martes, 22 de octubre de 2024

LA MANADA MANIPULADA

 


Nuestra sociedad ha caído mentalmente enferma. El aumento vertiginoso de patologías como el estrés crónico, la ansiedad y la depresión que crecen año tras año nos muestra que como individuos estamos perdiendo la capacidad de lidiar con las fuerzas de nuestra propia psique, y este debilitamiento está creando las condiciones perfectas para que ciertos poderes fabriquen una psicosis global.


Una parte importante de la sociedad extenuada interiormente y desprovista de su individualidad están siendo manipulada para perder el contacto con la realidad objetiva y vivir en el reino del fanatismo ideológico. 


Nuestra plenitud psicológica estaba bajo asedio y nuestros lazos humanos se están fragmentando. Pero no todo está perdido. Podemos escapar de este delirio y deshacer el engaño colectivo. 


Nunca antes en la historia habían existido medios tan eficaces para manipular en masa a una sociedad. Hoy en día, además de los medios de comunicación clásicos como la televisión, radio y prensa, sumamos a ese gigante llamado “internet”, que permite a quienes ostentan el poder llegar más fácilmente a las mentes de las masas. El objetivo es claro: la creación de un sistema totalitario donde el poder habiendo centralizado todos los aspectos de la sociedad obtiene un control absoluto y que no exista oposición a su tiranía. Sin embargo el poder no puede lograr esto sin la colaboración de los individuos, y acá la paradoja.


Deben ser los individuos quienes voluntariamente decidan renunciar a sus derechos y libertades (algo así como aquello de vender el alma… debe ser el individuo el que entregue su alma voluntariamente, puesto que el diablo no puede simplemente arrebatarla) y la única forma eficaz de lograr algo así es que esos mismos individuos pierdan su “individualidad” y se adhieran a una mentalidad de grupo, de manada.


Una vez que este proceso se haya consumado los individuos no solamente estarán dispuestos a perder su libertad sino que pedirán incluso al gobierno que se las arrebate. Existen tres gatillos psicológicos que logran precisamente esto de forma muy eficaz, tres disparadores que el poder utiliza una y otra vez para manipular al individuo aplastar su voluntad y convertirlo en masa aborregada y estos tres gatillos son: el miedo, la confusión y el deseo de seguridad (que además deben dispararse en una secuencia muy concreta


Joost Merloo, psicólogo especialista en psicología de manejo de masas, afirma que mientras que el miedo prepara a la población para la mentira, el uso de la propaganda difunde desinformación y promueve la confusión con respecto a la fuente de las amenazas o la naturaleza de la crisis, lo cual ayuda a quebrar las mentes de las masas.


El origen de la psicosis es siempre “un grave problema” en este discurso. Siempre se habla de una amenaza tan peligrosa que suscita niveles de miedo y tensión social insostenibles. El gobierno fabrica este problema de forma oportunista interviniendo psicológicamente en los individuos para inducir temor frente a un peligro inminente, después agita ese problema utilizando un bombardeo propagandístico diseñado para confundir al individuo. Los medios de comunicación usados por el poder ofrecen información falsa contradictoria o sin sentido que lleva a un estado de confusión porque el individuo no puede abordarla de una manera racional y adaptativa, lo cual aumenta la susceptibilidad al miedo y la indignación.


La lógica se puede enfrentar con la lógica mientras que la ilógica no. Esta ultima confunde a quienes piensan de forma correcta y mientras la gente todavía está buscando un contra argumento razonable a la primera mentira los totalitarios pueden agredirlos con otra mentira nueva (aquello de tapar un escándalo con otro). Además, la forma de presentar esta información es muy particular: Merloo lo llama “ondas de terror”. Se trata de etapas donde la tensión aumenta exponencialmente y luego es sucedida por pequeños períodos de calma, lo que poco a poco va destruyendo la moral del individuo. En el momento de máxima tensión y confusión el poder presenta “la solución a ese terrible peligro” y la posiciona como única alternativa. Es un discurso básico de “es esto o nada”, y entonces el individuo, habiendo estado expuesto a estas “ondas de terror” y rendido ya al empuje de la masa que cree que sólo hay un camino para la resolución del conflicto, le súplica al gobierno que implemente esa solución para que de esa forma su seguridad pueda quedar garantizada.


Pero la manipulación no para en este punto. Antes de “implementar la solución”, el gobierno afirma que no puede ejecutar “esa solución” así como así.  Para poder hacerlo necesita adquirir “más poder “ (una nueva ley, un nuevo ministerio o incluso una nueva constitución) que le permitan hacer lo que “antes no podía” a costa de la restricción o eliminación de ciertos derechos individuales.


