sábado, 11 de octubre de 2025

El Nobel de la Paz 2025


El 10 de octubre de 2025 amanecimos con una noticia que estremeció de emoción a millones de venezolanos dentro y fuera del país: el Premio Nobel de la Paz fue otorgado a una mujer venezolana, María Corina Machado.


Es el segundo Premio Nobel que recibe Venezuela en toda su historia. El primero fue concedido en 1980 al científico Baruj Benacerraf, por sus descubrimientos sobre la inmunología y los genes que controlan la respuesta del sistema inmune. Aunque Benacerraf nació en Caracas, desarrolló la mayor parte de su vida profesional en Estados Unidos. Aun así, su logro fue celebrado como un hito para la ciencia y para el gentilicio venezolano.

Hoy, más de cuatro décadas después, otro nombre venezolano se inscribe en la historia, pero en circunstancias muy distintas y profundamente simbólicas. María Corina Machado no recibió su Nobel en una ceremonia solemne ni entre aplausos internacionales, como suelen recibir este tipo de premios otros ganadores, sino desde la clandestinidad, escondida, por la persecución de un régimen que convirtió al país en el sueño cumplido de Pablo Escobar: un cartel de narcotráfico con rango presidencial.


Es la primera vez en la historia del Premio Nobel de la Paz que una persona lo recibe mientras se encuentra oculta por la amenaza de ser encarcelada o asesinada por un gobierno (o por un Cartel de drogas, como en este caso).

A diferencia de muchos líderes que, frente al peligro, optaron por el exilio, María Corina Machado ha decidido permanecer en su país. Pudo escapar. Pudo hacerlo muchas veces. Pero eligió seguir luchando desde Venezuela, caminando sobre la delgada línea entre la vida y la muerte, para mantener viva la llama de la libertad. Su decisión no solo es un acto de coraje personal, sino también una lección moral para toda una generación que ha visto cómo los verdaderos cobardes se parapetan detrás de “anillos de seguridad” y ejércitos de mercenarios que les “protegen” de posibles atentados de civiles desarmados que gritan a todo pulmón: “LIBERTAD!”.

Este premio, más allá del prestigio que otorga o del orgullo nacional que despierta, es un reconocimiento al valor de una mujer que ha dicho la verdad sin titubear durante casi tres décadas. Es el eco de aquella frase que resonó como una bofetada en el rostro del poder hace caso 20 años: “Expropiar es robar.” Es un homenaje a la valentía y a las voces que se levantan para defender lo justo, la verdad y denunciar, incluso cuando eso pone en peligro la vida misma. Hay que ser valiente para hacer eso escudándose solo con la palabra y no con armas y amenazas, cono lo hacen los cobardes del narco regimen.

El Nobel de la Paz 2025 honra a la mujer que desafió a una narcodictadura con votos, frente a ejércitos mercenarios; la mujer que organizó una elección ciudadana y presentó —en menos de 24 horas— millones de actas que dejaron en evidencia el fraude más descarado de la historia del continente americano. Y lo hizo mientras era perseguida, acosada y amenazada por un régimen que teme más a la verdad que a las balas. Estamos hablando del mismo régimen que obligó a Edmundo González a irse del país y secuestró a su yerno. El mismo régimen que tiene a sus propios hijos viviendo como príncipes en el exterior mientras en Venezuela hay gente que busca comida en la basura.

La llamada del Comité del Nobel llegó en plena madrugada. A un lado de la línea, la voz del director del comité, conmovido hasta las lágrimas, le anunciaba a María Corina que había sido elegida ganadora del Premio Nobel de la Paz. Al otro lado, la voz perpleja de una María Corina en plena madrugada no dejaba de tartamudear: “no puede ser”. Por primera vez en la historia, el anuncio se hacía a alguien que debía ocultarse para seguir con vida. Por primera vez se otorgó el premio a alguien que puede ser asesinada o torturada por “hablar”.

Fue una llamada breve, pero histórica. Una llamada que, más allá de su simbolismo, reivindica la dignidad de un país que, pese a la oscuridad, sigue creyendo en la luz. 

Ahora, Venezuela no solo es noticia otra vez. No por ser la cuna del Tren de Aragua, legado del régimen, sino por la lucha digna de la democracia y la libertad bajo la figura de una mujer de hierro que por MUCHO supera en valentía a los cobardes de un régimen moribundo al que le faltan las “bolas” que a María Corina le sobran.



El Nobel de la Paz 2025

El 10 de octubre de 2025 amanecimos con una noticia que estremeció de emoción a millones de venezolanos dentro y fuera del país: el Premio ...