lunes, 23 de abril de 2018

BOLCHEVIQUES COMUNISTAS EN LATINOAMERICA Y MENTIRAS REVOLUCIONARIAS

Tomás Serrano

La historia nos muestra que muchos acontecimientos del pasado fueron errores fatales para la civilización y que no deberían cometerse de nuevo. Eso nos muestra la historia. Que volvamos a tropezar con los mismos errores una y otra vez no habla muy bien de nuestras capacidades racionales y evolutivas como especie. En el caso de la política, al parecer, falta mucho por aprender.

Decía Baltasar Gracián, escritor español nacido en 1601, en su libro “El Criticón”, que “más vale ser líder de ignorantes, que de sabios, pues en cada pueblo hay solo un sabio, o quizá dos, mientras que los ignorantes, son el resto”. Al parecer, la ignorancia sigue carcomiendo lo mas profundo de nuestras sociedades, al punto de seguir guiando el ideal de los que quieren ser privilegiados, pero no por esfuerzo o mérito, sino por participación partidista, dentro de la estructura de las naciones. Aprovechadores de situación, en pocas palabras, abanderados de “revoluciones” que terminan siendo cualquier atrocidad, excepto una revolución de provecho.


Suelen este tipo de comportamientos, apoyarse en movimientos mitológicos mesiánicos en los que siempre se alude a un “protagonista superior” de capacidades casi divinas y a los que se atribuyen cualquier cantidad de bondades. Esto se ha repetido a lo largo de la historia de las civilizaciones en demasiadas ocasiones. Sin embargo, y para ir concretando la idea, tal vez uno de los casos más emblemáticos de la puesta en practica de “legados mesiánicos” al calco y copia más descarados quizá sea el del modelo comunista ruso bolchevique que se trata de implementar en Latinoamérica y que erige siempre a personajes como Lenin y Marx como héroes, y a personajes mas actuales a los que se trata de divinizar para hacerles infalibles en la memoria y conciencia del colectivo mas ignorante, como lo es el caso de Hugo Chávez en Venezuela y los hermanos Castro en Cuba, ambos, líderes de la destrucción de pueblos enteros y sumisión en la miseria más grande del continente americano en sus últimos 200 años republicanos.

En esta comparativa, me he topado con algunos comentarios realizados por el escritor Guillermo Cortázar y que fueron publicados en la sección La Tribuna de la pagina ElEspectador.com el 25 de octubre de 2017 y que me han parecido sumamente a tono con lo que he expuesto anteriormente, por lo que traigo a colación parte de esos comentarios y comparo con algunos ejemplos latinoamericanos.

Comencemos, por quien fue Lenin, el abanderado de los izquierdistas:

Entre febrero y octubre de 1917, la ciudad de San Petersburgo se vio sometida a una gran tensión y ansiedad debido a los errores del gobierno provisional liberal-democrático de Aleksander Kérenski y las tácticas golpistas de los bolcheviques. Los bolcheviques eran una facción minoritaria del partido socialdemócrata ruso. Su jefe, Lenin, un revolucionario profesional, no dudaba en mentir, disimular y tergiversar hasta el paroxismo aprovechando los errores y debilidades del gobierno provisional.

El engaño más hábil y duradero de los comunistas (que ha acompañado durante cien años a la mitología de izquierdas) es que la toma del Palacio de Invierno, el 25 de octubre de 1917, sede del gobierno, fue una revolución llevada a cabo por un movimiento popular de obreros y campesinos. Una revolución por la “paz, tierra y pan” frente a un gobierno que pretendía el retorno del zarismo. Notemos en especial el simbolismo y el paralelismo que se trata de hacer entre estos hechos y en el caso del comunismo latinoamericano con casos como el de Chávez en Venezuela, que, en 2002, tras haber sido derrocado, se convirtió en una suerte de mito que aseguraba que el derrocado fue regresado al gobierno gracias al pueblo, haciendo un claro paralelismo a la mitología impuesta el siglo pasado por Lenin. Caso similar el fallido intento de restauración de Manuel Zelaya tras su derrocamiento en Honduras en 2009.) La verdad es que Chavez fue derrocado por MILITARES de su propio gobierno, y devuelto por MILITARES de su propio gobierno. Nada tuvo que ver ningún pueblo.

Por supuesto, después de 1917, la dictadura comunista no suministró ni paz, ni tierra, ni pan, sino todo lo contrario.