En otras condiciones el individuo no hubiera accedido a perder su libertad y sus derechos, pero aquí el poder ya logró el beneplácito de las masas que le ruegan que les arrebate sus derechos para acabar con esa “terrible amenaza” (póngale el nombre que quiera a esa amenaza) y el poder habiendo logrado lo que quería, simplemente deja de fabricar y agitar el problema que ellos mismos crearon, con lo que pareciera que realmente “logró una solución”.  La calma regresa. Los individuos ya no son tan libres pero se libraron del miedo y recuperaron su sensación de seguridad. El costo en forma de pérdidas de derechos y libertades individuales fue elevado pero la masa lo celebra. Misión cumplida, hasta que el ciclo vuelve a repetirse de nuevo con otra amenaza fabricada por el poder que pone en marcha el proceso una vez mas.


Hay un elemento más que el poder utiliza para aumentar la posibilidad de una psicosis totalitaria: aislar a los individuos y perturbar sus interacciones sociales en nombre de un bien común. Un individuo solo y sin interacciones normales con amigos, familiares y compañeros de trabajo se vuelve mucho más susceptible a delirios.


En primer lugar se pierde el contacto con la fuerza correctiva del ejemplo positivo, algo que sucede en muchas otras especies de mamíferos, y por otro lado, los seres humanos se condicionan más fácilmente a nuevos patrones de pensamiento y comportamiento cuando se encuentran aislados.


Este proceso que acabo de describir lleva al individuo a un estado de “infantilización”, en el que le cede toda la potestad al poder, perdiendo su capacidad de pensar por sí mismo, de hacerse responsable de su vida y de sentir que es capaz de lidiar con los desafíos que van surgiendo en el día a día.


Carl Jung decía que cuando los individuos pierden su individualidad pierden también su categoría intelectual y moral. Se conectan inconscientemente con un nivel inferior donde rigen la irresponsabilidad, el victimismo, la insensatez, el tribalismo y el infantilismo. Es así como vemos sociedades enteras en las que se idolatra a un personaje como una suerte de Mesias que es responsable de “mantener la estabilidad y bienestar de todos”. Nadie se hace responsable de su propia vida, sino que se le atribuye el bienestar de la “tribu” a un cacique, y así se pierde la noción de individualidad.


Para que las masas renuncian a su libertad y cedan el control de todos los aspectos de sus vidas a las élites gobernantes deben renunciar primero a su capacidad de ser individuos autosuficientes responsables por sus propias vidas y pasar a convertirse en súbditos sumisos y obedientes. Deben convertirse en seres débiles y vulnerables que se dejan llevar por los dictados “del grupo”, sin cuestionarlo. Así, el individuo enajenado naturalmente no puede darse cuenta de su situación. No sabe que está hipnotizado, no sabe que ha perdido su capacidad de pensamiento crítico y que sólo sigue religiosamente los mandatos prefabricados de un colectivo igualmente enajenado (como sucede en una secta). De hecho no sólo ignora todo esto, sino que se caracteriza por su superioridad moral. Se cree moralmente superior a los miembros del grupo opuesto y asume que los que están fuera de su colectivo son “enemigos despiadados que amenazan con destruirlo todo”, y eso le autoriza para cometer todo tipo de atrocidades, amparándose en un escudo mora: “lo hago por el bien de todos. Hay que impedir que los malos salgan victoriosos para hacer el mal”.


Un ser humano debe creer por encima de todo que lo que hace es bueno, o al menos que su actuar respeta la ley natural. La ideología es lo que le da al mal su justificación, y al que perpetra el mal, la determinación necesaria para actuar.


La ideología es el marco teórico que hace que sus actos parezcan buenos en lugar de malos, tanto a sus propios ojos como a los ojos de los demás, de forma que en lugar de recibir reproches o insultos reciba alabanzas y honores por su masacre.


En su libro Psicología de las masas y análisis del Yo, Freud afirmaba que el grupo es extraordinariamente susceptible a ser influido y no tiene ninguna capacidad crítica. Cuando nos identificamos con un grupo nuestro pensamiento individual queda anulado y en su lugar es reemplazado por el pensamiento grupal, y la verdad, por supuesto, queda relegada a un segundo plano o incluso rechazada si llega a poner en peligro la cohesión del grupo.


Edward Bernays, sobrino de Sigmund Freud desarrolló técnicas de manipulación masiva basadas en el trabajo de su tío que siguen siendo utilizadas por compañías y gobiernos de todas las naciones sin excepción. En palabras de Bernays: “la masa es un estado mental que surge cuando los individuos quedan desprovistos de individualidad”. 


Las técnicas desarrolladas por Bernays tienen la intención de controlar y organizar a las masas a voluntad sin que éstas lo sepan. Una vez que el individuo ha logrado una identificación total con el grupo surge lo que Juan Soto llama “narcisismo tribal”. 


