Sr. Presidente Hugo Chávez.
Le escribo esta carta hoy esperanzado en la idea que llegará a sus
manos.
Quiero que sepa que soy un opositor de su sistema de gobierno, el
cual aún no termino de comprender, pero lejos de lo que piensa, no le deseo la
muerte. Debo reconocer que en su gobierno ciertamente han florecido esperanzas
y sueños de muchos que estaban perdidos, que estaban resignados, y hoy
nuevamente tienen sueños. Lamentablemente esas esperanzas se convirtieron
con el pasar de los años en solo eso: esperanzas.
Señor presidente, ¿recuerda usted como en el año 2000, recién
electo, usted vendió los aviones de PDVSA porque solo servían para "dar
colitas" a los ejecutivos?. ¿Recuerda cómo aseguró que con solo 6
ministerios se podía gobernar? ¿Qué pasó con esos ideales?, ¿como es que se
convirtió de pronto en un aspirante a Emperador? y disculpe que se lo diga,
pero alguien debe hacerlo.
Hoy vive usted un momento muy lamentable, tanto por su salud como
por su espíritu. Pero peor lo debe estar pasando su familia, puesto que sin
importar quien sea, la familia siempre ama y sufre por los suyos. Ojalá su
familia lo ame de corazón y no por intereses terceros. Eso lo sabrá usted. Pero
puede estar seguro que si alguien la pasa mal con su situación es esa corte de
serviles que le rodean. Esos que son incapaces de decirle la verdad por miedo a
represalias y solo asienten con la cabeza y una sonrisa hipócrita ante
cualquier cosa que usted diga. ¿Cree usted de verdad que eso es sano?, ¿cree usted
que vale la pena vivir rodeado de serviles en lugar de gente competente? Si es así, usted
y yo diferimos mucho en ideas comandante.
Reconozco que no sé nada de política, y que gobernar un país no debe ser cosa fácil, pero la lógica me dice que para lograr eficiencia hace falta gente eficaz. ¿Puede entonces, según usted, un chofer de bus ser Canciller, Vicepresidente y figura a seguir "únicamente por que usted lo dice"?, ¿tiene algún merito ganado para eso?, ¿lo puede hacer mejor que un Lic. en Relaciones Exteriores o relaciones internacionales que al menos hable inglés como lo hace cualquier otro canciller del mundo?. Discúlpeme por diferir en su optimismo "revolucionario". Y es que esto que usted llama revolución no es más que una farsa para mantener en el poder a una muy corta lista de personas que usted directamente beneficia.
La soberbia, señor presidente, es un pecado capital. Hoy usted se
debe sentir mortal, ahí, en una cama con tubos y vías por todas partes sin
poder hacer nada. Completamente frágil, adolorido, dependiente. Y es que el más
grande de los poderes no nos hace súper humanos. Lamento mucho que esté usted
en esa situación. Mucho más lamento que se deba llegar a esos extremos para
darse cuenta de las cosas. Pero no hablo en ese sentido de que
"usted" se de cuenta de las cosas, sino de los millones de
venezolanos que pensaron que usted era inmortal, como usted mismo hizo decir a
muchos de sus seguidores: "CHAVEZ PARA SIEMPRE", como si
hasta la muerte estuviera subordinada a sus caprichos. Usted sigue insultando,
agrediendo, amenazando a todos los que no estamos de acuerdo con su manera de
gobernar. Aún en las puertas de la muerte usted insiste en el odio que ha
sembrado a lo largo de su gobierno. Antes de usted, los venezolanos convivíamos
sin importar nuestras tendencias filosófico políticas. Eso desapareció con su
persona. Lo hemos visto convertirse de un soldado flaco y desgarbado que estuvo
preso por intentar fallidamente en 2 oportunidades tumbar un gobierno legitimo,
en un aspirante a Dios, gordo, soberbio y mezquino, pero ante todo cínico y
mentiroso.
Señor presidente, usted ha querido pasar a la historia como un
Bolívar, o incluso más que un Bolívar, y en función de eso ha alimentado de
manera insana un ego personal que lo ha convertido en un ser vil que justifica
cualquier medio para llegar al objetivo. Y tanto se encegueció que ahora el
cáncer lo come vivo por no haber siquiera seguido un tratamiento como debe ser
en el momento que pudo hacerlo. Prefirió hacerse todo en Cuba por que desconfía
de nuestros propios médicos, de nuestra gente, de la que usted dice
supuestamente estar salvando. Usted ha preferido que familias enteras queden en
la calle, sin trabajo, sin futuro, sin esperanzas solo porque su firma aparece
en la lista de Tascón y así amedrentar a los que le oponen, pero habla de
"amor al pueblo y a la patria". Usted ha preferido expropiar y no
pagar las expropiaciones de millones de venezolanos que trabajaron sus tierras,
sus locales, sus edificios, solo para dejar en claro que usted es el que tiene
el poder, pero habla de "viviendas y felicidad para el pueblo". Usted
señor presidente, ha preferido que sus eunucos se llenen los bolsillos de
manera descarada ante un pueblo hambriento y sin empleo que debe salir a la
calle a convertirse en buhonero porque no consigue trabajo en lugar de crear
nuevas empresas, nuevas inversiones que hagan crecer al país. Usted señor
presidente ha dejado morir en manos del hampa a MILLONES de venezolanos por que
en lugar de crear seguridad ha preferido invertir MILLARDOS de dólares en armas
que probablemente terminen siendo disparadas contra nosotros mismos, ese mismo
pueblo que cada día sale a trabajar y "a echar pa´lante". Usted ha
preferido mantener tras la rejas a venezolanos que usted sabe inocentes solo
por que adversan sus ideales, pero pide para usted y los suyos "justicia y entendimiento". Usted ha
dejado morir personas de hambre solo para no ceder y devolverle las tierras que
injustamente usted mismo le robó... recuerda a Franklin Britto?, ¿recuerda el
dolor en el rostro de sus hijos al ver que su padre moriría defendiendo la
verdad y la justicia como no lo había hecho nadie antes en este país?, ¿supone
usted señor presidente lo que puede sentir un hijo o una hija al saber que su
padre está muriendo frente a sus ojos de manera voluntaria para demostrar que
la verdad y la justicia lo valen todo?... usted no es capaz de morir con
dignidad ni siquiera... ¿Recuerda usted como su ministro Izarra se burlaba
de Britto diciendo que le "olía a formol"? De seguro a usted no lo
examinan como han examinado a la doctora Afiuni desnudandola frente a 20
guardias nacionales armados como si fuera una delincuente llena de dinamita solo
para mostrar que usted puede humillar de la manera más descarada e inhumana sin
pagar... No puede entonces, señor presidente, si es usted de verdad
creyente de Dios, aspirar el perdón de sus pecados y la absolución de ellos. Ya
no hay bulas papales señor Chávez. Y aún y cuando las hubiese, no tiene usted
con que pagar una bula que le borre esos pecados.