Aunque muchos intentan identificar a Lenin y a la “revolución de octubre” con el fin del zarismo, la verdad es que Lenin se enteró por la prensa, en Suiza, de la abdicación del zar y regresó a Rusia para derrocar un gobierno democrático gracias a un acuerdo con el káiser alemán. En pocas palabras, Lenin negoció con extranjeros par que le apoyaran en un derrocamiento del gobierno legítimo de su propio país.

La revolución de febrero de 1917 había sido el resultado del descontento de la población de las ciudades, con una línea de mando del ejército quebrada, que se negó a reprimir las manifestaciones populares por el desabastecimiento de San Petersburgo. Como siempre, las “revoluciones” basan su ideario en la máscara de la defensa popular y los derechos “del pueblo”, ofreciendo un futuro mas esperanzador que nunca llega. El libreto siempre es el mismo. Hitler repetiría ese libreto y ese discurso varias décadas después en Alemania.

En febrero, no había un plan preconcebido, un liderazgo ni organización que hubiera preparado la caída del Zar. En este sentido la revolución rusa de febrero de 1917 se pareció a la revolución francesa de 1789, desorganizada y espontánea y en una dirección liberal. Ambas revoluciones derivaron hacia el terror, ejercido desde el poder, con ríos de sangre; la francesa en 1793-1794; la rusa, a partir de octubre de 1917.

El gobierno provisional ruso en febrero llenó un vacío de poder y estaba legitimado por un parlamento democrático, la Duma. Los huelguistas se organizaron en consejos de soldados, obreros y campesinos (soviets) y constituyeron un poder paralelo que se propuso apoyar el nuevo orden revolucionario anti-zarista (se entendía por tal, el nuevo régimen democrático, que en el caso del comunismo latinoamericano es llamado “Anti-imperialista”, pero que a efectos prácticos no es mas que la copia al calco del fracasado comunismo ruso) y vigilar que las reformas políticas no fueran traicionadas. El gobierno provisional convocó elecciones para una asamblea constituyente el 12 de noviembre de 1917, con el fin de redactar una nueva constitución, decidir la forma de estado y nombrar un nuevo gobierno plenamente legitimado y democrático. El paralelismo con la Alemania Nazi y la Venezuela de hoy no deja de ser impresionante.

Ante esa amenaza democrática, Lenin, convencido de que no iba a ganar las elecciones, decidió dar el golpe de Estado definitivo antes de los comicios de noviembre.

Entre el 3 y el 5 de julio, los bolcheviques dieron un primer golpe de Estado que fracasó. El gobierno encarceló a dieciocho dirigentes bolcheviques (entre ellos, a Trotski) pero Lenin logró huir a Finlandia. Antes del golpe se había ocultado por el temor a ser detenido. El gobierno provisional tenía pruebas y testimonios de la financiación de Alemania a los bolcheviques y más directamente a Lenin, a través de su agente en Estocolmo, Ganetski. Desde entonces y hasta la víspera del golpe del 25 de octubre, Lenin vivió en Finlandia o en la clandestinidad. Notese de nuevo el paralelismo entre los intentos fracasados de golpes de estado realizados por Hitler en Alemania, y Chavez en Venezuela.

Kérenski, líder del gobierno ruso, creía que Kornilov, el militar de mayor prestigio en el imperio, estaba llamado a desplazarle del poder. Esta idea en la cabeza del gobierno, sirvió a Lenin y a los bocheviques para reforzarse y acusar a Kérenski de connivencia con los zaristas y dirigir en adelante, por medio de Trostki, el Comité de Defensa Militar del Soviet. Siempre se habla en este tipo de modelos de “traiciones y componendas”.

Kérenski apresó a Kornilov, y en un acto paradójico y suicida, entregó cuarenta mil fusiles al soviet de San Petersburgo, en un deseo de congraciarse con la izquierda revolucionaria. Se liberaron decenas de bolcheviques golpistas como acto de buena fe, entre ellos, a Troski, golpista que lideraría a los bolcheviques junto a Lenin, escondido en Finlandia huyendo de la cárcel. En Venezuela el gobierno a apresado a cientos de militares bajo sospecha de conspiración al tiempo que ha armado grupos paramilitares llamados colectivos, seguramente con la idea de crear una suerte de ejercito mercenario paralelo que se enfrente al ejercito regular en caso de un levantamiento institucional, como intentó en su momento Kérenski.