En una sociedad donde la gente se siente sola y miserable y donde los individuos no son quienes quisieran ser, la individualidad resulta difícil de soportar. Cuando nos miramos al espejo, detectamos el reflejo que nos devuelve, pero si en cambio nos miramos en el espejo “del grupo” la cosa cambia. De repente ya no vemos nuestros defectos individuales, sino las supuestas “virtudes de nuestro grupo”. Ya no importa que nos vaya fatal en nuestra relación de pareja, que odiemos nuestro trabajo mal pagado, que psicológicamente estemos deshechos, o que nuestras adicciones o hábitos destructivos nos están despedazando, sino que ahora vemos algo que nos gusta: “somos los defensores de los derechos de los oprimidos. Somos ciudadanos bondadosos y ejemplares que se preocupan por el planeta, por las minorías y por todo lo que nos haga sentir bien respecto a nosotros mismos”. De repente somos héroes sin tener que esforzarnos. Es así como entonces el poder te hace sentir que si nunca fuiste capaz de obtener reconocimiento social (porque sabes que desde tu sofá no puedes lograr nada heroico), pues ahora puede ser “un héroe” solo con repetir los mantras ideológicos del grupo. Así de simple. Sin hacer nada único e inigualable. Sin ejercer ninguna proeza qué aporte un valor al mundo. Sin realizar ninguna gesta extraordinaria y memorable. Así, el cobarde ha sido convencido de que su cobardía y fragilidad es en realidad algo “heroico”.


Denunciar por redes sociales, quejarse amargamente cuando otros ejercen su libertad de expresión, cancelar y exigir la aniquilación de la reputación de alguien… toda esta división está minuciosamente calculada para que no busquemos consenso y entendimiento, sino sólo la destrucción de todo eso que nos han dicho que es vil y tiránico. La idea de venganza contra el grupo enemigo del poder solo nos divide en “opresores y oprimidos”, “víctimas y tiranos”, y posteriormente promueve que la única respuesta posible entre estos grupos sea la hostilidad.


Tras habernos manipulado profundamente, lo cual se normaliza con el paso del tiempo, nos convence de que esa “hostilidad”, esa persecución cruel es, de hecho, un acto ejemplar. Si alguien expresa una opinión que no encaja en la narrativa de nuestro grupo ideológico lo llamamos discurso de odio, fascismo, homofobia, machismo, racismo, opresión. Y así queda entonces prohibido crear espacios de debate y el intercambio de ideas o las conversaciones respetuosas son herejías para el grupo.


Esta es la manipulación de las masas que estamos viviendo. Pero si como individuos aprendemos a controlar conscientemente las fuerzas de nuestra psique y desarrollamos un carácter que nos permite lidiar sabiamente con esos gatillos, estos ya no podrán ser usados como herramientas de manipulación puesto que perderán su efecto psíquico.


Todos estamos en una búsqueda de alivio que nos libere de la inmensa presión que sentimos interiormente, esa falta de esperanza en la que estamos unidos. Es la total ausencia de dirección y propósito, y cuando individualmente no sabemos qué hacer con todo ese miedo que nos abruma y esa negatividad que inunda nuestra vida cuando vamos hacia lo colectivo si no nos creemos capaces de lidiar con la adversidad, pero el grupo no puede resolver la verdadera raíz de nuestro sufrimiento. Por supuesto que el grupo nunca lo admitirá, puesto que siguen inmersos en la psicosis a la que han sido inducidos (volvemos a lo de la secta, el partido, la congregación). Ellos tratan de convencerte de que están ahí para rescatarte a ti y a todos los oprimidos como tú de las garras de quienes han hecho que tu vida sea tan miserable. Sin embargo el grupo no puede crear estrategias adaptativas para el individuo. Ningún grupo identitario puede ayudarte a reposesionar tus procesos psíquicos individuales, adquirir dominio de tus pensamientos, reorientar la dirección de tu mente o sacarte de la preocupación patológica que deriva en ansiedad.


La razón por la que las técnicas de manipulación funcionan sobre nosotros es porque nos hemos debilitado como individuos. Por eso tenemos que fortalecernos. Tenemos que crear desde dentro, una estructura psico emocional en la que sepamos con toda certeza que pase lo que pase, vamos a saber transitarlo, con entereza. Aunque la vida nos golpee con adversidad y el dolor sea intenso, SIEMPRE podremos afrontar la vida y salir victoriosos. Si entendemos que somos individuos merecedores de nuestro propio respeto, que tenemos valor individual y que somos mas que una manada, podremos formar parte del grupo sin dejarnos manipular, y por consecuencia, con criterio.


