Ya en una entrega
pasada de Venezuela Surrealista hablé de lo que sucedía con la situación de la
escasez en nuestro país, la devaluación, y los dólares. Si no la leyó le dejo
el enlace:
Hoy, y como lo
prometido es deuda, les traigo una entrega nueva de VENEZUELA SURREALISTA, pero
ahora tocando otro tema, como el titulo indica.
Si bien es cierto
que las fuerzas armadas de cualquier país deben su lealtad al gobierno
constitucional que esté de turno, también es cierto que son las armas de estas
fuerzas las únicas capaces de tumbarlo. Y es que las fuerzas armadas, como su
nombre indica, son una fuerza que cuenta con cientos de miles de millones de dólares
en armamento bélico, que aunque en principio se deben a la defensa de la patria
ante un eventual ataque o situación que amerite su salida a las calles, vale la
pena pensar en la conceptualización de los términos “defensa y patria” que en
la cabeza de los generales y altos mandos militares revolotea, y que
seguramente dista mucho de la idea de libertad, patria y defensa que tenemos
los civiles.
Aunque en
Venezuela, el difunto presidente nos metió en la cabeza que el 13 de abril de
2002 fue “el pueblo” el que se levantó y lo hizo regresar tras el golpe de
estado, la verdad es que al analizar los hechos podemos darnos cuenta que
fueron las mismas FFAA las que a punta de fusil lo montaron en un avión militar,
lo llevaron a la Orchila y lo sacaron del gobierno. Horas después, otro sector
de las FFAA lo vuelve a llevar a Miraflores en otro avión Militar y lo regresa
al gobierno nuevamente. No hubo ni un disparo en La Orchila para realizar el “rescate
del Comandante”. Eso es un hecho bastante curioso. ¿Por qué si las FFAA tumbaron
el gobierno ese día solo se dedicaron a retener al derrocado en un cuarto y no
lo terminaron de sacar del país o lo mataron como es lo usual en esos casos?. ¿Cómo
es que luego llegaron “otros” militares y solo conversando lograron “rescatar”
al derrocado?. ¿Quiénes eran los que le retuvieron?. ¿Cómo es que aquel podía
enviar cartas y todo en medio de un golpe de estado?, ¿quién llevaba esas cartas
desde una isla hasta Caracas?. A mi parecer, y perdonen mi incredulidad, ese
golpe de estado no fue más que UNA FARSA para fabricar esa imagen de un
gobernante aclamado por el pueblo. Fué ahí donde comenzó todo el mito: “El Comandante del
Pueblo, Todo 11 tiene su 13, El pueblo rescató al comandante” y todas esas
frases prefabricadas completamente fuera de la lógica humana. Ningún militar
del mundo que esté dispuesto a derrocar un gobierno libera al derrocado después
de haberlo tumbado para que este vuelva al poder y cobre venganza. Eso no pasa
ni en las películas señores míos.
Pero, ¿para qué
serviría esta estratagema satánica? Fácil: Con este hecho, el gobierno tendría
en primer lugar “fichados” a todos los miembros y simpatizantes de la oposición
que de una u otra manera podrían colaborar con cualquier intento de golpe en el
futuro, a traidores que ante un evento como ese o una posible confabulación
trataran de tomar partido y se aliaran con los “enemigos”. Prueba de esto es la
persecución a Leopoldo López, a Capriles y a aquellos que participaron de una u
otra manera en aquellos hechos.
En segundo lugar,
con estos hechos y la correcta manipulación mediática que el gobierno puede
hacer, apoyado en los cientos de medios que controla y posee, no es nada
difícil crear una matriz de opinión dentro de la población menos “pensante” (y
que es la mayoría, lamentablemente) y establecer la idea de que aquel
comandante era un ser de verdad “amado por el pueblo” y aceptado por una gran
mayoría, puesto que la gente se jugó la vida en las calles para que el
comandante regresara. Eso no es más que patraña. Pero mucho más importante: en
el seno de la FFAA, en la que ya se hablaba de posibles levantamientos contra
el gobierno, se infunde con estos hechos que gestar una revuelta que pretenda
derrocar al gobierno es perder tiempo, puesto que están ante un gobierno “invencible”
porque ya no es un presidente el que manda, sino “un pueblo”. Inteligente
estrategia. La misma que utilizan los entrenadores de elefantes, que desde que
son jóvenes le mantienen atado con una pequeña cuerdita al pie. El elefante
crece y piensa que nunca podrá romper la cuerdita, y así su espíritu se rinde y
deja de intentar. Hacer esto implica llevar a la mente del militar una paradoja
de carrera: Debo tumbar un gobierno que oprime para defender al pueblo? O derrocar
a este gobierno atenta contra el pueblo?