Puestas así las cosas, con un gobierno muy debilitado y liberados todos los dirigentes bolcheviques, Lenin fijó la noche del 24 de octubre para ocupar los lugares estratégicos de la ciudad (estaciones, correos, telégrafo, central telefónica, imprentas) y salvo una pequeña resistencia en el Palacio de Invierno, vencida en pocas horas, el poder pasó al partido bolchevique sin que la ciudad percibiera una gran conmoción. Kérenski apeló a los regimientos de la guarnición fuera de la ciudad, pero estos, seguidores de Kornilov, injustamente apresado y humillado, no atendieron su orden de movilización: fin de Kérenski. Fin de la libertad en Rusia.

Dos días después de tomar el poder, Lenin decretó el cierre de todos los periódicos salvo la prensa del partido bolchevique y del soviet, Pravda e Istzvestia. Venezuela ha suprimido gran cantidad de medios de comunicación, mientras que chantajea a otros, negándoles el papel o los insumos para imprimir, otorgamiento de concesiones, e incluso multando medios por conceptos legales difusos. Caso similar se trató de implementar en Ecuador bajo el gobierno de Rafael Correa, y por supuesto, en Cuba, donde solo existen periódicos y medios de apoyo al régimen.

Mientras en las calles había una apariencia de continuidad y normalidad, el poder comunista montó rápidamente una nueva policía política, la “Checa”, con poderes extraordinarios. En Venezuela, esta lo que llaman el SEBIN (Servicio Bolivariano de Inteligencia) o el G2 en Cuba, las SS de la Alemania Nazi o la Seguridad Nacional de Pérez Jiménez en Venezuela.

La temible Ojrama (policía política del zar) pasó a ser casi el recuerdo de una institución benéfica comparada con la Checa. La Ojrama era la policía política más numerosa de toda Europa con 15.000 miembros en 1917; la Checa, en apenas tres años, llegó a 250.000 miembros.

La “revolución” de Lenin y los comunistas, nació bajo la premisa de “liberar al pueblo” de la opresión. Lo mismo abanderaba Hitler. Curiosamente, mientras que en la Rusia zarista se ejecutaban un promedio de diecisiete personas al año por toda clase de delitos y a ese tipo de prácticas se oponía en teoría el comunismo bolchevique, luego de instaurado el gobierno de Lenin, entre 1918 y 1919, los “revolucionarios liberadores” ejecutaron un promedio de mil personas AL MES, sólo por delitos políticos.

En tanto la Checa hacía su trabajo, Lenin se dedicaba fervientemente a liquidar cualquier atisbo democrático de la República. El 12 de noviembre de 1917 se celebraron elecciones constituyentes convocadas previamente por la Duma (Asamblea nacional Constituyente en el caso de Venezuela). Sin embargo los bolcheviques (Lenin) perdieron las elecciones frente a los socialistas revolucionarios, el partido de Kérenski, el líder derrocado por Lenin.


El 5 de enero de 1918, la nueva Duma, reunida en sesión inaugural, hizo una primera votación en la que los bolcheviques perdieron por 138 votos contra 237. Era más de lo que Lenin podía soportar. Inmediatamente Lenin dio orden de disolución del Parlamento que no volvió a reunirse. En Venezuela, el parlamento fue desconocido por el gobierno y prácticamente anulado en funciones y declarado en “desacato”, figura legal que NO EXISTE en ningún reglamento o ley de la república. Lo mismo hizo Hitler en su momento, y lo mismo hizo recientemente el dictador Ortega en Nicaragua, e intentó hacer en Bolivia Evo Morales, infructuosamente.

La llamada Revolución de Octubre fue en realidad un golpe de Estado organizado y ordenado por Lenin, tal y como lo definió Curzio Malaparte en 1948. Cien años después es muy improbable el retorno del totalitarismo en su forma clasica. En el siglo XXI asistimos a otras tácticas golpistas neototalitarias, separatistas y populistas en países latinoamericanos esencialmente. Sin embargo, el calado del comunismo fracasado ha sido aún repelido en la mayoría de las naciones donde aún, y por suerte, el imperio de la ley sigue manteniendo cierto atisbo de peso, a excepción de Venezuela, donde la copia al calco del proyecto absolutista de Lenin ha sido implementado de manera idéntica en maneras y proceder paso a paso desde hace dos décadas. La pregunta valida es entonces: Si el comunismo de Lenin termino cayendo por su propio peso, ¿sobrevivirá el comunismo de Chávez y Maduro en Venezuela, o le espera el mismo destino?