domingo, 7 de julio de 2024

#28J LA SEGUNDA INDEPENDENCIA


Bien sabido es para todo el mundo, y con mundo me refiero literalmente a todo el mundo, que en apenas unas semanas, si la dictadura narcoasesina de Maduro no pone en marcha un plan para retrasar las elecciones presidenciales que ellos mismos han adelantado, en Venezuela se realizara un acto de votación histórico. Y no es que actos de votación anteriores no hayan sido históricos. Pasarán a los libros de historia capítulos lamentables como la elección de 1999 en la que Chavez modificó la constitución para comenzar con su reino de corrupción y narcotráfico. No faltará luego la trágica historia del referendum de 2009 en la que Chavez impuso por la fuerza una enmienda constitucional para perpetuarse en el poder indefinidamente tras haber perdido en 2007 el referendum para modificar la constitución con el mismo fin. Deplorable. En 2012, Chavez se lanzó a la carrera presidencial contra Capriles sabiendo que tenía cancer terminal al punto de gravedad que días después de robar la elección, se fue a Cuba para no volver nunca más. EN 2013, la elección entre Maduro y Capriles fue un robo descarado que terminó de definir en el mundo que en Venezuela habían fraudes electorales desde hacía mucho tiempo atrás. Ni mencionar las elecciones de Asamblea Nacional, en la que el régimen modificó los circuitos de votación de una manera tan astuta que aunque la oposición obtuvo casi un millón de votos MÁS que el régimen, de manera absurda, el oficialismo era mayoría en el parlamento en el 2010. En 2015, el régimen perdió las elecciones de la AN y por orden del TSJ (Tribunal Supremo de Justicia a la orden del regimen) se prohibió la adjudicación al cargo de tres diputados para evitar que la oposición tuviese la mayoría calificada, con la cual podrían ordenar auditoría del régimen. Poco después, Maduro y su narcorégimen simplemente nombraron una AN paralela e ilegal a su favor. Lo mismo hizo con el TSJ, en el cual el máximo representante es un ex convicto por asesinato y al que se le decomisó una mansión en Italia valorada en casi 3 millones de euros, seguramente provenientes de los ahorros de su sueldo como magistrado (introduzca risa sarcástica).


La elección de 2018 fue tan amañada y absurda, que mas de 76 países desconocieron el resultado por ser claramente un robo electoral mas que evidente. Hasta hoy, el régimen de Maduro es desconocido por la mayoría de países democráticos del mundo.


Entonces, si siempre la dictadura hace trampa, ¿cual es la diferencia con esta elección venidera? Pues que la elección que viene en pocas semanas se realizará bajo un escenario que no se había dado en los últimos 25 años de historia política en Venezuela. 


No olvidemos que el primer gran fenómeno político contra el régimen se realizó con Henrique Capriles en 2012 a la cabeza de la oposición, movilizando MILLONES de personas en todo el país para enfrentar al moribundo narcodictador Hugo Chavez que aprovechó su enfermedad para ganar la simpatía de la base dura del chavismo una vez más con un discurso casi religioso en el que la famosa frase “Patria, Socialismo o Muerte” tan acuñada por el ya casi fallecido Chavez, fue cambiada por “Patria, Socialismo y Vida”, en una atolondrada alusión tardía que parecía pedir redención divina ante el inminente final de su corrupta vida. De nada sirvió todo el dinero robado al país que aseguraba amar tanto. Justicia divina.


Esa elección, amañada como todas, la ganó, obviamente y como era de esperar, el canceroso Chavez. Sin embargo, en ese momento no había mucha gente dispuesta a discutir el resultado, puesto que la idea de que Chavez era un animal de votos estaba tan instaurada en la psique del venezolano que era difícil esperar otro resultado. Las concentraciones populares que apoyaban al canceroso eran ciertamente grandes, y aunque las de apoyo al flaco Capriles eran igualmente impresionantes, la situación del cancer de Chavez parece haber calado en el espíritu de los venezolanos, que por empatía no se atrevieron a atacar a un enfermo. Pero esa victoria sería corta. Chavez murió meses después (oficialmente).


La elección de Maduro fue en cambio bien amañada. Al punto tal que al final del día de la elección, los centros de votación en todo el país se encontraban libres de puntos rojos y chavistas, que se habían retirado a sus casas ante la inminente paliza electoral que le había dado Capriles a Maduro. El resultado anunciado por el CNE esa noche, para sorpresa de todos, fue que Maduro había ganado por un margen de 0.5%.


No olvidemos como el narcoregimen no permitió la realización de un referendum revocatoria a Maduro porque “técnicamente los tiempos ya no daban” y aseguraban que se necesitaría un año como mínimo lograr la logística para recoger las firmas. Maduro, este pasado 5 de Julio dijo que quería hacer un referendum en agosto (en 2 meses) y el CNE no se ha negado. Al parecer cuando es para beneficio del régimen los tiempos si dan.


En el caso de este venidero #28J la situación es muy distinta a la de elecciones anteriores. Iremos a las urnas de votación ante un Maduro claramente débil y asustado que ya no logra llenar ni media cuadra de gente en sus concentraciones, en las que 70% de los asistentes son pagados y el restante 30% son empleados públicos obligados a asistir bajo amenazas de todo tipo. Aún así, ya ni con tamañas artimañas logra la dictadura llamar gente. Antes hacían lo mismo, usando los recursos del estado para llenar concentraciones con gente traída en autobuses de todos los estado del país. Hoy, no logran ni bajo amenaza mover a la gente ni en autobuses ni en nada. Ya el miedo a represalias no tiene efecto en la gente, cansada de vivir en un país en el que la carencia de lo más básico durante mas de 20 años hace mella. El pueblo, al que se le ha arrebatado todo, ya no tiene miedo, porque ya no hay nada más que quitarle. Le han quitado la salud, las propiedades, la comida, el bienestar, la luz, el agua, el dinero, la dignidad, y hasta la familia (mas del 25% del país ha emigrado)… ¿que más le pueden quitar ahora para amenazarlos?.


