho más que un concepto: es un conjunto de derechos conquistados, literalmente, a sangre y fuego por nuestros antepasados en luchas que hoy difícilmente estaríamos dispuestos a dar. Hubo personas que murieron exigiendo y defendiendo los derechos que nosotros disfrutamos hoy desde la comodidad de un sofá. 

En Latinoamérica, la independencia de los pueblos se logró tras ríos de sangre derramados en batallas contra ejércitos realistas. Así se rompió el yugo de los imperios europeos. Pero “independencia” no significa libertad.

La libertad es el respeto a los derechos de todos. Son derechos universales, derechos humanos. De allí la existencia de sistemas judiciales. Pero respetar derechos no siempre garantiza justicia, y en esa zona gris —entre libertad, legalidad e independencia— es donde los poderosos juegan sus cartas para coartar la libertad de las mayorías, porque mientras las mayorías dependan de los poderosos, estos seguirán siéndolo. La pobreza, en ese sentido, no es un accidente: es un producto cuidadosamente elaborado.

Esto no es un eslogan ni un pensamiento de etiqueta política. No corresponde a una ideología liberal, conservadora o socialista. Es un hecho verificable.

Veamos un ejemplo: tras la abolición de la esclavitud en Estados Unidos, en teoría millones de personas fueron “libres”. En la práctica, los afroamericanos no podían conseguir trabajo porque eran negros. Se les prohibía el acceso a escuelas, hospitales, tiendas, e incluso podían ser linchados sin mayores consecuencias. ¿Podemos hablar entonces de libertad y justicia tras la abolición de la esclavitud?.

Este ejemplo incomoda a muchos. Hay quienes pretenden borrar la historia y reemplazarla con relatos edulcorados, como si se tratara de cuentos de hadas. Pero estos horrores no sucedieron hace siglos: ocurrieron hace apenas unas décadas. Borrarlos de la memoria no va a ser un trabajo fácil. 

No fue sino hasta 1965 cuando se garantizó plenamente el derecho al voto de las personas afroamericanas. Aunque la 15.ª Enmienda (1870) prohibía negar el voto por “raza, color o condición previa de servidumbre”, se idearon mecanismos para excluirlos: impuestos electorales, pruebas de alfabetización, “cláusulas de abuelo” e intimidación. Y el sufragio femenino no llegó sino hasta 1920, medio siglo después del voto masculino.

Tampoco fue sino hasta 1954 cuando la Corte Suprema de EE. UU. declaró ilegal la segregación racial en las escuelas. Eso significa que millones de personas que hoy siguen vivas sufrieron discriminación abierta, se les negó educación y se les trató como ciudadanos de segunda por su color de piel. Rosa Parks, ícono del movimiento por los derechos civiles, murió hace apenas unos años. Todo esto ocurrió hace muy poco tiempo. No es motivo de orgullo, pero sí de memoria: borrar esa historia es negacionismo, y ninguna sociedad en la historia ha prosperado jamás sobre el negacionismo.

Lo que quiero dejar claro es que la libertad no es algo que simplemente existe. Siempre ha requerido luchas, y esas luchas han sido protagonizadas por minorías oprimidas enfrentadas a clases poderosas. Sin excepción. No es cuestión de ideología, es cuestión de hechos. Y, paradójicamente, esas “minorías” casi siempre son en realidad las grandes mayorías: trabajadores, campesinos, mujeres, pueblos enteros. Hoy, al menos 46% de la población de EEUU necesita trabajar más de 60 horas semanales para cubrir sus gastos básicos mensuales. Del 54% restante, 34% asegura tener dos trabajos para poder llegar a fin de mes. Mientras tanto, un muy pequeño grupo acumula fortunas imposibles de gastar en mil vidas. Este fenómeno se repite en casi todos los países, aunque en algunos es mas marcado que en otros.

El secreto está en la cultura. Un pueblo culto es un pueblo consciente y difícil de manipular. Por eso, desde siempre, a los poderosos les ha convenido mantener a los pueblos en la ignorancia: borrar la historia, premiar la mediocridad, sembrar división y resentimiento, etiquetar a los disidentes como enemigos. Esas son sus armas. Mientras tanto, ellos hacen lo opuesto: van a las mejores universidades, acceden a la mejor educación, viajan por el mundo, se enriquecen del conocimiento y lo utilizan para perpetuar su poder. El círculo vicioso se repite.

Hoy deberíamos preocuparnos profundamente por el retroceso de las libertades en el mundo. Existen países donde opinar puede costar la vida, el trabajo o la deportación. Donde un periodista puede ser despedido por “incomodar al poder”. Donde lo que es legal o justo lo decide el “líder”… pero cuando la libertad depende del ánimo de un líder, entonces ya no existe libertad.

Si la libertad de prensa, de opinión, de voto o de protesta depende de la voluntad del poderoso y no del respeto a la ley, a la justicia y a la imparcialidad, lo que tenemos no es libertad: es una simulación de libertad, y en esa simulación solo se es “libre” si se aplaude y glorifica al líder, como ocurre en Corea del Norte, Nicaragua, Rusia o Cuba… Lo digo con conocimiento de causa: soy un periodista venezolano perseguido por mis opiniones… hay países en los que hoy se ha retrocedido 100 años en materia de libertad ante el aplauso de sus propios habitantes… 


Jose Calabres

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