viernes, 6 de abril de 2018

LOS LIMPIA POCETAS DE MIAMI



Hace unos días, se hizo viral el video de Nicolás Maduro refiriéndose a los emigrantes venezolanos que se encuentran en otros países “lavando pocetas”. ¿Lo dijo de manera despectiva? ¿Quizá a manera de chiste? Supongo que alguien como él, con su corta visión no pudo encontrar otro tipo de comentario para expresar la preocupación que tiene.

Me he cohibido desde hace días de hacer cualquier nota al respecto a la espera de que se me enfriara un poco el corazón. No se debe hablar con el corazón ardiendo. Es mejor esperar para pensar con cordura. Muchas veces decimos cosas que no son si nos dejamos llevar por las pasiones.

A riesgo de parecer a los ojos de muchos un apoyo al dictador, debo decir que en el fondo (muy en el fondo… casi en el centro de la tierra), Maduro, dentro de su infinita ignorancia, hizo ese desafortunado comentario con buena intención: tratar de evitar que se sigan yendo los jóvenes.

Pero algo mas preocupante es, sin embargo, el trasfondo detrás de esa frase. “LIMPIAR POCETAS”. Esa frase resume, en dos palabras, la idiosincrasia, la historia y el accionar social de toda nuestra trayectoria republicana y pre republicana como venezolanos.

No nos hagamos los santos. Fuimos MILLONES los que siempre dijimos mientras estábamos en Venezuela “prefiero pasar hambre que ir a limpiar baños afuera”. Esa fue nuestra visión siempre. Y está bien. Esa expresión que hoy nos suena tan horrible, resumía un sentimiento de resiliencia. En el fondo pensábamos que si trabajábamos más, que si protestábamos más, que si votábamos más, podríamos sacar adelante a nuestras familias. No sé si pensábamos en sacar adelante AL PAÍS. No sé. Pero ciertamente queríamos salir adelante al menos nosotros.

En un país donde comer pan se convirtió en un lujo, tener papel de baño es un privilegio, y tener un vehículo propio y andando es casi milagroso, tener un negocio propio o un cargo medianamente bien pagado es cosa de cuento de hadas. El instinto de supervivencia nos convirtió en animales básicos.
Tuvimos que llegar al punto de ver como nuestros vecinos comen restos de comida de la basura. Tuvimos que llegar al punto de no poder salir a la calle después de las 6 de la tarde para entender que con la libertad no se juega. Tuvimos que despedirnos de nuestras familias para salir a otro país a “limpiar pocetas” y enfrentarnos al peor de todos nuestros miedos, que no fue nunca otro más que “perder el orgullo” de que nos reconocieran como “algo importante”, para entender, tiempo después, que nuestro país está como está por culpa de nuestra ceguera.

“Estudia para que no seas un barrendero” fue una frase con la que todos crecimos. Como si el señor barrendero fuese un ser despreciable y digno de asco. No comprendimos nunca que gracias a él nuestras calles estaban limpias y que su trabajo, como cualquiera, no solo es necesario, sino digno y respetable como cualquier otro. Solo tener que hacer este último comentario ya denota lo obtusos que somos.

Hoy, ya no hay barrenderos. Nuestras calles son depósitos de basura que refleja años de desidia. Pero no desidia de autoridades, sino de desidia nuestra ante nuestro propio futuro, porque esos que hoy mandan, los pusimos nosotros. Y si han hecho lo que han hecho, es porque de una u otra manera, NOSOTROS los dejamos hacer. No vale decir “YO NO VOTÉ POR ESOS!”, porque nuestra desidia fue la que permitió en primer lugar que gente incapaz hubiese tenido la posibilidad de postularse a una elección. Si hubiésemos sido más consientes, NUNCA se hubiese permitido que esa gente que hoy gobierna hubiese llegado siquiera a postular sus nombres por falta de credenciales. No podemos entonces culpar a quienes votaron por ellos. No se les dio opciones.