Maduro enfrentará a Edmundo Gonzalez, que es la cara visible de María Corina Machado, la mujer a la que Maduro tanto teme. Y es que no es para menos, puesto que MCM no solo representa la libertad de una Venezuela que muchos aún recuerdan, sino el regreso de algo que los venezolanos ansían desde hace mucho tiempo: Dignidad. MCM es la encarnación del regreso de la justicia que todos quieren, en la que la ley se aplique y los que deban pagar que paguen. El regreso de la dignidad y el respeto que un país merece, en el que sus ciudadanos puedan comprar los alimentos que quieran, en la cantidad que quieran sin tener que someterse a un fusil siempre amenazante, o a una amenaza de un vecino con ínfulas de todopoderoso que constantemente humilla y amenaza con quitarles algo si no se humillan ante él. Un país en el que llenar el tanque de gasolina no sea toda una aventura. Un país en el que ir a un hospital no sea casi sentencia de muerte por falta de insumos, de médicos, de transporte. Un país en el que los niños y jóvenes puedan estudiar en colegios y universidades de calidad, dignas y motivo de orgullo y no la realidad de hoy, en la que 80% de la población estudiantil no asiste a clases. Un país en le que las Fuerzas Armadas se dediquen a PROTEGER a los ciudadanos y no a extranjeros que vienen a torturarnos y a humillarnos. Un país en el que nuestros hijos no tengan que irse a buscar un futuro que su propio país les niega. Un país en el que los mayores no tengamos que esperar remesas del exterior para poder medio vivir porque tras una vida de trabajo la pensión no alcanza ni para pagar un pasaje de autobús. Un país en el que un policía no sea sinónimo de terror e injusticia criminal encabezada por un gobierno asesino. 


¿Que será diferente este venidero #28J? Que en esta oportunidad, en verdad el pueblo podrá salir a la calle a recuperar a su país. Podrá votar, en una elección seguramente amañada como todas las anteriores y con mil trabas impuestas por una dictadura asustada  en sus ultimas horas, pero que será incapaz de detener a un pueblo entero que reclama libertad. Habrán miembros de la Fuerza Armada a favor del régimen en la calle, pero también habrán MUCHOS MÁS miembros de esa misma Fuerza Armada a favor del pueblo que estarán del lado correcto de la historia. Hay decenas de países observando de cerca. Y habrá MILLONES de venezolanos defendiendo los votos y el poder del pueblo. Nunca, habíamos visto algo así antes. Nunca hemos estado tan cerca de alcanzar la libertad como este próximo #28J. Ya incluso altos miembros del régimen comienzan a mostrar sus costuras, como Jorge Arreaza. Basta con ver sus ultimas publicaciones en X. 


Hoy el narcorégimen asesino esta más asustado que nunca. Basta con ver las acciones que toman para evitar que MCM y Edmundo Gonzalez puedan realizar sus visitas de campaña. No han podido evitar que cada vez el apoyo crezca más y más. Ya no hay amenaza que asuste a nadie, porque el régimen son unos pocos, pero el pueblo son millones. Parece que por fin nos estamos dando cuenta de eso. 


El régimen canceroso y moribundo, como su fundador, sabe que ya no hay salida. Su control sobre el país se basó siempre en el miedo, y ese miedo se ha perdido ya. Ahora “negocia” con EEUU. ¿Negocia que? Es la pregunta del millón. ¿Negocia acaso su triunfo? Obviamente no. EEUU desconoce a Maduro como presidente legítimo, al igual que la mayoría del mundo democrático. Entonces por lógica nos queda solo la opción contraria sobre la mesa: Negocia su salida del poder. Eso significa que buscan una suerte de salvoconducto en le que al mejor estilo de la jerarquía Nazi, los altos cargos puedan quizá escapar al extranjero llegado el momento y se les garantice cierto grado de impunidad. ¿Hacia donde pueden irse? No lo se, pero las declaraciones recientes del presidente de Panamá en las que aseguraba que estaría dispuesto a dar asilo a Maduro si reconocía los resultados electorales me llama la atención. La visita del vomitivo canciller de Maduro al presidente de Panamá después de esas declaraciones no es un hecho para pasar bajo la mesa. Se habla también de Turquía. Rusia? Quien sabe. Lo que si podemos asegurar es que Cuba nunca es un destino elegido por los dictadores y asesinos. Lo cierto es que las negociaciones se están dando y podríamos esperar una suerte de “desbandada” repentina de buena parte de personajes del régimen muy pronto (si es que no empezó ya).


