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El pasado domingo 6 de diciembre, Venezuela acudió a los centros electorales nuevamente, en la elección número 20, para definir el destino político de su futuro más inmediato.
Como ya sabemos en el mundo entero, por primera vez, en casi 17 años, la oposición venezolana logró ganar los comicios electorales al partido oficialista (PSUV) por una muy amplia mayoría que se traducirá el próximo 5 de enero de 2016 en poco más de 100 diputados en la Asamblea Nacional (Congreso).
Los detalles de la elección y el clima bajo el que se desarrollaron son lo ya conocido por el mundo entero y habitual en este régimen totalitario: Ventajismo descarado por parte del partido oficialista, amenazas reiteradas e invisibilidad de la oposición en todos los sentidos por parte y orden del gobierno. No caeré en estos detalles por no ser el objetivo de este artículo.
Es remarcable que ya en 2010, anteriores elecciones parlamentarias, el Consejo Nacional Electoral (CNE) había “dispuesto” una nueva distribución “circuital”, bajo un principio estadístico ambiguo y gris, con el que el partido oficial, a pesar de contar con sólo 48% del total de votos, obtuvo nada más y nada menos que 97 diputados contra poco más de 60 pertenecientes a la fracción opositora, que ostentó el beneficio del 52% del total de votos. Una desproporcionalidad muy llamativa.
Quizá alguien recuerda al difunto Hugo Chávez insultando en una rueda de prensa a la periodista Andreína Flores de Radio Francia Internacional cuando esta le preguntó cómo funcionaba este sistema electoral en el que la mayoría de votos tiene menos representación en curules. Si no lo recuerdan, aquí les dejo el video:
Bajo esta misma “distribución” los venezolanos fueron a votar ayer domingo 6 de diciembre de 2015, con la diferencia, que esta vez, la oposición ha obtenido de manera extraoficial a esta hora (1 pm) las 3/5 partes de mayoría en la asamblea, y oficialmente la mayoría simple (99 diputados), de los 167 elegidos en total. Esto, más allá de cualquier celebración y algarabía por parte de los vencedores (entre los que me cuento), nos hace notar ciertas cosas. Por ejemplo: Los circuitos están armados bajo una “variación” del sistema matemático de D´Hont (invito a investigar sobre el tema a quien desee profundizar más) con el que se busca supuestamente mantener el principio de representación proporcional en circuitos electorales.
Este sistema, es justamente, el que ha sido considerado una “estafa” por parte del pueblo venezolano porque favorece (la variación “chavista” del teorema D´Hont) al partido oficial, que con menos votos y representación no solo obtienen la mayoría de los curules de la Asamblea Nacional, sino que limita a los posibles diputados de la oposición, puesto que estos, para ganar el cargo no sólo deben sacar más votos, lo cual podría ser posible, sino que debe ganar el puesto con 75% MAS VOTOS que su contrincante oficialista, pues de no lograrlo sólo puede ser diputado “suplente” a lo sumo. Un sistema despiadado y satánico.
Teniendo esto en cuenta, es de aplaudir de pie, que la posición no sólo haya ganado la mayoría parlamentaria, sino que lo haya hecho de una manera tan abrumadora, puesto que si el padrón electoral que fue convocado a votar esta vez oscila los 19 millones de electores, y según cifras del CNE, casi 75% asistió a urnas, significa que por lo menos 75% de los electores FUERON DE OPOSICIÓN, pues caso contrario no se hubiesen ganado TANTOS curules.
Ahora bien, es destacable también, que la realidad que el gobierno de Maduro no quiere aceptar, es que el proceso socialista del siglo XXI ha desaparecido. Las matemáticas no fallan: Antes de las elecciones el partido oficial realizó 3 “simulacros” de votación con la intención de afinar su estrategia del 1X10, en las que cada elector oficialista lleva una decena de electores a favor del oficialismo. Según Jorge Rodriguez, jefe de campaña del partido oficial, habían logrado movilizar en una primera oportunidad a 1.2 millones de personas y estos a su vez a 4.8 millones de electores. En la segunda oportunidad de simulacro, afirmó haber subido la cifra a 1,8 millones de electores con 1X10, lo cual aseguraba al menos 10 millones de votos a favor del oficialismo.