Pero eso, solo se entiende cuando sales del circulo podrido de miseria en el que estamos hundidos como país. Mientras estamos hundidos en la desgracia, la desgracia y la miseria se nos hacen comunes e invisibles. Cotidianas. Y no las vemos. No hay con que comparar. No extrañaremos ni desearemos lo que no conocemos. Después, un día salimos y vemos que afuera NADA es como nos lo han contado.
Solo afuera nos damos cuenta de que el mundo siempre siguió girando y avanzando. En unos sitios más rápido que en otros, pero siempre avanzando. Nosotros en cambio, nos empeñamos en retroceder. Mientras en otros países se promovían avances hacia el desarrollo de tecnologías, nosotros nos quejábamos de la falta de agua, pero nos hicimos miles de chistes cuando el presidente nos mandó a “bañar con totuma”. Y entre chiste y chiste, nos terminamos bañando con tobos. Y se hizo tan normal que ya eso es lo “cotidiano”. Si hoy apareciera leche y huevos a precios bajos y llenaran los anaqueles de harina PAN, la mitad de los problemas del país se olvidarían. Así de básicos somos.

Mientras el mundo avanzó y desarrolló la medicina, a nosotros nos metieron 5.000 casitas de 40 metros cuadrados con cubanos que recetaban Paracetamol para todo, y que hicimos?... chistes… Hoy, no tenemos salud, ni hospitales… no quedó ni Paracetamol… nos acostumbramos a que no haya medicinas ni médicos.

Mientras el mundo desarrolló métodos de producción y desarrollo de alimentos, nosotros dejamos que se expropiaran millones de fincas, que se robaran los cultivos, que nos metieran chinos, cubanos e iraníes en todo y que acabaran con la producción para vendernos la suya. ¿Qué hicimos? Hicimos chistes. Para eso somos muy buenos. Para jugar. Seguimos en las playas, en las parrillas de fin de semana y en las bebederas con los amigos para montar las fotos en Instagram. No nos importó. Éramos “los dueños de las reservas de petróleo más grandes del mundo”. “Si suben los precios pues yo tengo que subir mis productos”, y así pensamos que nada importaba porque estábamos bien. 

Ahora estamos despidiéndonos de todos, porque las reservas de petróleo mas grandes del mundo no ponen comida en la mesa, ni le salvan la vida al familiar que está enfermo. Y aunque muchos siguen de “rumba” en la playa o en las parrilladas de fin de semana, ya se comienzan a dar cuenta que lo que hace unos años era normal en Venezuela, y sigue siendo normal en cualquier parte, como comprar un carro o una casa, o hacer mercado, en Venezuela son cosas imposibles. Hemos cambiado la normalidad por interminables colas para ver “que llegó”.

La verdad es, que aún en la situación en la que está Venezuela hoy, seguimos pensando en lo mismo: RESOLVER PARA MI. “Si consigo comida o medicinas estoy bien”. No pensamos en que hay que resolver para todos. No nos damos cuenta que si el vecino hace algo mal nos afecta a todos en la comunidad. Que si el vecino es malandro, hay que denunciarlo, apresarlo, o se convertirá en el azote de barrio que después nos pondrá en toque de queda a TODOS. Que si el vecino es un corrupto, debe ir preso, porque es el que se convertirá en el enchufado al que habrá que pagarle para que nos permita tener acceso a medicamentos cuando estemos enfermos. Que si nosotros no hacemos bien nuestro trabajo, el que sea, también somos parte del problema y que cuando usted lanza basura por la ventana, su carro queda limpio, pero le dañó la playa a MILES que ahora van a ir a playas sucias. Esas son las playas sucias de las que USTED también se queja, la que hace que usted culpa a la alcaldía y señale al gobierno de inepto,  pero es USTED el que sigue botando basura por la ventana.

Nuestro miedo siempre fue “no ser el barrendero”, o “el limpia pocetas” de otro. Maduro sabe que un país sin fuerza laboral no puede salir adelante. Pensar que al gobierno le conviene que se vaya la gente es ser ciego. Al gobierno le conviene gente que trabaje, que haga, que construya. Y así, cuando las cosas funcionen, puede atribuir lo bueno a su propia gestión. Así es la política. A sabiendas de que la gente está dejando el país, Maduro no ha hecho mas que referencia a algo que está instalado en la mente de todos: “Si te vas, allá vas a limpiar pocetas, pero aquí eres respetado, eres el doctor, o el licenciado, o el señor… ¿vas a perder eso para ser cachifa?”.