Muchos piensan que las FFAA no son más que el brazo armado de la dictadura, y ciertamente están en lo correcto, al menos en parte. No olvidemos que muchos de estos parásitos de la dictadura han apoyado al régimen por beneficios personales y obviamente económicos. Son mercenarios. Pero los mercenarios apoyan siempre al que les de dinero y no problemas, como decía Maquiavelo en El Principe, y esos mismos ya ven que Maduro no podrá seguir en el poder por mucho más, por lo que no dudarán en voltearse para ganar el buen visto del proximo líder y de esa manera lavarse un poco la cara cuando llegue el momento. Supongo que de esos hay muchos también. No muchos de esos lograrán pasar el tamiz de la justicia venidera.  tampoco. Al menos eso esperamos todos. Lo cierto es que en apenas unas semanas más, Venezuela amanecerá feliz como no lo había sido en al menos 20 años. Lo que viene después de ese día, dependerá de lo que hayamos aprendido los venezolanos en los últimos 25 años. De nosotros depende avanzar hacia un futuro mejor o volver a caer en un éter de insolencia en el que se adora a un Mesías que nos resolverá todo sin que nosotros hagamos nada, como se hizo con Chávez. 


Jose Calabres. 07/07/24









sábado, 23 de septiembre de 2023

EL VIOLIN. PARTE 1


Cuando tenía unos 6 años de edad, me sentí profundamente atraído por la música.


Recuerdo que en casa teníamos uno de esos equipos de sonido que venían por partes: Un bloque era el sintonizador de radio, otro era el reproductor de casetes, otro era una suerte de ecualizador amplificador y, finalmente, sobre todo aquello, un aparato giratorio que reproducía los discos de vinilo.


También había una amplia colección de discos. En esa colección había gran variedad de música. Se encontraban títulos que iban desde el famoso "Abraxas" de Santana, hasta "Viaje al centro de la Tierra" de Rick Wakeman, pasando por "Sargent Pepper Lonely Heart Club Band" de los Beatles y muchísimos otros.


Entre aquel universo de discos, había algunos de música clásica que no pasaron desapercibidos para mí. Recuerdo uno en particular que me gustaba mucho: "Classical Pop" (o algo así). Se trataba de música clásica modificada con baterías y ritmos pop. Ahí escuché por vez primera la serenata nocturna de Mozart y quedé prendado. Fue ese disco el que me mostró que existían Mozart, Beethoven y muchos otros compositores maravillosos. 


Yo era muy joven, pero podía pasar días enteros solo escuchando música. Poco tiempo después, mis padres, al notar mi gusto por lo clásico, comenzaron a llevarme a ver los conciertos de la orquesta sinfónica y mis ojos se encontraron por vez primera con la maravilla de los instrumentos que regalaban los sonidos que había encontrado en aquellos discos. Supe de inmediato que quería hacer eso también. Quería ser violinista, pero aún era un niño y no se me tomó muy en serio al comienzo, como suele suceder. 


Mis padres decidieron comprar un nuevo equipo de sonido. Ahora, existía algo nuevo que llamaban CD, y que ofrecía una fidelidad de sonido nunca antes experimentada. Con ese nuevo reproductor compacto podría escuchar música mucho mejor. También tenía reproductor de vinilos, por lo que no perdería los antiguos discos que tanto me gustaban. 


Los CD eran tan nuevos que aún no se encontraban en las tiendas de mi pueblo, pero encontramos nuevos vinilos maravillosos. Con los aquellos vinilos conocí a Nana Mouskouri, una cantante griega que interpretaba algunas partes del "Nabuco" de Verdi de una manera majestuosa y también se paseaba maravillosamente por los caminos de la música popular en español. Entonces me di cuenta de que la música era un mundo muy amplio.


A raíz de un viaje que mi santa madre hizo a Miami, se me preguntó qué quería de regalo. Yo tendría ya unos 7 años de edad. Mi deseo era tener un CD del "Requiem" de Mozart. Me había enterado de la vida de Mozart por medio de un pequeño libro a modo de caricatura que contaba las peripecias del genio y su terrible final. Mis padres, artistas al fin, me habían regalado varios libros de historia de la música. 


La historia de Mozart me había tocado el alma profundamente, y ahora no podía dejar de pensar en su Requiem. Necesitaba escucharlo. Pocas semanas más tarde, mi madre llegaba de Miami a casa con el regalo prometido.


Aquel CD tenía una particularidad extraordinaria que la divina providencia había preparado para mí. De todos los posibles CD de la obra que le pedí a mi madre, ella escogió por azar una edición que tenía un pequeño librito dentro en donde aparecían las letras de cada movimiento, así que yo podía leer y entender lo que escuchaba cantar a aquella imponente coral y cantantes que homenajeaban a Mozart. Las letras eran, como ahora entiendo era de esperarse, en latín, y aunque no entendía ni una palabra, me maravilló que podía cantar lo que escuchaba sin mucho problema, así que empecé a reproducir aquel disco sin parar cada día por largas horas, y a medida que leía las letras las fui memorizando como cualquier canción. Como parte de aquel regalo, mi madre también trajo dos colecciones más de 10 CD cada una: “Grandes Maestros” y “Grandes Sinfonías”. 