Pero no solo con
estrategias de adoctrinamiento se puede lograr una base que sostenga un
gobierno cada vez más descarado en su corrupción y en su naturaleza represiva.
Como dije al comienzo: Se necesitan ARMAS. He ahí el papel que juegan los
sectores más ortodoxos seguidores ya no de una ideología, sino de un “proyecto”
de gobierno, un “proyecto de país” que les promete más que dinero o cargos algo
que el hombre ansía ante todo: PODER.
Así se crean frentes armados que se
supone trabajan de la mano con las FFAA constitucionales, pero que a claras
luces no responden a estas, sino directamente a un mandatario que no sabemos
realmente quien es, y cuya función real no es otra que funcionar como
contingente ante una eventual revuelta militar contra el mismo gobierno. Si.
Bienvenida la Milicia: El Pueblo soberano en Armas. Una suerte de FFAA al
servicio privado del gobierno. Paramilitares. Serán estas milicias las que se
enfrentarán como mercenarios contra nuestros soldados a la hora de un eventual
levantamiento. ¿Y cómo se sienten? Como un regimiento de Rambos y Terminators.
Bien lo dijo Maquiavelo: Dale poder a un Don Nadie y conoce al peor tirano.
Este proceso de
formación de milicias armadas y mercenarias que el gobierno ha llevado a cabo a
lo largo de años no es nada casual. Responde obviamente a un plan de blindaje
que asegurará el poder por tiempo indefinido. Es así como llegamos a un CNE “irreversible”
e “inauditable”, a un general Reverol execrado al denunciar la presencia de
145.000 cubanos en las FFAA, un ex ministro de defensa preso por no comulgar
con esos planes macabros de poder, y un sinfín de muestras de autoritarismo
obvio: Afiuni, Mazuco, Simonovis, Franklin Britto, etc.
Y es que no es de
extrañar este proceder en un gobierno dictatorial disfrazado de demócrata, pues
la única manera de mantenerse es precisamente así, moviéndose en lo gris. Por
eso nuestros “amigos” son países miserables que se dedican de manera abierta a
vivir de nuestra tierra, como es el caso de Bolivia, que descaradamente
solicita a Venezuela, en medio de una de las peores crisis económicas de su
historia, que le regale 9 aviones. Y Venezuela lo hizo. Pero ¿por qué? ¿Que ganamos?
Fácil: credibilidad internacional, votos en la ONU, OEA, UNASUR, etc. Y poder
en esferas internacionales. UNASUR no se mueve sin el consentimiento de
Venezuela por ejemplo.
Pero además de
estos movimientos “grises”, este gobierno ha sabido buscar “asesoramiento” de
aquellos que ya saben como se mueve el maní, y es entonces que aparecen “amiguis”
como Irán, Corea del Norte, Cuba, Bielorrusia, China, etc. Todos con historia
de fuerte represión y regímenes de décadas. No es casual que este gobierno se
declare “amigo” de las FARC, de ETA, y de los grupos radicales terroristas más
famosos del mundo. A estas alturas, Venezuela no se ha pronunciado en la ONU
sobre el caso de Siria y apoya abiertamente los bombardeos de Israel a
Palestina.
Ahora bien. Se
preguntará usted: ¿Qué pasará ahora?. Pues lo que sucederá es lo que le ha
pasado a los grandes dictadores. El régimen cae a velocidad vertiginosa. Por qué?
Porque el “líder” de este movimiento ya no está, y su “heredero” no solo no cuenta
con la inteligencia ni el asesoramiento necesario para mantenerse, sino que
tiene en contra algo muy fuerte: su propio circulo. El poder tiene como detalle
curioso que para poderlo mantener, el “dueño del poder” debe ser siempre
incuestionable e inflexible. Debe ser sencillamente “irreprochable” a costa de
fuertes represiones. Nunca un cabo responderá o cuestionará la orden de un
Coronel, por muy en contra que esté de esta, y no solo porque aquel es de más
rango, sino por temor a un castigo desmedido del que nadie le defenderá.