Hay quienes prefieren seguir siendo “el señor o la señora” que limpiar pocetas. Se sienten superiores al limpia pocetas porque consideran que aquel está humillado, sin darse cuenta que el que limpia pocetas escoge que comer, no le agacha la cara a un soldado ni mendiga un pollo, y puede salir con sus hijos a jugar en un parque sin que los maten. Pero tampoco es culpa de muchos ser así de ciegos. Es una cuestión “histórica”.

Sucede que los venezolanos somos en buena parte gente muy preparada, aunque con una autoestima destruida y un ego a años luz de la tierra. Paradójicos. Esquizofrénicos si se quiere.
Venezuela vivió durante siglos como un país sumamente rico. Fuimos hasta hace poco, conocidos como la Venezuela Saudita, haciendo referencia a nuestra riqueza económica bestial. Tan bestial, que Chávez pudo prácticamente vivir hasta su muerte de esa riqueza, comprando países enteros como si fuesen fichas de monopolio.

Nuestra casi infinita riqueza hizo que nuestras universidades fuesen gratuitas, y que sus profesores fuesen becados y preparados en las mejores universidades del mundo. Muchos grandes maestros en muchos campos fueron traídos al país para construirlo. Así, en nuestro país, cualquiera es bachiller, o técnico superior en algo, o licenciado en algo. Eso, en otros países no es tan común, ni tan barato. Nuestra educación fue por décadas, gratuita y una de las mejores del MUNDO. Como dato curioso, Guzmán Blanco en 1870 fue quien decretó la educación pública y gratuita, no Chávez (para los que piensan que el comandante eterno fue quien creo la vida y el universo).

En lo social, estábamos acostumbrados a tener una señora de servicio en la casa a diario. Varios carros en el estacionamiento. A hacer mercados de dos y tres carritos llenos. A tomar güisqui 18 años. A hacer fiestas pomposas de 15 años, o matrimonios en los clubes mas exclusivos. A las fastuosas cenas navideñas. A las vacaciones en la playa a todo dar. Pero siempre nos pareció que “lo de allá afuera es mas arrecho” y que “el gringo (que podría ser de cualquier nacionalidad e igual le decimos gringo) es mejor y sabe mas”. Nos la damos de “gran cosa”, pero agachamos la cabeza cuando viene alguien con acento extranjero. Siempre preferimos el “Levis original” al pantalón hecho en Venezuela. Esto debe ser resultado de nuestra autoestima destruida desde que los españoles golpeaban a nuestras indígenas por mirarlos directamente a los ojos. Eso nunca se superó supongo. Pero no podemos ir a ninguna parte sin esgrimir que “tenemos el mejor país del mundo y nada es mas arrecho que Cayo Sombrero”. Supongo también que es una manera psicológica de arraigarnos a algo que nos pertenece y nos recuerda lo bonito cuando estamos limpiando la poceta de alguien más.

Es el arraigo melancólico cuando enfrentamos el miedo al fracaso. Porque limpiar pocetas al parecer, es símbolo de fracaso para muchos.

Cuando salimos del país, no de vacaciones, sino a vivir, que es muy diferente, comenzamos a comprender. Nos damos cuenta de que hay que ganarse la vida, y que no importa si en Venezuela eras el ingeniero, en otro país eres “un extranjero más”, y que aunque seas Einstein, si una empresa necesita un ingeniero, contrata a uno de los MILLONES que se gradúan es las universidades de ese país cada año. No te van a buscar A TI. Pero tienes cuentas que pagar. ¿Qué vas a hacer?
Nos damos cuenta cuando salimos, que los que se quedaron están MUCHO peor que nosotros, porque tu hermano, el arquitecto, por mucho que trabaje y por muy buen cargo que tenga, no pasará de ganar en un mes lo que tu ganas en un día, y a veces, en una hora.

Nos damos cuenta que afuera, en los países donde aunque también hay problemas, las cosas funcionan, la gente respeta los semáforos. Que las tiendas tienen productos afuera y no se los roban. Nos damos cuenta que podemos ir a un parque sin que nos atraquen y en donde los juegos funcionan y no son maquinas de muerte para niños. Que podemos montarnos en el Metro sin que te aplasten y te roben. Comprendemos que dar el paso a alguien en la calle colabora a que todo esté bien. Nos damos cuenta sorprendidos que aunque la gasolina es mas cara, las calles son perfectas y que todo funciona como se supone debe funcionar. Y eso nos gusta y nos sorprende. Y es lo primero que contamos cuando llamamos por teléfono al que se quedó: “Acá te quedas loco de como las cosas funcionan! Nada de eso del policía matraquero!”. Y así, nos volvemos, muchos, ciudadanos modelos del país que nos acoge. Respetamos TODO lo que NUNCA respetamos en nuestro país.