Usted ha alimentado el odio y el resentimiento de un país en aras
de mantenerse en el poder, sin importar las consecuencias de eso. Ha engañado a
los más humildes haciéndoles pensar que les resuelve la vida con migajas en
lugar de enseñarlos a progresar de verdad. Sus misiones no sirvieron de nada
más que para acostumbrar a millones de personas a recibir una miseria cada tres
meses como si fuera una gloria. Ni un profesional de verdad ha salido de sus
centros educativos. Usted, presidente, solo ha alimentado miserias. Su MERCAL
no es más que una ilusión en la que de vez en cuando hay pollo y otra vez hay
carne. Pero para mantenerlo ha quebrado a cientos de productores nacionales que
además de producir generaban empleos. ¿Por que no incentivar la producción
nacional?... ¿No será que a usted le conviene tener al pueblo en miseria para
poder controlarlo siempre?
Señor presidente, usted está hoy en Cuba, en el más profundo
secretismo, muriendo entre cuatro paredes mientras casi 30 millones de
venezolanos estamos esperando noticias de verdad que usted se niega a dar. Sus
seguidores más cercanos hoy se disputan como buitres de la manera más primitiva
cuotas de poder a la espera de que usted muera por fin. Parece que revolotean
sobre usted esperando que sea finalmente un cadáver. ¿Para qué le sirvieron tantos sacrificios como su esposa, su familia, su vida…?
Usted pasará a la historia, efectivamente, señor presidente, pero me
temo que no lo hará como usted piensa o quiere. Lo recordaremos como aquel que
con los mayores ingresos petroleros de la historia de nuestro país nos sumió en
la más grande pobreza. Pasará a ser recordado como el presidente que nos hizo
importar el 70% de la comida que consumimos porque nuestra producción interna
prácticamente desapareció ante su administración y represalias políticas. Será
recordado como el presidente que se convirtió en el primer comprador de armas
de España mientras su pueblo aún vivía en cientos de refugios, si es que se les
puede llamar así. Usted será recordado como el gobernante que para sentirse
poderoso regalaba millones de dólares a otros países mientras aquí se adeudan
millones de bolívares a empleados y jubilados que esperan sus prestaciones
desde hace hasta 25 años. Usted será recordado como el que propició que para
conseguir un empleo se tenga que presentar un carnet del PSUV. Usted será aquel
que dejó morir a Frankiln Britto, el que mantuvo preso sin juicio a Iván Simonovis,
a María Afiuni. Usted será el que hipotecó nuestro país a los chinos. El que le
regaló nuestras riquezas a Cuba y a cientos de países. Será el que ha hecho
desaparecer 60% de nuestras industrias, el que hizo que desapareciera el
cemento, la cabilla, el pollo, el aceite. Será el que obligó, por primera vez
en la historia, a nuestro pueblo a hacer colas bajo el sol para comprar 1 pollo
y 1 leche. Será recordado como el presidente que hizo de lo que una vez fué
llamado "la Venezuela Saudita" se convirtiera en un país con tanta
miseria que comprar papel de baño sea un lujo. Será recordado como el que nos
obligó a bañarnos con "totumas", a cepillarnos los dientes con jabón,
a vivir con luz de velas... Eso es usted.
Hoy, señor Chávez, no le deseo la muerte, sino una pronta
recuperación y larga vida, con la esperanza que al hacerlo se dé cuenta de lo
atroz que ha resultado usted para nuestro país. Con la esperanza que se
arrepienta de lo terrible, lo NAZI, lo indecible y satánico que su gestión
"revolucionaria" ha sido para nuestro noble pueblo, que aún hoy,
sumido en el hambre más grande de su historia, lo apoya aún. Esta tierra es
grande. Ojalá la conciencia le nazca de nuevo, pues es obvio que hace tiempo la
mató. Ojalá esto sea para bien. Pero como usted mismo lo ha dicho en miles de
oportunidades, su vida no depende de usted, ni de nosotros. Que sea su Dios el
que lo juzgue, lo perdone y le devuelva la fuerza si cree que lo merece. Hasta
la victoria siempre Comandante. Y que su Dios lo perdone.
José Calabrés.
Trujillo- Venezuela