Nuevamente, y con el tiempo, se afianza la técnica del domador de elefantes.
Este gobierno se ha basado en ciertos
principios militares. A tal medida que el lenguaje usado por la “revolución”
solo responde a “unidades de batalla”, “guerrillas comunicacionales”, “ataques
de prensa”, “guerra mediatica” etc: el principio militar bélico. Pero el heredero
NO ES MILITAR, y el circulo que le rodea si lo es.
Es difícil aceptar
que el sector castrense que se ha jugado tanto a lo largo de estos años, y
muchos de cuyos miembros participaron en las intentonas fallidas de las que
salen estos nuevos “seudo héroes”, se hinquen ahora al mandato absoluto de un
chofer de bus que no tiene mayor crédito en la vida para ser presidente que
haber estado por unos pocos años aguantando lepes del “comandante supremo”, mientras
muchos de ellos pusieron en riesgo su vida y a sus familias por lo que ahora
están donde están.
Para este
gobierno, las FFAA son un arma de doble filo, pues aunque están ahí, supuestamente
al servicio de un gobernante que saben “ilegítimo” y que pide le vean como uno
de ellos, el fantasma de un golpe de estado en cualquier momento le atormenta
sin descanso. Es obvio que la FFAA no están contentas. Ya el audio de Silva
dejó al descubierto que en las altas esferas de poder se oyen rumores de golpe,
y la paranoia de Maduro ante conspiraciones en todas partes y de todo el mundo
no hace más que darme la razón. NO HAY CONTROL DEL GOBIERNO SOBRE LAS FFAA.
¿Pero que frena
el golpe entonces? Obviamente un golpe de estado no es solo sacar al presidente
de un país. Existen fuertes repercusiones políticas, económicas y sociales que
se pueden desatar sin control ante una situación así. De darse un golpe, los
adeptos del gobierno (si… sorprendentemente aún hay) protestarán, los
opositores también, y le tocará a la fuerza armada salir a mantener el orden y
a enfrentarse a milicias armadas, a cuerpos policiales y de seguridad ciudadana,
etc, unas en contra de estos y otras a
favor de aquellos. Seamos claros: en solo horas encontraremos miles de
cadáveres en las calles. Internacionalmente esto no solo nos perjudicará,
puesto que se prestaría la situación no a una intervención extranjera, como el
gobierno insiste en hacer creer a los más crédulos (si eso fuera así Siria,
Egipto y Libia estarían invadidas desde hace 2 años, y es obvio que si la
intervención se hiciera, el ejército venezolano, que fue secuestrado por
Indígenas Pemónes en 2 oportunidades, difícilmente podría detener un ataque
Americano, de la OTAN o de los cascos azules de la ONU) sino a la
implementación de sanciones internacionales de orden económico, lo cual
terminaría de destruir lo poco que nos queda de país. Eso tampoco beneficiaría
al gobierno emergente de la insurrección, quien además sería calificado de
ilegítimo ante la comunidad internacional, anulando así cualquier posibilidad
de negociaciones o acuerdos.
Claramente, sectores de las FFAA y otros están
armando la estrategia más acertada que podemos tener para salir de esta crisis
sin necesidad de disparar una sola bala:
buscar la “claudicación del gobierno”. Pero esto no es fácil de lograr.
Sin embargo, hay tantos interesados en esto, que podemos apreciar hoy
grabaciones insólitas de cosas tan bizarras que rayan en lo ridículo y que solo
denotan el hambre de poder de unos y otros, que ante la ausencia de aquel que
los controlaba se traicionan entre si buscando ampliar la cuota que ya tiene.
Aquí enlaces de algunas de esas grabaciones:
Mario Silva y
Aramis Palacios:
Dip. Heliodoro Quintero y Wilmer Ruperti
Reunión cerrada de Min. R. Ramirez y ministros de Misión
Vivienda
Estas grabaciones
no son más que el resultado de una administración de estado que lejos de
priorizar el bienestar del pueblo, da prioridad a “cuotas de poder” y matices
de gris para mantenerlo. Resultado? “No hay ya ni con que limpiarse el culo”. Pero
si algo hay seguro es esto: las horas de este régimen están contadas.
Estamos en otro nivel de conciencia, todo fluye, y lo que no es real se desvanece...
ResponderEliminar