Llegado a este punto, yo solo escuchaba música clásica. No me interesaba otro tipo de música. Encontraba en los grandes maestros un universo tan variado que me perdía explorando las diferencias entre el barroco y el clásico, o entre el romanticismo y los cantos gregorianos… entonces llegó el día en el que insistí en querer ser violinista una vez más. Esta vez fui tomado en serio. 


A los 8 años de edad, mis padres me llevaron a la escuela de música de mi pueblo (una de las mejores escuelas de Venezuela, si me preguntan) para realizar la audición reglamentaria para ser admitido.


Estaba muy nervioso porque no sabía qué iba a suceder. La escuela era una suerte de templo sagrado. Músicos en todos los pasillos con sus instrumentos, estudiando, pero al mismo tiempo todo transcurría de una manera solemne, respetuosa, virtuosa. Era como entrar a un mundo diferente donde se buscaba siempre la excelencia y nada más. Aunque me sentí abrumado al comienzo, entendí que ahí era donde quería estar.


Me llamaron a un salón. Entré solo. Dentro, tres profesores me esperaban. Cilino Martínez, profesor de teoría y solfeo. Español. Uno de los más grandes y apasionados profesores que jamás he encontrado en mi vida. Un rumano. Dan Romascanu, quien sería mi maestro de violín. Un maestro del instrumento en su totalidad, de carácter fuerte, pero uno de los mejores violinistas del país sin duda. Finalmente, un rostro sereno pero serio e inquisidor de otro gran maestro violinista y director de la escuela, Prof. Jorge Carrillo, venezolano con estudios de música en Italia y director de la orquesta sinfónica a la que yo admiraba tanto. 


Los tres maestros estaban sentados frente a mí en silencio. Comenzaron a hacerme una serie de preguntas, a las cuales contesté de la manera más sincera posible. 


Me preguntaron por qué me gustaba la música, qué instrumento me gustaría tocar y cosas por el estilo. Fue entonces cuando llegó el momento de probar mi oído musical.


El profesor Cilino, ahora frente a un piano vertical, me pidió que imitando el tono de la nota que él tocaba al piano con mi voz. Creo que lo hice bien. Mi memoria no es tan buena ya como para recordar el detalle. 


Había pasado la prueba de oído. Entonces me pidieron que cantara una canción, y fue en ese instante cuando me sentí desolado.


No sé si por nervios o por algo más, no recordé ninguna. Tampoco sabía muchas canciones a decir verdad, y entonces dije con preocupación a los maestros que no podía hacer lo que me pedían. Ellos se miraron entre sí, extrañados y al mismo tiempo divertidos. ¿Cómo no podría yo conocer ninguna canción? - Pues no sé ninguna - respondí firme. - ¿Los pollitos? - me preguntó uno de los maestros, y yo sintiendo que aquello era casi humillante respondí sin dudar - No sé cuál es esa-. Me parecía que aquella canción de cuna era indigna de una audición para una escuela de música y me negué a caer tan bajo. Pero sabiendo que no podría salir de aquella situación sin cantar decidí tomar el control y entonces expresé -Sé cantar el Requiem de Mozart-.


No hace falta decir que llegada esta parte de la historia no me extraña si usted, querido lector, decide no creerme. No le juzgo. La verdad es que esto suena un poco extraordinario y fuera de la realidad, pero puedo jurarle que cada palabra de esto es cierto.


Los maestros se miraron extrañados entre sí y tras la graciosa propuesta que había hecho me regresaron la mirada entre divertidos y curiosos - ¿El Requiem de Mozart?…- preguntaron. -Sí. "Tuba Mirum"- respondí seguro. - Ok. Escuchemos-. Comencé entonces a cantar en latín aquel quinto movimiento del Requiem que tanto me gustaba. Aunque no sabía lo que significaba ninguna frase de lo que cantaba, mi latín era exacto.


Mis futuros maestros se sorprendieron en parte al verme hacer aquello, y supongo que además deben haber trabajado mucho en contener sus risas ante tamaña osadía de mi parte. Yo trataba de imitar las voces en su totalidad: Bajo, Tenor, Contralto y Soprano tal y como los escuchaba en mi disco. Por supuesto, mis maestros aprobaron mi audición y me pidieron que dejara de cantar después de unos 30 segundos de haber comenzado. Y así, entré a la escuela de música donde pasaría gran parte de mi vida.


Mis padres me compraron un violín de principiante para comenzar. No pasaría mucho tiempo después de eso hasta que mi maestro asomara la idea a mis padres de que yo tenía un talento especial para la música.


Cada vez que me preguntaban qué quería hacer, mi respuesta era la misma siempre, año tras año: Quiero ser violinista. 


Poco mas de un año después de haber comenzado mis clases, me enteré que algunos de mis compañeros de clase asistían “al ensayo”. No entendía que era aquello, pero la curiosidad me mataba. 