Sigue habiendo algunos que en lugar de colaborar con las sociedades que los acogen, abonan malas conductas y vicios de Venezuela, pero esos son una minoría. Esos son los que se emborrachan cada fin de semana con un equipo de sonido a todo volumen hasta las 5 am sin respetar al vecino que descansa. Son los “vivos” que terminan siempre presos, y dejando malparados a los MILLONES que no somos como ellos. Pero es que lo malo suena mas que lo bueno, lamentablemente, y un mal ejemplo se hace mas viral que 20 buenos.

Al poco tiempo de llegar, nos damos cuenta que eso de que somos “los bellos” del continente es mentira, y que aquel titulo universitario lo puedes dejar bien guardadito en tu casa, porque de nada te va a servir al menos por unos años. Y así, llegamos a ese momento en el que alguien te dice: “Fulano esta buscando un mesero o alguien que limpie”… y llegamos entonces a vernos con el cepillo y la poceta en frente para poder pagar la renta y comer.
Hay quienes se deprimen. Muchos. Otros lo asumen como trabajo y ya. Pero indistintamente TODOS comprenden de pronto que la vida se gana es con trabajo.

De todo hay. Hay quienes lo asumen dignamente. Hay quienes se esconden y limpian baños pero cuando hablan con los amigos o familia en Venezuela, cuentan que les va muy bien “trabajando en Google”. Pobrecitos. Debe ser terrible vivir con verguenza de ser quien eres y de lo que haces.

Otros, como yo, le pedimos a Dios que esa poceta este sucia siempre para que sigan pagándote por limpiarla, porque esa poceta sucia es la bendición que paga tu casa, tu carro, tu seguro, el colegio de tus hijos, tu comida, y en Venezuela paga las medicinas de tu mamá, ayuda a tu tía, le arregla la casa a tu papá, le pagó la operación al sobrino, le mandó un celular a tu hermano, le hizo la navidad a todos, le pagó el pasaje al primo que también se va y no tenía como, ayudó al pana que aunque trabaja como loco se desespera porque no le alcanza para nada, etc. Y ahí, te das cuenta de que aquel “orgullo venezolano” no era más que una ilusión absurda.
No todas las historias son de limpiar casas y pocetas. Hay historias de otros que han llegado a trabajar en grandes empresas también, o han montado su negocio y han crecido. Pero cuando hablamos de “personas exitosas”, parece que seguimos hablando de esos que trabajan en Apple o en Hollywood. Tal vez el que ha logrado darle un poco de bienestar a su familia y ha crecido como ciudadano limpiando pocetas ha logrado ser más exitoso que el de Apple, porque al final, ¿qué es ser exitoso?.

Hay historias de los que llegamos a limpiar pocetas y ahora estamos en otra cosa y limpiamos 5 pocetas. Hay historias del que siguió limpiando pocetas tras 20 años en el país, el que hizo una empresa de limpiar pocetas y ahora tiene a 200 empleados, el que conoció al amor de su vida limpiando la poceta de una oficina. El que de limpiar pocetas se convirtió en manager de la tienda, y ahora es el jefe. El que limpia pocetas como tigre de noche y es gerente en otro sitio de día. El que desarrolló una vaina especial para limpiar pocetas y ahora tiene la patente y es millonario… hay historias de TODO, y cada una de ellas tiene mas dignidad y moral que la del incapaz que hizo millones robando, lavando, traficando o jalando bolas.

Pero es que en Venezuela crecimos con doble moral. Crecimos pensando que ser pobre es ser fracasado y ser rico es ser exitoso. Nos hacíamos los admirados cuando una mujer que limpiaba casas “graduaba a sus hijos en la universidad” y lo comentábamos en las reuniones de amigos para tomar vino y comer salchichón. En el fondo, no admirábamos nada. Era mas algo como “mira que inteligentes los monitos!”.
Crecimos con esas ínfulas de superioridad. Y esa actitud fue justamente la que hizo que cuando un militar venía en una camioneta del año a marcarnos con marcador un número en el brazo para vendernos un pollo, nos quedáramos admirados. Calladitos. Justamente por esa actitud fue que un asesino golpista vestido con traje camuflado nos metió el comunismo y todos nos quedamos callados porque “el tipo era reluciente” en sus helicópteros, o en sus excéntricas apariciones con camionetotas. Venezuela fue la tierra del “eso tienes, eso vales”.