10 millones de votos. La cifra tan soñada por el difunto presidente y que nunca ha sido alcanzada por el oficialismo ni de cerca pero que no dudan en asegurar que alcanzarán en cada elección.
Tras los resultados de ayer, sabemos que al menos 14 millones de electores acudieron a las urnas. De esos 14 millones, al menos 11 millones pertenecen a votos de oposición. El oficialismo NUNCA pudo movilizar, y suponiendo que sus cifras de 1X10 sean reales, a más de 1.8 millones de militantes. Esa es la realidad. El partido rojo ya no tiene fuerza, y ahora, en Venezuela, la mayoría predominante es de la derecha. El socialismo rojo militar de Venezuela comenzó su acto final de cierre entre caras largas y pataletas de última hora.
Para finalizar, es interesante también ver la actitud que han tomado los adeptos medios oficialistas y pro gobierno, en los que ahora se trata de pintar a Nicolás Maduro como un “demócrata”, un estadista de nivel por “aceptar pacíficamente los resultados”. Cabe preguntarse, ¿y es que acaso podía hacer otra cosa?.
No olvidemos que tras las últimas semanas antes de las elecciones parlamentarias, el presidente Maduro llamó repetidas veces a “salir a la calle si la derecha ganaba las elecciones”, y que él sería el primero en salir con el pueblo a defender la patria. Eso era un llamado claro a desconocer la voluntad del pueblo. Incluso, en un arrebato de ira, en un programa “En Contacto con Maduro” (su programa de TV) pidió “que los que sientan patriotas de verdad, se despidan de sus familias y salgan a la calle a defender la patria”. Todo esto está registrado en video:
Estas declaraciones de Maduro fueron negadas por él mismo apenas un día antes de las elecciones.
Puede uno preguntarse entonces, ¿es demócrata quien intentó desconocer resultados adversos incluso ANTES de las elecciones y amenazó con hacer una suerte de “Asamblea paralela” que calificó como “gobierno cívico militar”?. La respuesta es clara: NO.
Aunque los medios oficialistas y el gobierno hoy intentan bañar de gloria a quien hizo un claro llamado a la violencia, a desconocer resultados adversos, que revocó credenciales a 5 ex presidentes veedores del proceso electoral por decir que el ventajismo del partido oficialista era “evidente” y que en democracia no se debe “invisibilizar a la oposición en los medios”, la verdad es que el gobierno NO HA RECONOCIDO EL TRIUNFO DE LA OPOSICIÓN, porque salir en televisión diciendo que “la ultraderecha, financiada por el imperio y autora de la guerra económica ganó mayoría (por ahora) engañando al pueblo” no es reconocer resultados, y al contrario, parece más un triste intento por desacreditar y disminuir un triunfo histórico en la democracia latinoamericana. Recuerda la frase aquella usada por el difunto en 2007, cuando al perder el referéndum para Reforma Constitucional la tildó de “victoria de mierda”. La misma escuela, peor fracaso.
Y si de “demócratas” vamos a hablar, vale la pena destacar, que de las 20 elecciones realizadas en Venezuela en los últimos 17 años, y con las que se llena la boca el gobierno, TODAS han sido reconocidas por la oposición, a pesar de haber salido sumamente malograda en 18 de ellas. ESO ES SER DEMÓCRATA, muy distinto a quienes están en el poder por su historia como autores orgullosos de 2 intentonas fallidas de golpe a un gobierno democráticamente elegido en el que se contaron miles de muertos por balas que ellos dispararon personalmente.
Ayer, triunfó, históricamente, la democracia en Venezuela, y aquellos que SIEMPRE apostaron por la vía democrática, como Henrique Capriles, María Corina Machado, Leopoldo López, Julio Borges, Chuo Torrealba, y muchos más, merecen hoy el aplauso a su constancia en medio de un país que desesperado, por mucho tiempo, dejó de creer en sus liderazgos por un momento, y que incluso, dejó de creer en el espíritu de libertad que ayer, millones de venezolanos demostraron tener frente al tarjetón. Venezuela tuvo su Domingo de Resurrección antes de Semana Santa. Falta camino por recorrer antes de llegar a la libertad tan anhelada, pero hoy, el horizonte se ve de un nuevo color… confiemos en nuestros dirigentes.
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