Un día, por fin supe que “el ensayo” se refería al ensayo de la orquesta. Supe entonces que existía una orquesta y de inmediato quise ser parte de la misma!. A la siguiente clase, le pregunté a mi Maestro que debía hacer para entrar en la orquesta, y el me dijo que solo debía hablar con el director. Al finalizar la clase fui directamente a la oficina del director y solicité entrar a la orquesta sinfónica Juvenil.


Para mi sorpresa, el director me miró y me dijo que yo aún era muy joven para esa orquesta y que debía empezar por la orquesta infantil. Aquello no me gustó mucho, a decir verdad, pero lo acepté… y así fue como un día comencé a ensayar en aquella orquesta infantil como el último violín de la fila de segundos violines… me sentía emocionado por finalmente formar parte de la orquesta, pero me sentía un poco frustrado por ser el último violín.


Quizo Dios darme un poco de talento en algo, y mis Maestros notaron que mi destreza con el instrumento crecía día tras día. En pocos meses sería promovido al puesto de primer violin de los segundos, y tan solo semanas despues a la fila de primeros violines. Al finalizar ese año, era yo el concertino de la orquesta. El primer violin de la orquesta infantil. Tenía unos 9 o 10 años cumplidos. 


A los 11 años fui promovido a la orquesta juvenil, al último puesto de los segundos violines, pero esta vez en la “orquesta de los grandes”, como la llamaba yo, pues estaban en ella los alumnos mas avanzados de la escuela de musica y mucho mayores que yo. Me sentía ahora un poco nervioso entre ellos y para no quedar por debajo de ellos comencé a estudiar con mas dedicación. 


La Divina Providencia a veces tiene un humor extraño. Fui promovido a concertino en aquella orquesta menos de un año después de haber entrado. Ahora yo era el concertino de una orquesta donde habían violinistas mas viejos que yo… 


Cuando llegué a los 12 o 13 años, ya había completado 4 años de estudio de violín, 4 años de teoría y Solfeo, comenzaba mis estudios de historia de la musica y piano complementario al tiempo que ya había tocado varias veces con la orquesta sinfonica del estado… la de los Maestros! No ya la juvenil o infantil, sino la de verdad! Ahora, el violín de principiante no podía ofrecerme nada mas y era hora de tener un nuevo violín. Uno de verdad. 


Mis padres buscaron sin cansarse hasta que consiguieron el violín perfecto: un violín hecho a mano en 1903 en Bélgica, perteneciente al concertino de una de las orquestas sinfónicas más importantes del país… su cara de frente era de una madera muy fina. Su tapa trasera de una sola pieza. Clavijas, tira cuerdas y brazo de ébano. Ligero como una pluma pero sonoro como un cuerno de cacería. Su mástil, fino y delicado, con el barniz desgastado por más de un siglo de pisadas de Maestros violinistas sobre aquellas finas cuerdas de tripa Pirastro que vibraban tan escandalosamente… Aquel violín había pasado por muchos países y situaciones para llegar desde el taller de un luthier belga de 1903 hasta mis manos… pero había un problema. El precio de aquella pieza de arte era practicamente inalcanzable para mis padres. 


Ante aquella situación solo se me preguntó una vez mas: -Que quieres ser? - Quiero ser violinista- respondí, y ese era el violín que debía tener un violinista de verdad… mis padres movieron hasta las mas grandes montañas del horizonte, y una noche, mi Maestro llegó a casa con un estuche de violín muy antiguo. 


Esa noche era para celebrar. Hablaron mis padres de todo. Mi Maestro reía y tomaba vino. Todo era una velada maravillosa entre amigos supuse, hasta que mi Maestro me pidió que me acercara y entonces muy seriamente me miró. Todos callaron en ese instante. Alargó su brazo y alcanzó el antiguo estuche. Ceremoniosamente y sin decir nada, lo abrió. Y allí estaba. El violín mas hermoso que había visto… tensó el arco, afinó sus cuerdas y comenzó a tocar un capricho de Paganini. 


La casa entera se llenó con la voz gloriosa de aquel instrumento que sonaba tan diferente a mi violín chino de principiante! Era maravilloso! Y aquel Maestro tocaba tan hermosamente! Estaba completamente hipnotizado con aquel concierto que me pareció congelar el tiempo! Cuando el Maestro paró, estaba tan estupefacto que no pude decir ni una palabra. -Ahora, este es tu violín José- me dijo cuando lo puso frente a él para entregarmelo… pero yo no podía tocar aquel divino artilugio! Me daba verguenza! No era digno de tal cosa! Así que sin decir nada solo sonreí nerviosamente y me fuí a mi cuarto a esconder mi avergonzado llanto… pero esa es otra historia…

LA MANADA MANIPULADA

  Nuestra sociedad ha caído mentalmente enferma. El aumento vertiginoso de patologías como el estrés crónico, la ansiedad y la depresión que...