 Así como ese ladrón calló la boca de cientos de naciones con dinero, nos tapó la boca a nosotros también, con dinero de misiones, con becas, con subsidios, con CLAP, con Mercal, con Chery, con Canaimitas y Tabletas, con gasolina subsidiada, con PDVAL, con cupos de dólares, con cooperativas, con créditos, con planes que nunca funcionaron… nos calló la boca, y nos reímos de ver a un presidente ridiculizando los protocolos de estado para ponerse a bailar salsa, o a cantar, o a insultar a otros representantes de estado. Aceptamos que nuestros gobernantes insultasen a la gente por televisión, que vejaran a nuestros ciudadanos. Nos dio risa cuando el otro tipo dijo que “habló con un pajarito” en vez de indignarnos ante tamaña ridiculización de nuestro país y exigir respeto por el gentilicio… hoy estamos recogiendo los frutos de ese silencio y de nuestra indiferencia traducida siempre “en chistes”. Porque somos el país mas feliz del mundo y si algo tenemos los venezolanos es la alegría y que a todo le sacamos un chiste. Que cómicos somos verdad?. Estamos recogiendo eso hoy.

YO NO VOTÉ POR ESOS NUNCA! Gritan muchos. Esos, que hoy se jactan de ser “preparados, mas cultos, más conocedores” y que se sienten altitonantes desde sus relucientes críticas y análisis desde pedestales morales de infinita superioridad, separados por un rio de casi divinidad que los pone en zócalos del conocimiento, son justamente mas culpables que los ignorantes que creyeron el cuento de los hoy tiranos. Y son MAS CULPABLES porque justamente, si eran los cultos, debieron ser los que establecieran los mecanismos para que NUNCA un incapaz pudiese tener siquiera la posibilidad de postularse a un cargo para el que no estaba preparado. ¿Quién sino los cultos podrían hacer algo así?. Al final, sus pedestales de indiferencia fueron los que justamente dejaron que la chusma y la ignorancia se montaran en el poder y se hiciesen con el garrote que hoy golpea a todos sin distinción. Y si algo tiene la chusma, es sentido de igualdad: no importa si eres pobre o rico, preparado o no, todos irán para peor siempre.

Lo que nos esta matando no son ni los limpia pocetas, ni la oposición, ni los chavistas. Nos sigue matando LA INDIFERENCIA. Ese monstruo que recita a diario frases como: “Que resuelva otro. Eso no es mi peo. Quien los manda a votar por ese. Mientras yo este bien. Que se jodan!. Yo tengo un pana que nos resuelve eso. Pero ofrécele una vainita ahí pa´ que te agilice eso!. Yo boté esa lata por la ventana para darle trabajo a los lateros. Yo nunca he comprado en Mercal. Haré lo que sea, pero ese CLAP de mierda no”, etc.

Que no nos indigne entonces limpiar pocetas. Pero que tampoco se convierta en bandera de orgullo, porque en primer lugar, si estamos limpiando pocetas es porque perdimos un país. Y los que no están limpiando pocetas afuera, sino que están aún atrapados en Venezuela, que entiendan que aunque mañana pongan un nuevo gobierno perfecto, las cosas no van a cambiar si no se cambia el chip de la ciudadanía, y si ese chip sigue ahí, los Maduros seguirán gobernando uno tras otro, siempre.
Algunos de los que hemos salido y siempre entendimos que las sociedades se deben a sus ciudadanos y NO a sus gobernantes, vemos el mundo de esa manera. Algunos que también han salido y han abierto los ojos a la realidad del mundo, se dan cuenta que hoy ser barrendero no es indigno, y descubren que ahora nos mira, desde la memoria, sonriendo, y con gesto de satisfacción al saber que al fin comprendimos de que se trata la vida.

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Cuando tenía unos 6 años de edad, me sentí profundamente atraído por la música. Recuerdo que en casa teníamos uno de esos equipos de sonido ...